Quizás el trabajo de forja se podría salvar, pero la puerta principal del
edificio de La Balmesiana es un auténtico desaguisado de composición arquitectónica:
un arco de medio punto con archivoltas queda aplastado por unas dovelas muy
desproporcionadas que convierten el medio punto en un arco gótico discordante
que se remata con un guardapolvo de molduras esmirriadas. Parece que el gótico quiera imponerse sobre la
razón del arco renacentista.
El arco más feo de Barcelona se encuentra en una fachada que no le va a la
zaga en cuanto a fealdad se refiere. El edificio de La Balmesiana data de 1919-1923
y fue ampliado en los años 1928-1940. Fue proyectado por Rubió i Bellver,
discípulo de Gaudí, autor del puente gótico de la calle del Bisbe y de la Casa
Golferichs que parece una casita de chocolate.
El edificio alberga la Fundación Balmesiana que es una institución
eclesiástica dedicada a la difusión de la cultura católica en general y del
ideario del filósofo y teólogo Jaume Balmes.
En la composición de la fachada de La Balmesiana, Rubió i Bellver se empeña
en establecer un diálogo entre el románico y el gótico. Aparecen ventanas
triforadas de varios tipos y dimensiones. En el mismo plano de fachada encontramos
otras ventanas rectangulares, hay también balcones y huecos circulares y todo
el conjunto se corona con un dislate de almenas a distintos niveles.
El diálogo entre los estilos medievalistas de Rubió i Bellver tiene lugar
en una Cataluña obsesionada por hallar un pasado heroico de guerreros, dragones
y condes reyes. Un diálogo arquitectónico anacrónico en una ciudad que se
agitaba con viveza y acogía las más avanzadas formas del Movimiento Moderno.
Cuando el arquitecto de La Balmesiana dibujaba almenas y arcos góticos, en
Barcelona se escuchaban las partituras dodecafónicas de Schönberg o La Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky y el
cubismo de Picasso o de Juan Gris se exponía en las salas de la Ciudad Condal.
La arquitectura suele expresar la cultura de una sociedad en un tiempo y un
espacio determinados. Hay edificios, sin embargo, que se levantan de forma extemporánea. El
edificio de La Balmesiana nació trasnochado y alberga unas ideas trasnochadas.
No hace falta franquear el arco más feo de Barcelona para darse cuenta de ello.
A veces, el mestizaje en arte da resultados sorprendentes que mejoran el original o los originales, como pasa con el orden compuesto romano. En este caso, el arco ojival, coronando las arquivoltas de medio punto románicas, da como resultado, como bien dices, una chapuza estética.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Cayetano, el edificio de la Balmesiana es un ejemplo de arquitectura extemporánea, el arquitecto se valió de un lenguaje híbrido de estilos históricos. Además el edificio se encuentra en un emplazamiento urbanístico discordante, no coincide ni el estilo ni la escala urbana, estilisticamente está fuera de toda lógica urbanística.
EliminarSaludos
Nunca me causo una impresión benévola, y eso que no entiendo de arquitectura, pero hay algo en él que distorsiona, no sabía si el conjunto, la entrada, la fachada o todo en general.
ResponderEliminarMe has sacado de las dudas.
Un abrazo
Miquel, a mí este edificio no me gusta nada. Dicen que en su interior hay una capilla que tiene un cierto interés. Yo no me he atravido a pasar el umbral.
EliminarSalud
Muy interesante.
ResponderEliminarAmplia apreciación.
Saludos, querido Francesc.
Cómo no aprender aquí.
ResponderEliminarNo importa que no sea didáctico. Es así como algo inevitable.
Abrazo!
Amiga Andri, es un edificio espantoso.
EliminarHay una mescolanza de estilos que lejos de aportar valor, lo que hacen es conseguir una pieza extemporánea imposible de digerir.
Salud
Abrazos
la verdad que no se ve tan feo pero bueno, uno no es experto en estilo y esas cosas ja... saludos...
ResponderEliminarAmigo JLO, cuando veo esto edificio no puedo reprimir una mueca de espanto y desagrado.
EliminarSalud
Tienes razón, probablemente sea el arco más feo de Barcelona, aunque la fachada se las trae también. Te juro que no lo conocía, a pesar de estar cerca del COAC y de haber frecuentado durante muchos años esa zona.
ResponderEliminarAmigo Granuribe si no conocías esta fachada puedes decir que eres un afortunado, has sido durante un tiempo un poco más feliz que los que la hemos sufrido.
EliminarEstá cerca del COAC y afortunadamente bastante escondida.
Abrazos
Salud
Desde mi desconocimiento, sí que es feíto y no solo el arco.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Conxita, la fachada es muy fea y el arco da realce a la fealdad.
EliminarAbrazos
Cuanta razón tienes, con esa manía de falsear la historia nos han llenado Barcelona de bodrios arquitectónicos.
ResponderEliminarAmigo Chordi, se falsea la historia en el diseño, en la composición de fachadas. La teatralidad del barrio gótico queda bien pero es una auténtica mentira histórica, muchas rehabilitaciones son puro engaño. La historia se falsea en muchos sitios.
EliminarSalud
O acaso, Francesc, también expresa la cultura de la sociedad y de su tiempo, o la ausencia clara de ella, ignorando lo que se podía estar haciendo en otros países. Creo que la tradición santa ha hecho siempre flaco favor. Hay muchos edificios de imitación mala y perversa de artes de siglos pasados en nuestras ciudades. Las corrientes no daban para más y el peso de los poderes fácticos pesaban sobre todo por la carencia de imaginación y atrevimiento. Lo que me interesa es lo que aportas en el sentido de ver puro engaño tras muchas obras que reivindican siglos y glorias pasadas. Reinvención cutre de la historia, sea el interesado nacionalismo prsente o los que siguen contando la mentira de la reconquista de Covadonga. La mentira es un arma mortífera no solo para la estética sino para la convivencia humana cotidiana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amkigo Fackel, el centro de la Barcelona antigua, en concreto el Barri Gòtic, está lleno de pastiches arquitectónicos que pretendían recrear una ciudad medieval muy del agrado de los modernistas y sobre todo, de los herederos de la Renaixença, aquellos que añoraban un pasado heroico inexistente y querían hallar en la Baja Edad Media una épica nacional.
EliminarEl arquitecto Rubió i Bellver contribuyó mucho en la construcción de una ciudad de mentira, hoy es ciudad espectáculo. Rubió fue discípulo de Gaudí, y sus edificios, como los de su maestro, son fotografiados con deleite por los turistas.
Algunos hombres y mujeres que habitan en esta ciudad creen que estas arquitecturas son el espíritu petrificado del "seny" y reivindican la ñoñez histórica y la reconstrucción engañosa. Esto no es otra cosa que una manipulación más de la historia.
Todo es cuestión de manipuladores por un lado y de mentes acríticas por otro y en medio de todo esto, unas piedras, unas ideologías y unos negocios.
Abrazos
Sé que me repito, pero visitar este espacio es aprender. Gracias, una vez más, amigo Francesc
ResponderEliminarGracias Luis Antonio, siempre agradezco tu visita por este blog y tus comentarios. Ya sabes que no pretendo dar clases magistrales, me limito a explicar lo que veo.
EliminarAbrazos