sábado, 6 de abril de 2019

Desiertos


Josep Royo -tapiz-

Eriales donde todo es casi nada.

Las tierras son de deshecho, aglomeraciones de lutitas y detritus geológicos.  Las rocas son casi rocas, montones disgregados de pedruscos y cantos rodados de un mar inexistente, altozanos formados por acumulación de materiales de aluvión. Minas abandonadas. Desiertos que no son desiertos. La vegetación es arbustiva y escasa. Esparto. No hay pastos ni cultivos.

El panorama es desolador. En esta península encontramos paisajes paupérrimos donde unas cabras macilentas mordisquean algún brote humedecido por el rocío.

Desiertos donde las huellas humanas no son más que unos restos de mampostería ordinaria, señas de unos ideales que solo sirvieron para producir desiertos mentales.

6 comentarios:

  1. Malogradamente hay mucho erial en esta península.
    Salut

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    1. Despoblado, desértico, parece una aglomeración de pedruscos y problemas no resueltos.
      Salud

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  2. Lo terrible del caso es que, lejos de permanecer estables, los desiertos -físicos y mentales- tienden a crecer.
    Saludos.

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    1. Amigo Cayetano, la erosión continúa. Se disgregan las geologías más duras y ante el panorama triste, la inacción mental crece y crece.
      Saludos

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  3. Y sin embargo, siempre hay vida en los desiertos. Y quien se retira un tiempo a ellos puede volver oxigenado por sus propias reflexiones u observaciones. El desierto siempre inspira.

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    1. Amigo Fackel, en los desiertos hay una vida más calmada que permite observar con más detalle y favorece la reflexión. Lo de la inspiración lo limito solo a la entrada de aire exterior hacia los pulmones.
      Abrazos

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