sábado, 30 de octubre de 2021

Frío en Florencia

Perseo (detalle). Benvenuto Cellini



Excepto en ferragosto, siempre he tenido frío en Florencia. Un viento helado y antiguo de gregal parece haber penetrado en las grietas de los sillares y desde los muros de los palacios esparce el frío por toda la ciudad.

 

Intento combatir la baja temperatura a base de una zuppa di gallina bolita bien caliente. Habitualmente me la sirven en un restaurante de la vía de la Scala, cerca de Santa María Novella, y también en alguno de los restaurantes que hay por los alrededores del Ponte Vecchio.

 

Una belleza aterida parece estar aprisionada en los bloques de mármol. La diosa helada se guarece en los soportales del hospital degli Inocenti, bajo los azules de las cerámicas de Della Robbia o recorre la vía Cavour tocando con sus manos blancas los almohadillados de Michelozzo.

 

¡Qué fría es la belleza que viene de gregal!

 

Delante de la iglesia de la Santa Croce, todavía está instalado el aire gélido que arreció el éxtasis y el mareo de Stendhal,

 

Al otro lado del Arno, desde la colina, el Cristo, la Virgen y San Miniato bizantinos, contemplan la atmósfera gélida de una ciudad.

 

El frío de los talleres de Masaccio y de Botticelli se convirtió en frío urbano. En las plazas se afanaban los cuerpos delgados de unos jóvenes que vestían aljubas rojas. Cuerpos estoicos y neoplatónicos que se mecían como jazmines, que veían correr las aguas del Arno y contemplaban las lechuzas que volaban hasta Fiésole para alimentarse con el aceite de los candiles de los franciscanitos.

 

Degusto lentamente la zuppa y me arrebujo tras los cristales. Intento comprender el equilibrio del contrapposto florentino y de la estocada florentina y me pregunto por qué Lorenzo el Magnífico se retiró a un jardín cerrado.

 

La belleza es la estocada, está en las esculturas y en los jardines de Bóboli. La belleza está en el objeto.

 

Quien no haya sentido el frío de Florencia creerá que la belleza se halla en la emoción del espectador.

16 comentarios:

  1. Es una ciudad que deja sin palabras a quien no la once, y que deja atónito quien la ha visitado en otras ocasiones.

    Un abrazo

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    1. Sí, Miquel, he ido muchas veces a Florencia y siempre me he sentido como en casa pero siempre con frío. Conozco las calles y los cafés donde me puedo guarecer.
      Un abrazo

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  2. Esta reacción romanticá ,dónde hay acumulada tanta belleza : la belleza está en el objeto, como diría Soetsu Yanagi, aunque en estos tiempos se mira con otros ojos.Es imposible no sentir ese peso de tantas horas de trabajo y sobre todo de esa belleza aunque pétrea.
    Esas cinco maravillas que hay que ver una vez en la vida...
    No me gusta el calor pero el frío húmedo tampoco y que mejor solucion un buen caldo o sopa para entonar los sentidos...
    Un abrazo feliz puente

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    1. Amiga Bertha. El pensamiento clásico sostiene que la belleza está en el objeto: armonía, proporciones, equilibrio, composición, etc. Esta idea ya estaba en la Grecia clásica, la defiende Kant y en general toda la línea aristotélica del pensamiento.
      Los románticos dicen que la belleza está en la mirada del espectador: sus emociones, su pulsión más o menos arrebatada, etc. Esto parece que perdura, yo incluso creo que se fomenta.
      Florencia es una ciudad más clásica que romántica, la huella renacentista está en la enorme cantidad de arte que atesora. El Mediterráneo es un mar clásico, lejos quedan las neblinas que se extienden más allá del límite de los olivos.
      Vuelvo a Florencia muy a menudo, aunque tenga que soportar el frío siempre me queda la zuppa di gallina bolita y la compañía de las lechuzas que vuelan del Arno hasta Fiesole.
      Abrazos.

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  3. ¡Qué envidia! Yo, muy a mi pesar, solo he estado en Florencia un par de veces y siempre en pleno ferragosto. Por tanto, nunca he pasado frío allí. Por lo que he leído, en los últimos años la ciudad está imposible en verano (como casi todas), o sea, que cuando vuelva procuraré que sea fuera de temporada, aunque sea a costa de pasar ese frío que se esparce desde los muros de los palacios...

