En la fachada de la Basílica de San
Pedro del Vaticano, al lado de la puerta principal, entre las grandes columnas
corintias proyectadas por Carlo Maderno, encontramos unas de las cancelas más
hermosas del mundo -i cancelli esterni.
Estas cancelas fueron proyectadas
por Francesco Borromini (1599-1667), se trata de uno más de los pequeños
encargos que este extraordinario arquitecto tuvo que afrontar siempre a la
sombra de las grandes obras de los demás. En este caso una puerta en el
intercolumnio de la fachada principal.
En la Roma barroca del papado de
Alejandro VII, Borromini parecía ser el especialista en resolver los encargos
difíciles: solares de pequeñas dimensiones y geometrías enrevesadas. Siempre
trabajando a la sombra de G.L. Bernini. Éste recibía los grandes encargos y con
ellos el honor y la gloria del papado. Y Bernini contemplaba cómo la gloria pasaba fugaz por delante de sus fachadas y se aponsentaba al pie de las columnatas de su rival.
Esta circunstancia, este agravio,
generó en Borromini una gran ansiedad que fue determinante en su obra.
Con el paso de los años el rencor entre Borromini y Bernini no hizo más que acrecentarse y los enfrentamientos entre ellos fueron constantes durante toda su vida.
Con el paso de los años el rencor entre Borromini y Bernini no hizo más que acrecentarse y los enfrentamientos entre ellos fueron constantes durante toda su vida.
Se ha escrito mucho sobre la
rivalidad entre estos dos grandes arquitectos barrocos.
Siempre la rivalidad entre artistas, literatos y científicos ha ofrecido un anecdotario y un material que se ha aprovechado para llenar páginas y páginas de libros. Recordemos las enemistades y trifulcas entre Cervantes y Lope de Vega, Newton y Hooke, Tesla y Edison, Mozart y Salieri, Wagner y Nietzsche, Gógora y Quevedo o Callas y Tebaldi. Muchas de ellas no han sido más que tormentas en un vaso de agua o invenciones de historiadores y otras, sin embargo, han sido determinantes en las obras de sus creadores.
Siempre la rivalidad entre artistas, literatos y científicos ha ofrecido un anecdotario y un material que se ha aprovechado para llenar páginas y páginas de libros. Recordemos las enemistades y trifulcas entre Cervantes y Lope de Vega, Newton y Hooke, Tesla y Edison, Mozart y Salieri, Wagner y Nietzsche, Gógora y Quevedo o Callas y Tebaldi. Muchas de ellas no han sido más que tormentas en un vaso de agua o invenciones de historiadores y otras, sin embargo, han sido determinantes en las obras de sus creadores.
No me voy a detener en el
anecdotario que generó la rivalidad entre Borromini y Bernini, ni siquiera en
los aspectos más dramáticos, pero sí en las características artísticas que se
enfrentan:
·
Borromini combate a Bernini en el terreno de la
técnica y gana
·
Bernini
da más valor a la imaginación y en el terreno del estilo gana
·
Borromini es quimérico, arbitrario y su
excitación fantástica no tiene fundamentos más allá de lo puramente personal.
·
Bernini es un gran escultor, un magnífico
dibujante y un gran arquitecto despreocupado por los aspectos constructivos.
·
Borromini no es más que un magnífico arquitecto,
extraordinario, ahí es nada.
·
Bernini hace una arquitectura que deriva de un
pensamiento
·
Borromini hace una arquitectura que deriva de
una práctica
·
Borromini es atormentado e insatisfecho y estas
características se hacen evidentes en sus fachadas.
·
Bernini está seguro de sus ideas y su
arquitectura es el producto de su satisfacción
·
Bernini está convencido de tener el don de la
revelación “contempla a Dios en el mundo y se siente a salvo”
·
Borromini reza con fervor pero desconfía que la gracia le llegue algún día.
Borromini que vivió atormentado, al
filo de la angustia construyó obras tan magníficas como San Carlo alle Quattro
Fontane (1634), Sant Ágnese en Agone, Sant´Ivo alla Sapienza,
el Oratorio dei Fillipini y San Giovanni in Laterano.
El Barroco, en pequeñas dosis no marea ni aturde; pero conviene tomarlo como los buenos vinos, en su justa medida. Me pasa como con el flamenco y el Jazz, salvando las distancias.
ResponderEliminarVerídico: preguntado un alumno de la ESO por tres grandes artistas del Barroco italiano, contestó: Bernini, Borromini y "Guarrino Guarrini". El caso es que empezó bien.
Un saludo.
Amigo Cayetano, coincido contigo: el barroco en pequeñas dosis.
EliminarHay alumnos graciosillos que se pasan todo el tiempo riéndose de todo y al final resulta que la vida se rie de ellos.
Saludos
La iglesia de las Cuatro Fuentes es una preciosidad ¡¡¡¡
ResponderEliminarSan Carlino se llama. Ente Via el Quirinale y Via delle Quatre Fontane ...Imprescindible ¡¡
https://www.google.es/maps/@41.9019063,12.4906329,3a,75y,143.73h,101.54t/data=!3m7!1e1!3m5!1sg5g8DqbwubQY0PN2Rp4-2Q!2e0!6s%2F%2Fgeo0.ggpht.com%2Fcbk%3Fpanoid%3Dg5g8DqbwubQY0PN2Rp4-2Q%26output%3Dthumbnail%26cb_client%3Dmaps_sv.tactile.gps%26thumb%3D2%26w%3D203%26h%3D100%26yaw%3D205.08595%26pitch%3D0!7i13312!8i6656
Miquel, auténticas maravillas de un barroco cuidadísimo.
EliminarSalud
Es a veces, necesaria esta rivalidad: no en cuanto a la mala praxis que genera; pero si, en el afán de superación , incluyendo a Míguel Angel, que si algo tenían en común :era su motivación por la investigación y la innovación y plasmar su búsqueda de identidad en infinidad de borradores.Borromini un innovador y Bernini un rompedor.
ResponderEliminarCrear Y no copiar, modelar y no solo construir.-Este lema se lo tendrían que aplicar muchos que por dinero hacen y deshacen sin ningún escrúpulo;gracias que son los menos.
Borromini, tenía fama de honesto y poco apegado a las riquezas pero, como bien dices la Historia se escribe según el momento, pero si que triste final ;ahí demuestra que era un ser un poco confuso, aparte de tener una mente privilegiada.
Feliz fin de semana un abrazo.
Querida Bertha, la rivalidad es un acicate.
EliminarOtra cosa son las envidias que pueden llegar a embrutecer el afán creativo.
Un abrazo