La
obra de la Sagrada Familia de Gaudí es una construcción en proceso.
Se va levantando, el proceso continúa, aunque gran parte de la población esté en contra de que se edifique la obra.
Es un proceso que se construye sin permiso y sin que exista un proyecto global definido. Se edifica sobre una ilusión imaginada: aquello que algunos creen que el arquitecto tenía en la cabeza.
Es un proceso constructivo anacrónico, ilusionado y delirante. Hoy nadie cree en este tipo de construcciones y todos sabemos que sobre una ilusión es imposible la estabilidad de las cosas y de las casas. La resistencia de los materiales poco tiene que ver con los delirios.
La
Sagrada Familia fue la idea de un soñador y hoy es una admiración pastoril de
los hijos de una tierra que tienen las mejillas sonrosadas y que de vez en
cuando les gusta ir de excursión en autocar a visitar el “cap i casal” y
desplegar, si conviene, alguna pancarta.
La Sagrada Familia es una masa petrificada, una quimera, una alienación poblada de grutescos. Tiene la estética de un castillo encantado, de una mona de pascua o de una casita de la bruja. La Sagrada Familia es la ilusión de una épica nacional. Una mampostería de dragones medievales.
El
proceso edificatorio es un amontonamiento de piedras cuya idea espacial es
arrogante y envanecida. Siempre el poder, arrogante y envanecido, es quien decide cuándo y cómo deben
amontonarse las piedras y los que no mandan nada son los que acarrean los
pedruscos.
La
continuación de la obra de la Sagrada Familia es un “proceso” de autocomplacencia.
Su
construcción es irracional, se nutre de un ideal romántico, no sigue ningún ordo geometricus. Es un desorden de
masas, es el contenedor de una religiosidad trasnochada. Es un templo expiatorio que
se ha convertido en un icono turístico.
Es
una arquitectura de extremos místicos y de enajenación política.
La
arquitectura siempre ha sido el signo de los tiempos.
La
financiación del proceso constructivo requiere cuestaciones, aportaciones
voluntarias, asignaciones presupuestarias y el óbolo de muchos papanatas que
están dispuestos a pagar por un disparate o por el delirio de autocomplacencia
de un pueblo que se cree que es más que los demás.
La
Sagrada Familia es una arquitectura de tedio vital exacerbado, la muerte de
Sardanápolo o la lucha de Hernani. Ironía cínica en tiempos de
autocomplacencia, una mueca de sillares y engaño.
Me quedo con esto:
ResponderEliminar" es el contenedor de una religiosidad trasnochada "
Salut
Miquel, la Sagrada Familia es un "procés".
EliminarSalut
Vaya, creo que hace muchos años que he venido pensando lo mismo, aunque no con el detalle matizado que tú. Lógicamente tú lo tienes al lado y sabes de sus aventuras y desventuras, porque las venturas solo asoman para quien obtenga beneficios de la obra. Sin embargo, hay que ver cómo gusta a la masa, sea foránea o peninsular, esa fábrica de negocio, ¿no? Porque me imagino que no se sigue en ella por motivos de fe, aunque se justifique por parte de algunos con ello, ya que en el cristianismo y el catolicismo poco se ha hecho por mera fe. Para fe fe, la de los eremitas, que serían unos radicales locos pero se metían en una gruta u hondonadas bajo tierra o roquera y allí purgaban sus insuficiencias y malestares. Esto de ahora es un monumento a la vanidad seguramente, a proporcionar ganancias crematísticas, a aseverar conceptos trasnochados. Así que sí, debe ser un procés tratando de sobrevivir en la dinámica de la sociedad de consumo. Sic transit la gloria -incierta- del mundo.
