La
Gran Odalisca (1978). Eduardo Úrculo
Siempre
he desconfiado de las utopías. Solo veo en ellas un único valor positivo, aquel que
mencionaba Ferrater Mora: la utopía es
una razón para luchar.
La
utopía se nutre de tipologías nostálgicas, de territorios mentales que hemos
perdido y que inocentemente esperamos recuperar.
El
pensamiento utópico tiene la consistencia de la plastilina, cada uno puede
escoger un color, es fácil de moldear, se adapta a la presión ejercida por nuestra
mano, llena recovecos y se escurre entre los dedos, adquiere la forma que
nuestra mente anhela y ahí queda, sin consolidarse jamás.
las utopías de ayer, son las realidades de hoy y el desencanto de mañana.
ResponderEliminarAmic Puigcarbó, las utopías de ayer son utopías que ocuparon las mentes de las gentes de ayer, algunas sirvieron para ir pasando el rato y otras, más o menos adulcoradas se han convertido en alguna forma de nuestra realidad presente. Las utopías de hoy son trambién algo que ocupa las mentes de las gentes y en gran medida un estorbo que enajena.
EliminarAbrazos
Soy Miquel, escribo desde el ordenador de Mayte.
ResponderEliminarNo había ni leído ni escuchado nunca el pensamiento de Ferrater Mora que nos citas.
Creo que las utopías son válvulas de escape, poca cosa más, como también creo que cada uno sueña con quien no duerme, que es otra forma de utopía.
Un abrazo.
Miquel
Hola Miquel, antes que nada transmites mi saludo a Mayte que tan amable te presta el ordenador.
EliminarLas utopías, como tú dices, son válvulas de escape. Si dejas que el pensamiento utópico condicione tu vida y pretendes, al mismo tiempo, ser feliz, te verás obligado a hacer mil acrobacias mentales para escapar de las consignas utópicas que algún iluminado ha puesto en marcha.
Abrazos.
no suena a algo malo entonces, en la fantasía a veces está bueno regodearse...
ResponderEliminarAmiga JLO, pero no deja de ser una fantasía.
EliminarMe cuesta mucho imaginar que una fantasía utópica ayude a la perpetuación de la especie.
Abrazos
Un texto de filósofo.
ResponderEliminarSaludos.
Amigo Pitt, no creo que llegue ni siquiera a la categoría de texto, solo es una pincelada sobre una ligera reflexión.
EliminarAbrazos
Regreso al paraíso perdido. Un mundo feliz imaginario. Buenos deseos. Ingenuidad, como la de los socialistas utópicos de hace tiempo o esa especie de Arcadia feliz que algunos quieren forjar para Cataluña sin tener en cuenta la realidad, las leyes de todos o las ideas de los demás.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, chocan contra el principio de realidad y en ella no hay ninguna Arcadia feliz. Aquí lo que hay son unas leyes con las que nos hemos dotado para poder convivir en paz, lo demás son pataletas irracionales.
EliminarSolo la ley y la razón nos hacen libres.
Abrazos
A mí siempre me gustó aquel aforismo de Eduardo Galeano, porque va en esa línea de Ferrater Mora: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar ". Incluso es menos exigente: Galeano no habla de lucha explícitamente, habla de camino. Claro que siempre podrá decirse que caminar es luchar, en la dimensión que sea y percibamos.
ResponderEliminarHoy estoy de vuelta. Creo haberme nutrido (iba a haber dicho vivido) casi toda mi vida de utopías y cuando leía a los utópicos del XIX me alimentaba de ilusiones ideológicas, como anteriormente me creía (a medias) las cristianas, incluso las rebeldes del cristianismo. Ahora me cuesta siquiera aceptar el término, pensamiento que cuando escucho a un joven bienintencionado tengo que reprimir. Anda que no nos aguantaron algunos en nuestras familias y en el trabajo por crear problemas con nuestras utopías más irreales que se puedan pensar...
Es curioso, porque hoy día la política se divide entre los utópicos de base que alimentan ilusiones imposibles de llevar a cabo (mira vuestro nacionalismo próximo) y los pragmáticos del puesto a conseguir para vivir del sueldo. Bueno, preciso: hay un intermedio silencioso de gente que intenta aportar como base, proponer en sus ciudades o pueblos cosas posibles, interesarse sin mayores pretensiones por modificaciones y avances en materias amplias de la vida social. Pero esta gente silenciosa suele pasar desapercibida y de hecho son los más honestos.
Amigo Fackel, me desengaño y me reafirmo en el lema de mi blog "materialisme, vulgaritat i tècnica".
EliminarMe desengaño y cuando se me acerca un utópico militante echo a correr.
Abrazos
El derecho a la utopía de la esperanza es irrenunciable...
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Luis Antonio, este derecho es irrenunciable, lo que ocurre es que solo se queda en un derecho.
EliminarLa utopía solo es una idea.
Abrazos
Hola Francesc, desde mi exilio rural un abrazísimo.
ResponderEliminarDa gusto volver a entrar en tu blog. He estado paseándome por este septiembre tuyo tan
irónico, nutritivo y divertido.
Desconocía esta obra de Úrculo, como tantas otras cosas! Esa magnífica Hathor láctea, ya casi desaperecida, al igual que los verdes, jugosos y aromáticos prados de "cuchu"
asturianín.
¡Salud!
Kova
Estimada Kova, yo también he estado desconectado una temporadita, contemplando el mar, sentado en aquella roca amiga que me conoce desde hace muchos años. Allí viendo aquel azul de la bahía contemplo la ironía de las olas que se ríen de todas nuestras neuras.
EliminarBesos