miércoles, 17 de abril de 2019

Lo atildado, lo fútil y otras grandezas literarias



La literatura escrita solamente para ser leída suele ser afectada y casi siempre vacía. Cuando lo único que le interesa al autor es el espectáculo literario, más o menos mediático, o cuando persigue el oropel, suele, el escritor, perderse en un laberinto de trivialidades o soserías.

Soy de la opinión que la mejor literatura se produce cuando surge de la necesidad de expresar una idea o una reflexión; ya sea en forma de historia ficticia, ya sea una emoción o una descripción pura. Indefectiblemente la escritura debe ir acompañada  de una voluntad estética, es decir: algo que decir y muy bien dicho: En esto consiste la literatura.

No me valen los artificios rebuscados ni las historias truculentas que se han cocinado en los fogones de lo estrambótico sólo con el fin de buscar la originalidad. Cuando esto ocurre, creo que se llega a un resultado aparatoso y frívolo.

Observo que entre lo que se publica predomina lo atildado. Se sobrevaloran las minucias. Veo una gran cantidad de textos adocenados que llena los aparadores de las librerías. La calidad conceptual o estética brilla por su ausencia, y la crítica calla y vuelve a callar.

El silencio de la crítica es elocuente y si algún ruido rompe este silencio, es para señalar el compás agresivo de lo comercial o la insignificancia literaria de la obra de unos autores de campanillas, que más les valdría salir a dar una vueltecita por la calle y comprobarían que, en menos de doscientos metros, viven o pasean siete o diez personas que tienen mucho  que decir y que lo dicen mejor que ellos, y si no quieren caminar tanto, podrían leer a cualquier clásico, ya fuera Séneca o Marco Aurelio que les recordarían lo fútil que es su vanidad.

15 comentarios:

  1. Rubrico en términos generales tu opinión. Son tiempos estos de explosión de mercado, no tanto, ni por el forro, de eclosión creativa. Tiempos de soltar el ego al paso al trote o al galope para hacerse notar o para no sofocarse uno dentro de sí. No sé si por el tópico de aquello de que un individuo debe plantar un árbol tener un hijo o escribir un libro, o porque es la moda, es el tirón, yo que sé. Pero bueno, salvo la necesidad personal, el interés por sentirse uno mejor, la terapia no sé si cognitiva o inductiva, el equilibrio personal, y salvo lo que ayude a un bien estar con uno mismo, pero tanto derroche de títulos, la mayoría de los cuales no aportan mucho y son desarrollos forzados de temas que tienen su momento de gloria, agobia. Bien, agobia si nos dejamos agobiar. A mucha gente les va. Porque cuanto más derroche de títulos salta -estos días con lo del Día del Libro y las próximas fechas que se avecinan de Ferias del Libro veo cantidad de títulos nuevos- menos proclive soy a dejarme atrapar. Así que de lo nuevo en edición leo lo que no es nuevo en escritura -El pasajero, de Boschwitz, o El montacargas, de Dard, son títulos viejos pero que aparecen ahora en español, y son muy buenos- y esas excepciones no me pierden de seguir con los clásicos. Pero ya sabes que en este tema de lecturas cada cual lee o al menos compra con arreglo a lo que le pide su magín.

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    1. Amigo Fackel, el mercado trata la literatura como un objeto más de consumo. Las editoriales van publicando libros, uno tras otro, pues hay que suministrar producto al mercado y obtener los beneficios correspondientes. A esto unamos la vanidad de muchos los autores, algunos se pirran por ver su nombre impreso y hacen un esfuerzo, se rebanan los sesos por inventar historias y escribirlas de corrido.
      Cierto que uno pueda tener la necesidad personal de expresar sus reflexiones y que esto le sirva de terapia, pero esto es algo personal e íntimo del escribidor, pero al lector, con toda probabilidad, le importará bien poco las nueras de quien escribe.
      Creo que hay que escribir bien, con rigor, con voluntad estética y expresiva y que esto debe hacerse contando algo que sea de alcance universal, conocido, vivido o reflexionado con muchísima seriedad.
      No me valen las elucubraciones fantasmagóricas o las manías personales, no me vale una literatura de la experiencia de alguien que no ha vivido nada o no haya reflexionado sobre la vida con profundidad. Una literatura escrita sólo con el objetivo de complacer el mercado o satisfacer la petulancia del autor es un entretenimiento fútil o algo similar a un juego de petanca o cualquier otra actividad lúdico-festiva como lo que hacen en algunas aulas donde se dedican a divertir a los niños.
      Saludos

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  2. Comparto tu opinión.
    No se si sobran escritores, si se que sobran ideólogos, o sea, personas que son mantenidas por los estamentos de rigor. Cierto es que los ha habido siempre, pero ahora esto se ha desmadrado y forman una camarilla exclusivista con sello de identidad, pues lo importante no es el tema, el subtema, el argumento, tan siquiera la sintáxis, lo que priva es hacerlo de la manera determinada que rigen los cánones que les apacentan.
    De ello, de la subvención, viven el escritor y el mal llamado editor.

    Salut.

