La arquitecta Gae
Aulenti ha proyectado diversas reformas de espacios museísticos. Sus
intervenciones siempre han tenido la buena acogida de la crítica
arquitectónica, pero los años le han jugado una mala pasada. Los espacios
proyectados no han dado el resultado esperado y las construcciones se han
deteriorado demasiado deprisa.
Cuando esto ocurre, me planteo la bondad del proyecto y desde luego, despotrico contra aquella crítica que encumbró a la proyectista.
Cuando esto ocurre, me planteo la bondad del proyecto y desde luego, despotrico contra aquella crítica que encumbró a la proyectista.
Gae
Aulenti proyectó la reforma del Palazzo Grassi de Venecia y del Museo de Orsay
de París, el Pabellón de Italia para la Exposición Universal de Sevilla y la
remodelación del Palacio Nacional de Montjuic en Barcelona, que es la actual sede del
Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC)
La
estación de Orsay de París se transformó en museo. Esta intervención de reforma interior ha resultado ser más pesada que las
locomotoras de los trenes que antaño llegaban a la estación. Los espacios interiores
se han deteriorado.
Pero lo
que más me duele, por cercano y disparatado, es la reforma del MNAC. Con el proyecto de reforma se
estropeó la sala oval, un espacio interior magnífico de grandes dimensiones que con la remodelación se ha empequeñecido considerablemente.
¡Tanto
esfuerzo constructivo y estructural que se necesita para obtener espacios
interiores amplios! y ahora con la disposición de los paramentos y las gradas
perimetrales proyectados por la señora Aulenti se ha reducido la sala a bien
poca cosa.
Los
paramentos y las gradas que se han construido, además de no servir para nada, ocultan la fachada
interior que circunda la sala oval.
Se ha
sustituido un orden compositivo armónico y una generosidad espacial por un decorado
adocenado que parece una construcción efímera levantada para la celebración de
algún espectáculo circense.
Con la
remodelación proyectada por Gae Aulenti se ha perdido la oportunidad de tener
un espacio museístico digno de las obras de arte que contiene.
Se ha optado
por una arquitectura de espectáculo construida para contener el espectáculo de
una autocontemplación.
La crítica
pecó de papanatismo, se equivocó y aplaudió un engaño arquitectónico que sólo sirve para satisfacer
la vanidad del proyectista y no hace la función que le corresponde a la arquitectura, que no es
otra que dar un servicio a la sociedad.
Nota:
en marzo de 2005, en carta publicada en El Periódico, ya expresé mi disconformidad con la remodelación del MNAC
De eso hay mucho. Espacios grandilocuentes o faraónicos para dejar con la boca abierta a muchos y que luego no sirven para nada. ¿De qué me suena eso?
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, en este caso el espacio sí que sirve, en esta sala se hacían y se hacen numerosas actividades, lo que ocurre es que ahora, con la intervención de Aulenti se ha estropeado el espacio.
EliminarSalud
Cualquiera que contemple ese espacio interior tiene que estar de acuerdo con tu acertada crítica. Puestos a ser "originales", la señora Aulenti podía haber instalado en dicho espacio una pista de coches-choque.
ResponderEliminarEn mi modesta opinión, la estructura debe estar siempre al servicio del espacio, lo contrario es una aberración incluso si de escultura se tratara.
Tampoco me gusta la reforma de la estación de Orsay, fría y pesada como un panteón. La firma, el narcisismo y el espectáculo han contaminado las artes.
Como bien dijo alguien: "Hacer las cosas con sencillez no es tan difícil, lo difícil es ser sencillo".
Salud!
Amigo Loam, yo no pediría jamás que la arquitecta en cuestión fuera "original", sólo pediría que proyectara con respeto al espacio existente y sobre todo a los usuarios del mismo.
EliminarLa estructura debe estar al servicio del espacio al mismo tiempo que lo organiza y da un orden dimensional a la construcción.
Diseñar un espacio interior de gran luz requiere un esfuerzo estructural considerable y en esta sala oval se había conseguido un amplio espacio diáfano, pero luego vino la señora Aulenti y lo lleno de gradas, ascensores (2) escaleras, un bar con cristaleras, unos paramentos, unas balconada y otros cachivaches que no sirven para casi nada. Estropeó algo que estaba bien.
