domingo, 19 de diciembre de 2021

Agatología

Verschiedene Ebenen. Vladimir Vladimirovitch Dmitriev (1900-1948)


 

Existe una parte de la ética que se ocupa del bien, es la agatología.


Los partidarios de esta doctrina, optimistas todos ellos, se espantan y huyen ante cualquier adversidad o si acaso, meten la cabeza debajo del ala. Defienden que todas las cosas tienden al bien y que éste se impondrá al final. Sin atolondramiento, cuando tocan de pies al suelo, aunque sea sólo un poquito, admiten que algunas cosas del proceso pueden salir mal.


Mantenerse en actitud de oposición ante un problema, asumiendo el esfuerzo que supone, resulta engorroso y parece que no hay demasiados ciudadanos dispuestos a malgastar sus fuerzas en solucionarlo. A esto debemos añadir que quien se opone, lo hace siempre a partir de una crítica y ya sabemos que en una sociedad acomodada la crítica es algo políticamente incorrecto.


No nos gustan las críticas que molestan, a todos nos agrada vivir sin problemas y de forma placentera, pues hedonistas lo queremos ser todos, además, a todos nos gustaría que imperara la buena educación y que los niños fueran buenos, pero alguien debe hacer el esfuerzo de educarlos. Queremos ser sibaritas y a cualquiera le gusta deleitarse con un cogote de merluza a la vizcaína, pero debemos saber que alguien tiene que mojarse el culo para pescarla.


Con el optimismo por bandera resulta más fácil correr un tupido velo ante los problemas que pueda tener el educador de niños o el pescador de merluza.

15 comentarios:


  1. Si hay algo que tengo claro es que nada es gratis. Todo tiene un coste, una labor de preparación, un desarrollo y una ejecución. En mi caso, que es el que mejor conozco (creo), soy optimista. Ante los problemas sigo el sistema de Jack "El destripador" es decir, "vayamos por partes". Ante situaciones complejas intento ir solucionando las cosas parte a parte, eso sí con una visión global y visualizando el objetivo a conseguir. Este sistema me ha dado y me da, casi siempre, buenos resultados. Si no puedo arreglar el problema, casi siempre suelo adaptarme a la nueva situación porque la conozco, la he estudiado y minimizo el impacto, que no es poco, creo yo. Esconder la cabeza en un agujero ante los problemas no ha solucionado nunca nada a nadie, eso es otro hecho.

    En este mundo que vivimos olvidamos el esfuerzo que lleva aparejado las múltiples cosas que usamos y los servicios que disfrutamos, desde la Educación hasta la Sanidad pasando por ese túnel de carretera que todos construiríamos si "nos sujetasen el cubata". Solemos valorar mucho nuestro esfuerzo y tendemos a despreciar el ajeno.

    Me gusta observar estas cosas, los puentes, los túneles, la maquinaria, una batidora o como se distribuye esa energía que no podemos almacenar para que siempre que pulsemos el interruptor esté disponible, por ejemplo. Nada es gratis, eso lo tengo claro.

    Un saludo

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    1. Amigo Daniel, no esperemos que nadie nos regale nada. A mí, si alguien me dice que me regala algo, lo primero que hago es desconfiar y lo segundo es rechazar el regalito.

      He comprobado que al final lo que queda es aquello que he conseguido con esfuerzo. Ingenio, trabajo y horas y más horas de dedicación, no hay otra explicación.

      Debo decir que cuando no he podido he buscado los mejores colaboradores y a fe que los he tenido.

      Lo de Jack “El destripador” me ha llegado al alma –una de estas partes que también se pueden destripar-

      Eludiendo el problema no se llega a ninguna parte.
      ¡Qué difícil es construir un puente o horadar una montaña para practicar un túnel, qué difícil es diseñar una herramienta útil y funcional!

      Sabemos lo difícil que es construir y lo fácil que es destruir y observamos que hay mucha gente que va a lo fácil.

      Saludos

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    2. "en mi caso que es el que mejor conozco"
      "los problemas sigo el sistema"
      "Esconder la cabeza".

      ¡¡¡ Que desastre!!!


      Disculpas...

      Un saludo.

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  2. Nos hemos acostumbrado a lo fácil. Nos hemos acostumbrado a exigir y a decir "porque yo lo valgo".
    Pensamos que el vecino gana más que nosotros y trabaja menos.
    Y lo que es peor, banalizamos todo aquello a lo que no damos importancia.
    Queremos que se cumpla la ley, pero si podemos nos escabullimos de pagar el IVA. Y deseamos que a los malos los encierren en prisión, pero que esta no se ponga en nuestro distrito.
    Todo cuesta un esfuerzo. Aún me maravillo del grifo del wc, cuando lo muevo sale agua, y si lo giro...sale caliente.
    Un abrazo
    Me ha gustado el cuadro que has colocado. Tiene personalidad.
    Salut

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    1. Sí, Miquel, lo fácil entra con “facilidad”, esta es la cuestión y la holgazanería.
      Ya vemos que por ahí hay mucho “mariscal diplomado de carro de mierda”, (el antiguo basurero de toda la vida) que está convencido que vale mucho y que su diplomatura no se la valoran demasiado.

