lunes, 31 de julio de 2017

Reclamo arquitectónico


Lo presuntuoso y la frivolidad invaden el panorama arquitectónico actual. Parece que la crisis económica y la tensión social no haya afectado a ciertas arquitecturas. Prevalece la vanidad del arquitecto de campanillas y del promotor ufano de su poder económico.

Continúan proyectándose edificios pretenciosos. La memez y la intrascendencia son los cimientos de unas construcciones levantadas con la única finalidad de constituirse como un reclamo publicitario.

Cabe decir, sin embargo, que en todas las épocas históricas, una buena parte de la arquitectura se ha levantado para servir de propaganda, pero actualmente no hay ningún freno que detenga la vorágine publicitaria de la arquitectura. Cualquier forma de composición ya sea arquitectónica o cinematográfica sirve para dibujar el póster o el spot de lo fútil.

Los papas de Roma utilizaron la arquitectura como signo de su poder terrenal (arquitectura de la papada), las monarquías absolutas construyeron sus palacios como expresión de su poder total, omnímodo y dogmático (arquitectura de la peluca); pero tanto unas arquitecturas como otras –la papada y la peluca- se veían sometidas a la contención del orden clásico. Los capiteles, las molduras y las columnatas imponían su proporción y a pesar de la magnitud ufana de los edificios, se conservaban unas proporciones que aún hoy admiramos.

Con el fascismo italiano y con la arquitectura nazi nos encontramos otra vez con la propaganda hecha piedra, pero tanto en los fasces como en las esvásticas, hay una proporción siniestra que limita la composición arquitectónica y nos ofrece una imagen de terror formalmente controlada mientras nos transmite un desprecio atormentador. Despreciamos la arquitectura fascista y la del Tercer Reich, en ellas hay terror incontrolado y volúmenes controlados al milímetro.

Pero hoy la propaganda arquitectónica se ejerce sin órdenes clásicos ni proporciones, la arbitrariedad y la frivolidad del diseñador no tienen freno formal y tanto el arquitecto y como el promotor, se complacen viendo los dibujillos previos y las construcciones después. Toda composición de fachada se convierte en espectáculo, toda dimensión se justifica a partir de la vanidad del promotor y de los dineros y ningún concepto arquitectónico sirve para limitar tanto espectáculo.

12 comentarios:

  1. Siempre que hubo ostentación, grandilocuencia y arte propagandístico, detrás había poder absoluto, crisis, guerra o fin de un ciclo. Para pensarlo un poco.
    Pronto desapareceré unos días para cambiar de aires y de hábitos.
    Saludos, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, no desaparezcas, vete a descansar y continua después con el ánimo que te caracteriza. Que pases unos días muy felices.
      Un abrazo

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  2. Pompa sin circunstancia. Y la cosa es que no hay sociedad que se escape de erigir edificios para demostrar su poder e influencia.
    La modestia y la obra funcional queda para la pobre gente, esos para quienes la vivienda es eso, lugar destinado a habitación, protección e intimidad.

    Abrazos

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    1. Querida Amaltea, la utilización de la arquitectura como herramienta de propaganda al servicio del poder la hemos visto en casi todos los periodos históricos, muy especialmente cuando el poder es totalitario, en este caso la arquitectura se expresa con desproporción y monumentalidad -pompa y circunstancia-.
      Un abrazo

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  3. Quizá por eso soy fan de la ermitas románicas.

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    1. Amic Miquel, no nos dejemos seducir tampoco por un estilo simple y tosco, allí también había propaganda y sobre todo una voluntad pétrea de imposición. En todos los periodos de la historia la arquitectura se ha utilizado como instrumento de propaganda.
      Salud

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  4. Pues no me digas que las "magnas" obras del realismo socialista no se las traen...Adem´s convirtieron las estatuas en edificios de publicidad.

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    1. Sí, amigo Fackel, tal como he dicho en comentarios anteriores, la arquitectura ha sido utilizada como una herramienta poderosísima de propaganda política, en los regímenes totalitarios esto se acentúa y alcanza niveles de adoctrinamiento.
      Saludos

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  5. La arquitectura es un hecho cultural que refleja las condiciones y circunstancias bajo las cuales ha sido concebida. La calidad de la misma depende de los valores que una sociedad acepta y promueve.
    Sin duda, siempre ha tenido un fin publicitario, pero no todas las épocas han tenido el carácter globalizador de la actual...

    Un abrazo

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    1. Sí, Luis Antonio, coincido contigo. La arquitectura es una de las bellas artes. Un arte funcional que proporciona cobijo y además expresa el estado de una sociedad en el tiempo y en el espacio.
      La globalización alcanza todos los rincones de la cultura, lo interesante es dar una buena respuesta que cumpla el anhelo y la necesidad humana.
      Saludos

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  6. Publicidad, producto, desorden...¿a dónde va la arquitectura? Ay cuando las catedrales eran blancas...

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  7. ¡Ah!, Jean, yo también me lo pregunto, y enseguida me tengo que responder: la arquitectura va allí donde vaya la sociedad.
    Saludos

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