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    1. Amigo Miquel, estamos viviendo en una sociedad masificada, en occidente sobra de todo: batidoras, aparatos de TV, coches, calcetines, lazos de colores, la mala educación, banderas, vanidad, maldad insolente, bolígrafos, sobran las faltas de ortografía que las veo por todas partes, y está claro que sobran escritores y divulgadores de ideologías espurias,
      Con todas estas con las sobras se publican títulos y muchos autores satisfacen su engreimiento, otros son subvencionados y otros viven como pueden.
      Saludos

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  3. Cuando manda el mercado -y solo el mercado-, no interesa la estética, la originalidad ni la metáfora, sino las historias de consumo masivo. La propia editorial se suele encargar de aconsejar al escritor qué ingredientes no deben faltar y cuáles sobran. Una indecencia, se mire como se mire. ¿Quién vende libros en España? Si contestamos la pregunta, obtendremos la respuesta.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Cayetano, amigo mío, tú lo dices, manda el mercado y poco importa la calidad literaria. El mundo editorial marca las directrices, la publicidad y los medios acompañan, y juntos, van creando opinión. Con estos ingredientes, el escritor arribista elabora una literatura mezquina que no atiende ni a la razón ni a la estética literaria.
      ¿Quién vende libros en España?, los venden los autores que se publicitan, los que salen en los medios.
      Saludos

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  4. Para mi la pasión hace la mejor literatura, las ganas de sentir, la emoción, esa sensación que te permite ser el protagonista de la obra, aunque solo seas el lector. Eso es lo que yo busco cuando leo, nada más, pero nada menos. Para los análisis tecnico-criticos tan en boga no me siento capacitado y, sinceramente, me da igual, si disfruto con lo que leo. Para mi leer es diversión y ya esta.
    Si se venden muchos libros me parece bien, los autores ganan dinero, las editoriales ganan dinero, los lectores pueden acceder a libros, bien para leerlos, bien para adornar estanterías o para fardar de cultura; todo el mundo contento...
    Quizás es que soy muy primario, no lo se, pero así lo veo..
    Un saludo

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    1. Amigo Temujin, estoy convencido que tienes un buen gusto. Disfrutar con la emoción de un relato y con la forma literaria es un placer. Sí, pero yo añado que un texto técnico bien escrito o el desarrollo de un teorema científico, produce también un goce impresionante.
      Ni que decir tiene que me interesa la crítica de arte y los textos teóricos sobre estética.
      Saludos

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  5. Has dado en la tecla: se lee muy poco a los clásicos en esta sociedad de tecnócratas, barullo y egos enormes...


    Un abrazo

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    1. Amiga Myriam, coincido contigo, tienes razón, se lee poco a los clásicos y a los que no son clásicos.
      Mucho más que los tecnócratas, a mí me preocupan más los incultos que ocupan puestos de responsabilidad.
      Abrazos

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  6. Tengo alguno de mis libros a la vista: Platón, Avicena, Spinoza, Duns Scoto, Hölderlin, Pseudo Dionisio y Lautréamont, además de tu Jardí Ardent. Los hojeo: subrayados, con interrogaciones,
    anotaciones, exclamaciones, muchas alabanzas y algún que otro improperio. Walter Benjamin decía que era imposible rescatar lo que olvidamos. Pero yo me evoco, me rescato y me recuerdo cada vez que os releo.

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    1. Dejando aparte el libro ese de portada verdosa, es indudable, Chiloé, que tienes ante tus ojos un verdadero tesoro. Cuánto admiro esos Platón, Avicena, Spinoza, Duns Scoto, Hölderlin, Pseudo Dionisio y Lautréamont a los que añado Horacio y Dante.
      Creo que hoy tenemos la enorme tarea de salvaguardar ese patrimonio inmaterial y artístico, estoy casi convencido que esta salvaguarda puede justificar la continuidad de una civilización que se tambalea.
      Me alegra muchísimo que leas ese Jardí Ardent, supongo que entiendes el catalán. Ni que decir tiene que si tienes alguna duda lingüística no tienes más que decirmelo, todos los poemas de Jardí ardent los he traducido al castellano.
      Saludos

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    2. Estaba segura de que me permitirías pedirte ayuda, pero me ha encantado leerlo. Muchas gracias, ¿arquitecto poeta? ¿poeta arquitecto? No olvidaré tu ofrecimiento.

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  7. No sé de quién es la frase, pero me gusta y la repito con harta frecuencia:

    "LEER ES EL ÚNICO ACTO SOBERANO QUE NOS QUEDA"

    El término "literatura" es polisémico. La definición de literatura cambia dependiendo del contexto sociocultural e histórico, y sólo en el siglo XIX adquiere el significado más actual pues en el XVIII se llamaba literatos a poetas y científicos como Newton.

    Una de las definiciones más sencillas es la que dice: "Arte que emplea como medio la expresión de una lengua" Creo que fue María Moliner, a la que tengo en grandísima estima, quien se expresó en parecidos términos: arte que emplea la palabra hablada o escrita como medio de expresión.

    Un abrazo




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    1. Amigo Luis Antonio, suscribo la frase de María Moliner.
      Abrazos

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