      El esfuerzo produce repelús y apenas se valora el esfuerzo de los demás.

      Vladimir Vladimirovitch Dmitriev fue un cubista muy bueno que apenas está valorado.

      Abrazos.

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  3. Late esa creencia (es decir, no el razonamiento) de qué bueno tener lo mejor, pero eso sí, que me lo den hecho. Últimamente me crispa en exceso la vaciedad argumental de la vida ordinaria y carezco de fuerzas y ganas para comentar por acá y acullá. La gente ya no quiere debatir con tranquilidad nada y yo no tengo paciencia para cinco minutos de decir amén a nadie. Creo que me voy recluyendo en un caparazón escéptico y relajante, que es necesario, y hablar solo con mi otro yo, o quien se preste honestamente a representarlo.

    Así que hay agatólogos, ay ené, y ¿qué no hay en esta vida de aburridos por la que algunos circulan? Así que al final triunfará el bien, eh. Ahora veo la perversidad de ciertas doctrinas.

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    1. Amigo Fackel, entiendo perfectamente tus ganas de reclusión en el interior del caparazón escéptico. Lo ENTIENDO.

      Quedan pocas ganas de argumentar delante de quien no hace ni el esfuerzo de oír.
      Hay doctrinas bobaliconas, acríticas y, en el fondo, perversas y sabemos que muchas de ellas se difunden en las aulas de las escuelas de negocios.
      Saludos

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  4. Todo requiere trabajo y dedicación, por eso hay que educar a la gente joven en la cultura del esfuerzo. En la vida nada les va a salir gratis. Y los padres consentidores llegará un momento que ya no estén para darles todos los caprichos sin que ellos muevan un dedo.
    Un saludo.

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    1. Sí, coincido contigo, todo requiere un esfuerzo. Hay un fallo en la educación. Los padres consentidores huyen del esfuerzo que supone educar a los hijos, el resultado es decepcionante: unos jóvenes incapaces de enfentarse al infortunio, y al más mínimo problema se hunden, no pueden aguantar y se convierten en carne de cañón o en clientes crónicos de psicólogos y psiquiatras. No soportan el principio de realidad.
      No están acostumbrados al esfuerzo y tampoco a la aplicación. Hay demasiado fracaso y, porque no decirlo, demasiados suicidios.
      Muchos se creen que han venido a este mundo a pasar unas vacaciones y que todo es un camino de rosas.
      Saludos.

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  5. Que el optimismo no nos ciegue, por supuesto.

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    1. Sí, Pedro, el optimista suele desconocer una gran parte de la realidad. Es un realista mal informado.

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  6. pero un razonable optimismo es bueno, de lo contrario, ya vencidos, para qué habríamos de levantarnos cada día, un optimismo realista, voy por eso, un pesimista es un optimista informado escribió W. Allen, pude ser peor no tanto. No sé puede formar a los jóvenes desde el pesimismo, no, sería terrible, digamos que bajo un optimismo realista, si no estudias no aprobarás el examen, salvo hagas trampa, cierto es que se calcula en un 40% la cuota parte de suerte en pruebas peor bueno, reitero optimismo realista, feliz navidad, aguardemos a Papá Noel.
    Saludos

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    1. Selva, con el optimismo y el pesimismo sucede como con todo: lo más acertado es el equilibrio. Sigo las enseñanzas de Teognis de Megara y procuro ir por el camino de en medio y sé que hay que estudiar y esforzarse, y si lo hacemos con esmero y aplicación conseguiremos ver la realidad de forma equilibrada. Tiendo a lo clásico más que a lo romántico, aborrezco el estallido de las emociones, los juicios apresurados, el arrebatamiento, los comportamientos exaltados de un optimista y la amargura del pesimista.
      Que tengas una feliz Navidad.
      Saludos.

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  7. Me ocurre como a Fackel : me dan ganas de recluirme en mi caparazón, detrás de un cartel que diga : "Que os zurzan".

    Pero nadie es una isla, y todo lo que sucede a nuestro alrededor tiene consecuencias para nosotros.

    Y quizás ese ha sido nuestro pecado, desentendernos de la realidad.

    Consecuencia : una sociedad vacua, sin principios, consumista y ególatra sin medida.

    Saludos.

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    1. Amigo Rodericus, como ya le dije a Feckel, a mí también me entran ganas de recluirme. Es difícil largarse a un lugar donde no te alcancen los puñales, todo es global y la indigencia moral también lo es.
      Es imposible desentenderse, creo que tenemos que aprender a navegar por este océano de necedad.
      Saludos

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