ResponderEliminarAmigo Fackel, creo que Gaudí fue un arquitecto extraordinario, su repertorio formal es casi insuperable. Particularmente debo decir que me cuesta mucho entender su fundamentalismo estructural e incluso constructivo, geométricamente es de una riqueza que sobrepasa el sentido que le corresponde,a una obra de arquitectura, siempre según mi opinión. Estructuralmente es anacrónico y espacialmente exuberante. La arquitectura de Gaudí es una locura panteista que no puede juzgarse con los parámetros de la racionalidad constructiva. Dicho todo esto se puede entrar en discursos de orden político, religioso, económico o turístico todos estos discursos bajo el prisma de la contingencia o aventura la continuidad de la obra.
EliminarVeo en esta contigencia unos intereses que no son solo económicos, son la petrificación de una emoción que ilusoriamente se levanta sobre arenas arcillosas.
Abrazos
Y además de todo lo dicho -con lo que se puede estar de acuerdo total o parcialmente-, nada tiene que ver el actual edificio con la forma peculiar que tenía Gaudí de trabajar sus proyectos: a él le gustaba siempre hacer modificaciones a pie de obra, algo que ahora es improbable que ocurra por razones obvias.
ResponderEliminarUn saludo, amigo Francesc.
Amigo Cayetano, la forma de trabajar de Gaudí recuerda a aquellos arquitectos anteriores a Brunelleschi, apenas dibujaba un proyecto global, tenía la arquitectura en su cabeza y daba instrucciones en obra a medida que esta se iba edificando, dibujaba detalles constructivos, bocetos de algún elemento parcial y maquetas estructurales, pero casi nunca redactó un proyecto global.
EliminarAhora se desarrollan los proyectos con un lujo de detalle que era impensable en la época de Gaudí, pero esto es solo una forma de trabajar sin que signifique una mejor o peor calidad arquitectónica.
Saludos
George Orwell dijo que era “uno de los edificios más horrendos del mundo”.
ResponderEliminarManuel Vicent: “El templo de la Sagrada Familia, que si alguna gracia tenía era la de estar inacabado como el sueño de un genio enloquecido por la mística arbórea, será terminado de construir con el dinero del turismo y cuando se encierren del todo sus paredes dentro no habrá más que japoneses.”
Y a propósito de monstruosidades:
The New York Times destroza a Calatrava, otra vez.
http://noticias.arq.com.mx/Detalles/22319.html#.WS2lJWjyhEY
Salud, amigo Francesc.
Amigo Loam, lo que están haciendo con la Sagrada Familia es un auténtico desaguisado, están levantando un monstruo que es una vergüenza, es el parque temático de la irracionalidad arquitectónica.
EliminarYa conocía este "Calatravasaurio" el intercambiador de NY es un delirio desquiciante, como la Sagrada Familia, este tipo de arquitecturas solo obedecen a la vanidad del poder.
Salud
Las piedras. Esa pretensión de obra. Esa realización de ficción.
ResponderEliminarAmigo Escribiente Preplejo, coincido contigo, es una realización de ficción levantada con pedruscos amontonados.
EliminarSaludos
Por dentro no me desagrada, pero por fuera la encuentro un auténtico adefesio.
ResponderEliminarVeo, estimado Francesc, que coincides bastante con lo que viene manifestando Oriol Bohigas: "La Sagrada Familia es una vergüenza mundial".
Quizás lo más sensato habría sido dejarla inacabada hace años y dedicar los ingresos que genera a satisfacer necesidades más perentorias...
Gracias por tu lección magistral, maestro.
Un abrazo
Amigo Luis Antonio, sobre Gaudí y la Sagrada Familia he puesto varios escritos en este blog.
ResponderEliminarhttp://francesccornado.blogspot.com.es/2013/11/antoni-gaudi.html
http://francesccornado.blogspot.com.es/2016/05/la-cripta-de-la-colonia-guell-de-antoni.html
http://francesccornado.blogspot.com.es/2016/01/el-baixador-de-la-sagrada-familia.html
Yo también creo que lo más sensato, desde el punto de vista arquitectónico, hubiese sido dejar la construcción edificada por Gaudí y mantenerla sólida y limpia. Todo lo que se ha hecho después es un puro desaguisado.
Un abrazo