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    1. Amigo Granuribe. Todo se ha masificado y Florencia no va a ser menos. Es recomendable evitar la temporada de aglomeraciones. He estado en todas las estaciones del año y tampoco me ha molestado el "ferragosto", Florencia siempre nos espera.
      Salud

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  4. Fíjate: frío en Florencia y el David de Miquel Ángel en pelota picada. Y el de Donatello también. Hay que tener valor.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, aquellos eran personajes fuertes, capaces de soportar inclemencias de todo tipo. Con frío o con calor, los dos David mantienen belleza noble.
      Saludos

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  5. Algo pierde la belleza cuando la atenaza el frío...

    Un abrazo

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    1. Amigo Luis Antonio, no lo sé, la belleza resiste, ¡cuántas veces se ha refugiado en el mármol!
      Abrazos

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  6. Es curioso cómo el temblor de la belleza te pone siempre carne de gallina.

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  7. Yo he estado tres veces, una en Julio con un calor acorde con el mes y dos veces más una en Mayo y otra en Septiembre. Creo que la primavera y el otoño son los meses apropiados para viajar, los antiguos empezaban la "época de guerras" en Marzo y no era casualidad.
    La piedra como unidad es fría, no dice nada, (excepto si es de mármol labrado),es un elemento eterno en el aburrimiento, pero "muchas piedras" colocadas con inteligencia y maestría culminan las mejores obras de la Humanidad. Es el paso de la cueva para quitarnos el frio y la humedad a la belleza como forma de vivir, es el pasaje a la eternidad, al confort anímico y físico, el placer de mirar y sentir mientras vives.
    Ayer hizo 509 años que se inauguró la Capilla Sixtina, posiblemente la obra que más me ha impresionado en mi vida, esta y el "Entierro del Conde Orgaz" por el magnifico tratamiento de las casullas, de las transparencias y de las manos, que difícil debe ser pintar un velo y hacerlo transparente, que trabajoso debe ser pintar algo tan vulgar como una mano.
    Creo que me he ido por los afamados "Cerros de Úbeda", pero bueno...

    Un saludo.

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    1. Amigo Daniel, relaciono el frío florentino con la contención, la mesura y la templanza del hombre del renacimiento.
      El Mediterráneo es frío, el carácter de los que vivimos en la costa de este mar antiguo se ha formado soportando el frío también antiguo de los mármoles. La belleza y la proporción clásica han dejado su huella en nuestra manera de ser. Estamos en el polo opuesto del inculto “topicazo” que afirma que somos unos apasionados desenfrenados y que somos arrebatados de sangre encendida, ¿no conocen a Dante?, ¿es que no saben nada de Séneca o de Horacio?
      Somos clásicos, el romanticismo no va con nosotros, esto queda más allá del límite de los olivos.
      Las piedras de Florencia están colocadas con inteligencia, sí, absolutamente sí.
      Me hablas de la Capilla Sixtina y de el “Entierro del Conde Orgaz”, menudas obras, amigo mío, sus autores son mediterráneos y ninguna de las dos es “calenturienta” o apasionada.
      Saludos

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  8. He viajado por casi toda Italia en dos oportunidades. En una de ellas, decidí permanecer en Florencia para festejar, en compañía de mi hija, mi cumpleaños número 40, en febrero. La belleza de esa ciudad es tan apabullante que no recuerdo el frío. Me encantaría recorrerla de tu mano, aprendería un montón y disfrutaría otro tanto. A veces pasamos por la vida demasiado rápido y Florencia merece mucho y reposado tiempo.

    Un abrazo

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    1. Amiga Myriam, Florencia no se acaba nunca, necesita de una y otras visitas. Tocar sus piedras, los almohadillados del Palazzo Medici Ricardi, los de Giulio Romano del Palazzo Pitti, incluso sentir el frío de Belvedere o contemplar las lechuzas, y después, antes de que el viento de gregal penetre en el tuétano de nuestros huesos, degustar alguna zuppa.
      Abrazos

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