Nachtmahr (Pesadilla nocturna), Johann Heinrich Füssli, 1802
Hay espíritus taciturnos y apesadumbrados que andan por ahí vagando sin hacer nada y molestando con sus fantasmas personales y con sus dudas. Con el atrevimiento del ignorante, van incordiando y preguntándonos cuán alargadas son las sombras de una obra de arte, qué hay delante o detrás de la proporción exacta y poco les importa la forma que la envuelve.
Algunos de estos espíritus melancólicos no saben cual es la proporción exacta y no conocen la diosa que todo lo acota y lo mide. Dejan claro que su ciencia no es la geometría y creen que deben dar un salto desde el borde al interior del meollo, y hacerlo sin tomar medidas; precipitarse dando un brinco y meterse dentro del círculo, allí donde no hay más que un vacío que sólo compete a los dioses.
Ocurre, sin embargo, que estos individuos mustios y afligidos que se deslumbran con la luz de la luna, conviven con nosotros y cuando a nosotros nos invade el sueño, ellos se deleitan, y cuando nosotros gastamos nuestro esfuerzo levantando edificios proporcionados, ellos sueñan. Su existencia cohabita con la nuestra, viven bajo el techo que nosotros hemos construido y su arte se nutre de ensoñaciones.
Pero ha ocurrido que muchos artistas que han mirado la realidad sin meterse dentro de las piedras y que han querido entender la proporción de la naturaleza, han tenido que medir el contorno de los círculos. Para ello se han visto obligados a añadir a su metro la irracionalidad del número π, y así estamos, viendo cómo convive la proporción exacta con lo irracional y con los seres melancólicos.
Brunelleschi y Piero della Francesca necesitaron de la inconmensurabilidad del número π para sostener sus obras y siglos más tarde Füssly y Caspar David Friedrich sostuvieron las suyas sobre unas nieblas inconmensurables.
¿Debían los artistas de Renacimiento continuar observando el contorno de las cosas o penetrar en el interior del bloque de mármol? Ni siquiera Ficino lo aclaró.
Para entrar en las profundidades de los cuerpos bien les venía la brecha abierta por lo irracional, aunque eso fuera sólo un número. Pero aquellos espíritus melancólicos corrían el peligro de penetrar en los círculos del infierno, y esto, la diosa inclemente de la medida no se lo perdonaría jamás.
Pero tiempo al tiempo.
Mi profesor dijo, ya hace años, que aquella diosa necesitaría en holocausto a toda la humanidad.
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Joder, tito...me dejas embeleasao...
ResponderEliminarSoy icapaz de expresar lo que me sucede con la transcripción tan literal como lo haces.
Eres un Recóndito, ya te lo dije...un Recóndito.
Besos
Amic Miquel, no te dejes embelesar, hay que tener cuidado con la dimensión de las sombras, con el borde del acantilado, con el cobijo que ofrece el ramaje de los tilos, con el claro de luna, con los senderos del caminante, todos son "lugares" peligrosos donde uno puede quedar confundido y preguntarse cosas que sólo competen a los dioses. Detrás de las formas puede que sólo haya superstición o un inmenso vacío, tan infinito como los decimales del número "pi" o la serie de los números primos. Y tener cuidado también con las brechas por donde podemes caer al abismo de los amores ficticios.
EliminarSalud
El mundo de las pesadillas y de las sombras a menudo nos resulta fascinante por su capacidad de misterio y de irracionalidad en una realidad que pretende ser racional y, con frecuencia, se nos muestra absurdo por sus cuatro esquinas. En todo caso, en muchos de esos abismos oníricos hay detrás un componente psiquiátrico y algunas malas digestiones.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc. Y mi enhorabuena por este texto tuyo tan soberbio como rotundo.
Amigo Cayetano, acabas de dar en el clavo, detrás de muchos espíritus melancólicos se esconden muchas malas digestiones.
EliminarSalud
el caso y cuestión ¡parece!