Salud
Se produce una disociación entre el pensamiento y su materialización, lo que da lugar a muchos desajustes.Y la inmensa mayoría de políticos lo que les interesa es obras faraónicas.Que perpetuarán su vanidad.Con sus propuestas sin sentido han confundido : funcionalidad y buen hacer.Porque con los años que duró el proyecto ya se tenía que haber corregido muchos fallos.
ResponderEliminarLa conocía más por sus diseños; sobre todo, la famosa mesa con ruedas y la lámpara Pipistrello.
Un abrazo.
Amiga Bertha, coincido contigo, a muchos mandamases les interesan las obras faraónicas, satisfacen su vanidad y la de algunos arquitectos de campanillas.
EliminarSalud
Me alegra conocer esta opinión tuya, circunscrita en principio al Quai d'Orsay. Sentí un agobio enorme, una sensación de encerradero -de oro, eso sí, por los cuadros expuestos- que acabó en un mal a lo Stendhal y sin gnas de seguir viendo las obras de arte en este plan. Museos cárceles de obras de arte que, originariamente, no fueron pensadas para museos. No sé si lo del MNAC va de parecido, aún no lo he visto.
ResponderEliminarAmigo Fackel, muchas obras de adecuación o de reforma de algunos espacios museístico han hecho un flaco favor a las obras de arte que contienen. En el caso del MNAC nos encontramos con una importantísima colección de arte románico y obras posteriores magníficas, que no merecían la chapuza proyectada por la señora Aulenti.
EliminarSalud
De entrada decir que no soy arquitecto, continuar diciendo que mi gusto por lo que parece es más que dudoso y acabar comentando que mi opinión dista mucho de ser el de una persona versada.
ResponderEliminarY a lo que vamos:
Pienso que cuando se hace una remodelación que cuesta un pastón al erario público y se requiere un mínimo de delicadeza para con el inmueble, lo que no se puede hacer es poner pegotes en medio de una sala.
Si algo tenía ese óvalo, era su espectacular espacio vacío, libre de toda parafarnalia, limpio, impoluto y despejado.
No se que criterio arquitectónico ha seguido la especialista en cuestión, pero visto el resultado podía haber puesto además una barra de bar en medio de las columnas y al lado de los ascensores, para poder poner una pista de baile cuando se le requiriera.
Una pifia y un tufo a mi criterio, que como bien sabe solo se basa en el sentido común.
En resúmen, dinero mal gastado y espacio estropeado.
Salut
Amic Miquel, hay un elemento de la remodelación del MNAC que cuando lo vi por primera vez me gustó muchísimo, pensé que Gae Aulenti había acertado, luego lo he pensado bien y aquello que me pareció "genial" era una pura anéctoda, me refiero al tapiado de algunas ventanas que las ejecutó con baldosa cerámica de color azul oscuro, esto es, como he dicho, una anécdota, una insignificancia al lado del desaguisado espacial de la remodelación: la sala oval, el pavimento de baldosa de color blanco del vestíbulo, los accesos a las salas, la situación de las tiendas, la organización de las circulaciones, la zona de atención al público, todo es tremendo. Cómo me río de la crítica que aplaudió la intervención de Gae Aulenti.
EliminarSalud
usted sabe de eso, razón por la cual acuerdo con la crítica
ResponderEliminarmis respetos y un abrazo
Amigo Omar, te aseguro que, con la reforma, se ha tratado el edificio existente con muy poco respeto.
EliminarSalud
En algunos de los lugares remodelados por esta arquitecta he estado,pero no guardo recuerdo de su trabajo, será porque no me fijé. Tu opinión merece ser tenida en cuenta, así que cuando vaya a Montjuïc echaré un buen vistazo a esa obra, que por cierto, en ese salón recogí los Reyes que repartía la empresa donde trabajaba mi padre, me pareció siempre un espacio imponente.
ResponderEliminarBona nit
Querida Amaltea, conozco estos edificios reformados por Gae Aulenti y la intervención arquitectónica que más me gusta es la del Palazzo Grassi en Venecia, sin ser nada del otro mundo, podríamos llegar a admitirla. En cuanto al MNAC, écha un vistazo a su interior, acércate a la tienda de libros, paséate por la sala oval y si aún no te ha pasado nada, tómate un café en el bar desangelado que hay en la sala oval, luego te marchas corriendo y puedes acercarle a la Fundació Miró para recuperarte, allí te reconciliarás con la arquitectura.
EliminarBona nit