domingo, 8 de septiembre de 2019

Pesimismos opuestos


Cuando nos invade el temor de que la razón puede quebrarse por culpa de la mezquindad y la estupidez, caemos en un estado de pesimismo. Cuando, además, contemplamos como las formas más ramplonas y zafias del panorama estético inundan el paisaje y la cultura, nuestro pesimismo se enquista. Se trata de un pesimismo de corte clásico, como el que padecían los estoicos.

Contra lo que podría parecer a primera vista, lo contrario del pesimismo clásico no es el optimismo. No, lo opuesto al concepto de pesimismo clásico es el pesimismo romántico.

El optimismo es sólo una hoguera de estopa, pura evanescencia.

El pesimismo clásico se fundamenta en la creencia de que el ser humano ha perdido la fuerza necesaria para afrontar la vida en toda su complejidad. Se debilita.

El pesimista clásico cree haber perdido los instrumentos que sirven para medir. Se lamenta de que los hombres y mujeres que viven en este mundo de maldad insolente no han sido capaces de apuntalar la bóveda de la compleja realidad.

El pesimismo romántico, en cambio, se fundamenta en el cansancio de la cultura. Lo encontramos en el pensamiento de Schopenhauer y en la poesía de Leopardi. El pesimismo romántico es nihilista, persigue la nada como fin.

El espíritu romántico utiliza para medir los instrumentos de su sensibilidad, no le valen ni el metro ni la balanza. No mide los caminos, desconoce a dónde van, quizás lleguen al borde del acantilado y allí contemplará el mar embravecido. Se orienta con la brújula de su emoción y se desorienta cuando su sensibilidad se agrieta ante la incomprensión de sus congéneres que lo califican de orate y le niegan el pan y la sal.

Ante tal incomprensión, el artista romántico se crece y se convence que él, con su sensibilidad a cuestas, se sitúa por encima de los demás. Se lo tiene creído. Aparece el engreimiento y su soledad llora entre los escombros de su castillo arruinado: el pensamiento romántico.

Debilidad clásica o cansancio romántico: pesimismos al fin.

9 comentarios:

  1. Buena descripción de los pesimismos, que en realidad sean los que sean, siempre alimentan la mala honda y generan malestar.

    Me hizo gracia eso de "las formas más ramplonas y zafias del panorama estético"
    Lo aplicaría a unas cuantas esculturas que adornan algunas ciudades...

    Un abrazo, ya de regreso al mundo bloguero.






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    1. Amiga Myriam, el malestar generado por el pesimismo lo podemos remediar con la ironía y el buen humor. Es muy eficaz, funciona de maravilla.

      Tienes razón, muchas esculturas urbanas y otras obrillas de arte que encontramos en los museos podríamos aplicarles algunos calificativos similares: chabacano, tosco, patán, burdo, chusco, cerril, garrulón, mostrenco...

      Ya ves, de regreso, feliz de encontrarme otra vez contigo y con los amigos blogueros.
      Abrazos

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  2. Dicen que, los realistas son pesimistas bien informados.
    Quizá con la edad, uno se va dando cuenta de que la tendencia pesimista clásica es la acertada, pues al menos en mi caso, no me lleva a desengaños.
    Un abrazo

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    1. Miquel, lo hemos hablado muchas veces, aquí lo importante es relativizar.
      El pesimismo clásico es una actitud racional.
      Salud

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  3. A veces tengo la sensación -no sé si correcta- de que la visión romántica tuvo un largo recorrido. Si acaso como expresión cultural y literaria su tiempo fue más corto, como influjo sobre la política fue largo y profundo. Porque el crecimiento desaforado de los nacionalismos y lucha de hegemonías del XIX que alcanzan a casi medio siglo del XX en Occidente reproducen mitos, símbolos e ideas que cuajaron en ideologías nefastas como todos sabemos. ¿Fue todo una utilización neorromántica por parte de las ideologías fascistas y nazis, porque no tenían otra base cultural donde sostenerse? Es un tema siempre interesante. Ojo al revivir del pesimismo romántico bajo otras formas. Ya hay una oleada de cansancio político, cultural y de perspectivas en nuestras sociedades desarrolladas. No se ven elementos culturales nuevos y las ideologías han claudicado. Todo es duda en estos momentos. Chi sera, sera...?

    Un abrazo.

