El
insistente gusto por la espectacularidad que propician los medios de
comunicación no es más que una forma tardía de romanticismo.
Aquella propensión por la emoción y el enternecimiento de finales del XVIII que sustituyó a la cordura y la sensatez como virtudes extremas continua viva, hoy se nos presenta con un aspecto actualizado.
Asistimos al
resurgimiento de un romanticismo vehemente, donde la exageración
muestra su cara más espectacular.
Gusta lo extraño
como gustaban los fantasmas a los románticos. La creencia en las ciencias
ocultas aumenta y los llamados fenómenos paranormales ocupan espacios de
televisión. Lo esotérico va en aumento, se incrementa en la misma mediada de crecen los fanatismos y el pensamiento único.
Todo en los medios
debe mostrarse bajo unas luces rutilantes, todo debe ser más grande, más veloz
y, en definitiva, más “emocionante”. Se provoca la lagrimita fácil, se fomenta
la inteligencia emocional (¿inteligencia?), se estimulan las formas más
adocenadas de la blandenguería, se incita el arrebato, ya sea con estimulantes o
con el engaño. Se impone la exhibición, el desfile de modelos (los militares
también desfilan), la gala, la representación y la ceremonia de colorines.
La emoción hace
espectáculo y el espectáculo produce pingües beneficios a quienes lo promueven
e indigencia intelectual a quienes lo contemplan embelesados.
El romanticismo
cayó en el pequeño bache del racionalismo del Movimiento Moderno, pero salió de
él, y hoy continúa, con nuevas formas, provocando enajenación, poniendo barreras
al librepensamiento y colocándonos a todos ante las pantallas, para mostrarnos
un mundo irreal donde el engaño fascina y donde la solidaridad se ha convertido en
espectáculo.
El encandilamiento
ante la espectacularidad es una forma más de alienación y el poder lo sabe, lo
fomenta.
La alienación (me viene a la memoria el libro de Ortega (La rebelión de las masas-), es un concepto en constante evolución.
ResponderEliminarEl "sistema" busca nuevas formas de entretener, lo digo muy eufemisticamente por no decir "encandilar", al conjunto mayoritario de la población. Lo fácil, lo rápido, lo vulgar, lo ruidoso y por ende lo ostentoso y espectacular, es lo que "vende" más; lo que renta mejor y más rápido.
Lo fue en la década de los 60 la televisión; el fútbol y el apartamento en "Miami playa". Siguió con el fútbol, el LSD y todos sus derivados en los 80. En los 90 entraron por la puerta los primeros aparatos japoneses; les siguieron los juegos electrónicos en el 2000 y ahora el internet desde hace 10 años y el celular con sus apps y sus megas.
Pronto quedarán obsoletos, pero creo que ya pocas cosas nos sorprenden; somos de la generación del sacrificio y las vemos venir.
Me sabe mal por los jóvenes, pero veo pocos manifestándose por las hipotecas, los salarios base y las pensiones, y muchos , eso si que veo, encandilados por promesas carentes de programa para poder ser contrastados.
Esos si las pasarán magras.
Sí Miquel, las pasaran muy magras. La solución es la educación, la cultura, la formación, la independencia de pensamiento, el trabajo bien hecho, la asunción de responsabilidades...
EliminarSalud
Lo malo es cuando el sentimiento exacerbado, la irracionalidad y los impulsos viscerales, dejan el mundo estético y llegan al terreno de la política. Entonces es cuando surge el fascismo, en sus múltiples variedades.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, cada vez me dan más miedo estas actitudes exacerbadas que vemos en el panorama social. Una pandilla de gritones faltan al respeto y crean una discordia peligrosa. Mandan los peores de la clase, los que se ríen del conocimiento.
EliminarAbrazos
Yo creo que el barroquismo inconsciente (¿o es consciente?) de estos tiempos es capaz de engullir lo que sea si tiene salida de mercado, de marketing, de publicidad y de enganche pseudoideológico (o ideológico de la actualidad descafeinada y sin objetivos) Ya no se proclama nada, todo es de urgencia vacía, de ruido y ostentación hueca, no creo que ni lo romántico encuentre sitio, hay tal adulteración de las formas, conductas y estilos del pasado -por otra parte irreproducibles en su mejor intención- que la apariencia y la confusión se han impuesto. Las sociedades ya no esperan mensajes del arte luminosos, más bien parecen estar pendientes de la rendición.
ResponderEliminarPor cierto, ¿por qué colocas la escultura de Pablo Serrano? A mí este escultor me gusta mucho.
Creo amigo Fackel, que ha cambiado la dialéctica, ya no podemos hablar de clasicimo o romanticismo, sino de expresión artística "versus" publicidad. Ahora el ruido y la ostentación se sobreponen al mensaje formal como comunicación artística.
EliminarEl producto de todo esto es el vacío, la confusión programada, la posverdad. Además todo se produce en un ambiente acrítico.
A mí también me gusta mucho Pablo Serrano, estoy por decir que es el mejor escultor español de la segunda mitad del siglo XX, todos los artistas de "El Paso" me gustan mucho.
Saludos
No puedo añadir nada más sustancioso a lo que escribes y los comentarios.
ResponderEliminarExhibición y alharaca, pulsión ciega por llamar la atención y buscar la popularidad, ni siquiera existe una intención más allá de arrancar interés inmediato y efímero.Decididamente, estamos llegando al final de una fase evolutiva, una regresión a la estupidez.
Abrazos
Sí Marga, todo es cuestión de mercado y espectáculo adocenado.
EliminarRegresión como siempre.
¿Dónde está Amaltea?
Saludos
No hablaría yo de romanticismo a la manera del XIX. Esta sensiblería actual pertenece más bien a la cursilería de finales de aquel siglo, en donde la gran sensibilidad dieciochesca se trasformó en pose. Es el mundo actual al que te refieres: pose, no la manera en la que los románticos asumieron la libertad.
ResponderEliminarBuen texto que nos hace pensar.
Amigo Pedro, en efecto quedaron atrás aquellos arrebatos creativos del romanticismo dieciochesco, sí, y las formas sensibleras del XIX fueron cuestionadas por las vanguardias del Movimiento Moderno, pero después de los racionalismos han resurgido nuevas formas de sensiblería ñoña, grotesca, mercantil, ostentosa, etc. una sensiblería fomentada por los medios de comunicación que ven en la lagrimita fácil una mayor cuota de pantalla y más presencia mediática mientras crece una alienación desgraciada.
EliminarSaludos.
Los medios, lamentablemente, se hacen eco del gusto por el sensacionalismo y no tienen escrúpulos en dar la "carnaza" que no pocos parecen reclamar...¿Quién tuviera a la BBC en nuestra sociedad carpetovetónica?
ResponderEliminarUn abrazo
Ay, amigo mío, esto es un pez que se muerde la cola. Los responsables de los medios de comunicación dicen que el personal pide carnaza y por esto se la dan y el personal traga carnaza porque esto es lo que le dan. ¿Quién tiene la razón, el que da o el que toma? ¿de quién es la responsabilidad? No lo sé, sin embargo, visto el panorama cultural del país, podemos deducir la respuesta. Pienso además que todo es una burla bastante chusca.
EliminarSaludos