Barnett Newman, Cathedra, 1951
Me he atrevido a escribir algunos versos. De ellos han salido unos pocos libros de poesía que se han publicado y que mis amigos los han leído con amabilidad. Según me dicen, los poemas les han gustado –no hay como tener amigos generosos–, sé que también han gustado a algunos lectores que no conozco, con estos se establece, con toda probabilidad, un apego que deriva en una especie de confraternidad lejana.
Los caminos de la poesía se bifurcan y se van diversificando, llegando a veces a lugares recónditos, allí puede encontrarse algún lector con el libro en las manos.
Comparo la movilidad de la poesía con el carácter estático de la arquitectura, mi profesión que tantos quebraderos de cabeza me ofrece. Comparo la creación poética con la tarea de proyectar una obra de arquitectónica.
A la práctica profesional de la arquitectura le he dedicado muchísimo esfuerzo, horas y horas de dibujo, de cálculo, de diseño de volúmenes, organización de espacios, composición de fachadas y resolución de problemas constructivos.
Si hubiese dedicado a la poesía una mínima parte del esfuerzo y tensión que he dedicado a la arquitectura, hubieran salido quizás unos versos más elaborados; serían sin duda diferentes y sobre todo unos poemas menos retóricos y menos banales que los que he publicado.
Ya me gustaría que mi poesía tuviera el equilibro que tiene mi arquitectura. Los edificios que he proyectado siguen en pie y sin grietas.
Y puedes estar orgulloso del hecho, Francesc. Siempre has pensado que la arquitectura ha de estar al servicio del hombre, por eso has proyectado con sobriedad y con conocimiento, para que las cosas duren; tu poesía también durará, pero a diferencia de tu arquitectura, no es menester que se elabore en encofrados, aquí está la suavidad de su textura la que hará que perdure en el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Amic Miquel, siempre he procurado que los edificios que proyectaba fueran sólidos y que se adecuaran a las necesidades de quien los iba a habitar.
EliminarCon la poesía no he pensado nunca en su solidez ni en su perdurabilidad.
Sin embargo, arquitectura y poesía tienen muchos aspectos comunes.
Salud.
Seguro que los versos se han beneficiado de tus estudios arquitectónicos.
ResponderEliminarAmigo Pedro, cualquier cosa que hagamos influye en todo lo que haremos después. En el caso de la arquitectura destaco el equilibrio, sin él, el edificio se cae.
EliminarNo se porqué se me ha comido letras en la entrada de mi anterior comentario.
ResponderEliminarHay cosas del Sr Google que no entiendo.
Perdón
La solidez, la fiabilidad y la sencillez es lo que más busco en casi todo. Intento ser persona pragmática, la poesía no ha entrado en mi vida, es otra carencia más que tengo. Me hubiera gustado ser arquitecto, pero creo que nunca hubiese sido siquiera un mal poeta. Pero los libros, lo escrito, anda revoloteando por ahí y siempre hay algún lector al que satisface, quizás dentro de 500 años alguien se emocione con tus escritos. Por eso siempre me gustaron los libros de segunda mano, determinados libros de segunda mano.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Daniel. La práctica de la arquitectura requiere esfuerzo y sentido común. Hay que aplicar unas dosis de lógica estructural para que la construcción se sostenga. En la poesía, en mi opinión, ocurre más o menos lo mismo. En todo proyecto de arquitectura, además de los planos y los cálculos, tienes que redactar muchas páginas (memorias, justificaciones de normativas técnica y urbanísticas, redacción de partidas...) todo con una precisión rigurosísima. Creo que esto proporciona una manera de pensar que ayuda a la práctica poética.
EliminarNo sé qué pasará con mis libros, probablemente acaben en algún vertedero autorizado o quizás olvidados y cubiertos de polvo detrás de alguna arpa.
Un saludo.
Dos facetas creativas, sin duda. Y que se complementan sin estorbarse. A mi modo de ver, un simple soneto -casi nunca simple- tiene un armazón o estructura formal que lo asemeja a un edificio clásico con sus elementos medidos y en equilibrio y con su rima consonante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Cayetano, parece que arquitectura y poesía no se molestan, nunca se ponen mala cara y a veces se ayudan. Yo creo que son cuestiones de equilibrio.
EliminarAbrazos.
Interesante proposición de semejanza.
ResponderEliminarNunca se me habría ocurrido que algo tan dificil como la arquitectura se pudiera conectar con la poesía. A decir verdad la creación aparece en las dos pero quizá ese equilibrio que en poesía yo llamaría ritmo, que no siempre se consigue, es lo que puede que tengan en común.
Tus escritos siempre me provocan reflexión. Debo darte las gracias.
Salud.
Anna Babra
Amiga Anna, conocemos varios ejemplos de arquitectos-poetas, entre ellos destaco a mi admirado profesor de cálculo de estructuras, extraordinario poeta y arquitecto, Joan Margarit.
EliminarSalud.
ResponderEliminarArquitecto-poeta o Poeta-arquitecto?...Es igual, de cualquier modo, actividades que se complementan. Como arquitecto, tus poemas llevarán también equilibrio, firmeza... Como poeta, tus edificios llevaran además, poesía: su belleza, su ritmo, su magia...
Saludos.
Amiga Soco, se hace lo que se puede y siempre procurando que las cosas y las casas no se caigan.
EliminarYa me gustaría que mis edificios tuvieran su belleza y un cierto ritmo y orden en su composición, lo que no pretendo ni deseo es que tengan magia, no puedo imaginarme un edificio con magia, ja, ja, ja.
Gracias.
Señor Cornadó:
EliminarSupongo, se supone, que no es motivo de risa -carcajadas-, hablar de magia en cualquiera de las creaciones del hombre, sea poesía, pintura, música, arquitectura, etc, etc...
Con todo respeto.
Estimada Soco. Siempre he asociado la magia al mundo de lo esotérico, allí donde se alojan aquellos conceptos que, a mi modo de ver, son inalcanzables con el uso de la razón. Soy muy escéptico y procuro utilizar la razón en todo lo que hago y desde luego en la arquitectura. No me cabe en la cabeza resolver un problema constructivo o calcular una estructura utilizando la magia.
EliminarLejos de mi intención carcajearme de la magia o de una posible intervención de la misma en algunas realizaciones humanas, no me carcajeo, en todo caso se trata del esbozo de una sonrisa. Por cierto, no se expresar una leve sonrisa mediante el uso de una onomatopeya.
Agradezco muchísimo sus comentarios.
El equilibrio, no cabe duda : entre la desesperanza y la alegrîa: la poesía es arte, improvisación y esos sentimientos que son la argamasa para ir construyendo esos versos.En arquitectura es otro equilibrio . pero sin el pocas cosas salen bien...
ResponderEliminarUn abrazo y dichoso de ti que puedes dar rienda a esos equilibrios.
Amiga Bertha, cuando la idea brota en el pensamiento, delante del papel en blanco, la arquitectura y la poesía se parecen mucho. La poesía requiere mucha corrección, también la arquitectura. No vale cualquier cosa, no vale la pulsión sin corrección.
EliminarAbrazos.
Ya te lo dijo el Profe Pedro Ojeda, también lo creo. Todo influye y una cosa se beneficia de la otra. Somos más que la suma de las partes.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Myriam, estoy convencido y lo he constatado de que ambas, poesía y arquitectura, se benefician.
EliminarAbrazos.