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  4. Tengo ratos románticos y ratos en los que la balanza calibra perfectamente cada miligramo, creo que a veces hay cosas que solo se pueden relativizar si se posee un cierto romanticismo pues todo lo verdadero no lo es y la verdad duele demasiado, a veces.. se que de aquí veinte años para mí ya nada será romántico, excepto yo misma jajaja no tengo remedio como ves, para muchas cosas aplico la lógica y la honestidad pero cuando hay que mesurar con amor le pongo todo el miocardio necesario, esto me ha llevado lógicamente a sufrir muchas veces y muchas otras a ver qué románticamente o no, con amor todo es mejor, incluso el trabajo, se hace mejor con amor y una buena dosis de entusiasmo.. las columnas y los capiteles, todas esas cosas, las dejo para los pesimistas clásicos racionales que con pericia me las proyecten y yo a disfrutar y aprender, también tengo un cierto romanticismo sobre el aprendizaje, no me desprendo de tomar apuntes con lo fácil que lo ponen ahora con el teclado, no, me gusta caligrafiar lo que debo aprender o lo que no quiero que se me escape.. me he ido de madre verdad? Pero es que lo que cuentas se puede aplicar a todos los ámbitos de la vida así como a nuestra manera personal de ver las cosas. Me gusta que seas racional aunque me parezca desde mi romanticismo un poco sobrio lo tuyo me reconozco también y sé que tiendo a ir todavía más a esa realidad pero no quiero desprenderme de un cierto romanticismo, lo necesito, me necesita :D aunque sé que en realidad vivo sin el y él sin mi.. pero como mola pensar que no.. cierto? No sé, hay gente que bebe, otros que gastan en cosas absurdas, otros que llevan una doble vida, hay los cínicos y yo solo soy una chica honesta y por no ser más ni menos soy romántica a veces.. optimista no demasiado, pesimista en raras ocasiones, realista lo soy pero solo puede verme así quien comparta la misma realidad que yo sobre los mismos asuntos y debo apuntar que yo misma dudo de la realidad muchas veces, incluso de lo que se mide con una balanza, porque hay que saber si está bien calibrada primero y para ello se necesita un sabio muchas veces, la razón también es romántica, depende de más de una opinión exacta, se apoya en el populismo romántico, también el dos más dos.. el hombre es romántico por naturaleza, desde siempre. La muerte nos hace románticos, pensamos que hay que hacerlo todo antes de morir, lo que de verdad importa es la vida, pero la vida se vive en gran parte con nostalgia de algo. Yo espero no agotar lo inagotable pero para ello hay que saber medirse y en esas estamos o estoy..antes de morir hay que vivir no de un trago como si estuviéramos sedientos pero si saboreando bien algunos sorbos cargados de realismo y por ello no menos mágicos, hay muchas cosas que se hacen y deshacen con la misma facilidad, lo que hoy es blanco mañana no lo es, es mentira? Es ser realista o pesimista? Por qué el optimista está tan mal mirado por el realista? Creo que todo ello no es más que una cuestión de ego, en realidad todo es relativo..unos y otros son como necesitan ser para adaptarse al mundo al día a día personal.. esto es así, es la vida la que nos modela, no,nosotros a ella y cuando aprendemos así, a base de golpes, se forma un ego, un ego que después la muerte sega con un solo golpe de guadaña.. hay algo de romántico en esto también.

    Abrazos.

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    1. Amiga Gemma, todos tenemos momentos en que la emoción parece nublar la razón, ratos románticos, pero esto forma parte de nuestra naturaleza. Estos momentos yo siempre los entiendo como una contradicción vital, es como cuando escucho la música de Schubert, la magnífica música de este romántico que me tiene robado el corazón. Pero enseguida acudo al bueno de Couperin o Bach que me equilibran el magín.
      El orden matemático, la verdad de la geometría, el equilibrio de las estructuras y la escultura de Miguel Ángel me ayudan mucho. Las columnas, los capiteles y el orden clásico, ciertamente, ayudan a relativizar, a esto añado unas buenas dosis de humor e ironía.
      Me complace la tranquilidad y, por qué no decirlo, el tedio creativo.
      Procuro ser racional, tanto como puedo, es una lucha constante, pertinaz, pero que va muy bien para relativizar, practico la duda constante y la charla con algunos amigos.
      No me creo nada de lo que dicen los medios de comunicación y leo muy poca literatura moderna.
      Así que, racionalista con contradicciones románticas, escéptico y pesimista clásico y con esta carga procuro ir avanzando. ¡Ah! eso sí, sin descuidar la sencilla y buena cocina.
      Abrazos

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  5. Mientras el pesimista romántico se pega un tiro en la sien, a ser posible delante del espejo y a la edad de 27 años, el pesimista clásico enjuga su pena con la contemplación de las cariátides tras zamparse una mousaka y un hojaldre de queso de cabra, todo bien regado con un exquisito vino blanco de Kefalonia. Y que se mate Rita.
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Sí, Cayetano, el clasicimo y la mousaka nos preservan de cualquier atrocidad.
      Abrazos

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