ResponderEliminares el eterno andar como alma en pena
y darle en plena cara al personal
que ni sabe ni entiende ni tiene cuentas pendientes con la fantasmagoría.
los espíritus silenciosos se limitan a observar el panorama, Francesc
abrazo
Amiga P MPilaR, es la eterna cuestión entre lo calculado y lo que se hace "a sentimiento". Sin que sea la lucha entre Apolo y Dionisos, pues en ella genera la tensión artística, yo creo que se trata de una visión clásica o una visión romántica.
EliminarA mi entender los sentimientos arrebatados pueden molestar al personal.
Un abrazo
¿La ciencia y en general el conocimiento como antídotos de la melancolía, sobre todo la que quiere tomar carta de naturaleza pesudofilosófica? Hay otro enemigo del hombre actual que no frena la melancolía: la distracción superficial y aparente. Todo lo que escapa de la profundización en nuestra propia consciencia nos hace estar en pelotas. Así pasan las cosas que pasan. Al fin y al cabo, en otros término, el melancólico es también un reaccionario.
ResponderEliminarSí, amigo Fackel, coincido completamente contigo: "el melancólico es también un reaccionario", y añado que los medios de comunicación propician ciertos espíritus superficialmente melancólicos, fomentan el sentimentalismo y la enagenación emocional, todo con el fin de favorecer un poder económico al que le resulta muy fácil meter la mano en nuestros bosillos mientras lloramos o nos distremos con la pseudociencia y la superstición.
EliminarUn abrazo
Por cierto, la pintura atiende a otra historia, si no veo mal en ella aparece un íncubo y algo más. Bueno, por alguna parte se enlazarán las carencias sexuales y las de la conciencia en general para devenir en actitudes melancólicas.
ResponderEliminarAmigo Fackel, quise poner una imagen de Füssli, porque en aquella época corrió por Europa una especie de epidemia melancólica que afectaba a los "elegidos" y "tocados" por el romanticismo.
EliminarSalud
Sí, la pintura es muy ilustrativa se vea como se vea.
EliminarFeliz anio senior Francesc.
ResponderEliminarQue bueno.leerlo de nuevo.
Hacian falta sus posts.
Un abrazo, amigo.
Bendiciones.
Andri Alba
Gracias Andri, yo también te deseo que tengas un feliz 2016.
EliminarSalud
Los ojos glaucos del caballo apuntan a la cabeza desmadejada de la mujer, y el conjunto perturba porque es fruto de un sueño nefasto. Sabemos que nada razonable hay en la escena y que tiene un poder contagioso, esto último es lo peor. ¿Cómo evitar apartarse de lo irracional si no sabemos con qué y dónde se alimenta?
ResponderEliminarAbrazos
Querida Amaltea, esta imagen de Johann Heinrich Füssli es una pesadilla. Los músculos se relajan en el sueño, mientras la mente recorre caminos raros, donde se confunden los deseos con la realidad deformada, donde se mezclan los tiempos verbales, el pasado se solapa con el presente; en los sueños se realiza lo inconsciente, nada en ellos es razonable.
EliminarSi bien la duermevela puede ser creativa, superada ésta, puede aparecer el sueño desinhibido y la sinrazón, y ya sabemos que “el sueño de la razón produce monstruos”.
Los monstruos se reproducen, su habitat confortable es la incultura y aquellos monstruos que aparecen en los malos sueños, pululan también después del alba.
¿Cómo evitar el monstruo?, ¿cómo apartarse de los irracional?, ¿de qué y dónde se alimenta? Creo que la respuesta está en claridad y en la alimentación, hay que iluminar, las luces desvanecen las sombras, la luz ciega los ojos del monstruo de la sinrazón, y en cuanto a la alimentación, habrá que someter al monstruo a una dieta cultural, grandes dosis de conocimiento, tolerancia y pensamiento abierto, este régimen alimenticio debilita todos los monstruos.
Un abrazo