Doy tiempo al tiempo
mientras observo el péndulo
incesante que da paso a las
horas,
que, una tras otra, convocan
la certeza
y el albur, a merced del
viento salado
del mar que con su oleaje
lame
las heridas que me produjo el
instinto.
Hoy, los números romanos
dibujados en la esfera esperan
como insectos, que una aguja
inclemente los atraviese en
la noche.
Las cifras lamen también el
mal
que les produjo el solsticio
y las palabras que el hollín
afiló.
Yo tengo mis dudas de que el tiempo lo cure todo, salvo la propia vida, que se nos pasa en la espera.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, yo creo que el tiempo no cura ni a la vida, al final ya sabemos en qué acaba.
EliminarMientras tanto, salud.
........ha pasado otro minuto.....
ResponderEliminarMiquel, estos minutos que suceden uno tras otro no tienen piedad.
EliminarSalud
Que post mas lindo.
ResponderEliminarQue felicidad me produjo leerlo.
un abrazo llenito de carinio.
Andri Alba
Muchas gracias, amiga Andri. Ya sabes: "tempus fugit"
EliminarSalud
El tiempo no lo cura todo, pero sí nos distancia de los sinsabores... No es poco. Las palabras "afiladas por el hollín" acaban perdiéndose en lontananza...
ResponderEliminarSaludos
Amigo Luis Antonio, el tiempo actua de disolvente. Disuelve hasta las geologías más compactas.
EliminarSalud