No me atrevo a exigir al artesano que hace las máscaras, que las acomode a la realidad, ya que ésta está comprometida con el engaño, y su compromiso es muy sórdido.
La máscara suele esconder otra máscara.
En
toda máscara hay un carnaval de intenciones, restos de fantasmas, espejismos,
complicidades peligrosas, compromisos espurios, amalgamas y condensaciones de
la intuición.
La
máscara es un ars magna de la
tragedia y es, al mismo tiempo, la representación de un compromiso acobardado.
La
máscara atrae, fascina, seduce… porque engaña. Su mentira se expresa con una
mueca palpable y quieta. El compromiso es un gamo dispuesto a la carrera.
Como están muy vistas, hoy se utilizan otras "cosas" que sirven para lo mismo: banderas, patriotismo barato... El caso es ocultarse detrás de todo ello.
ResponderEliminarSaludos, Francesc.
Se ocultan para engañar.
EliminarAbrazos
La máscara suele esconder otra máscara.
ResponderEliminarUna frase genial
Un abrazote
salut
Todo es un juego de engaños. En la máscara se funden engaños y burlas.
EliminarSalud
Ni las caras ni las máscaras, que nunca son el espejo del alma, dicen otra cosa que no sea el talento del pintor que las dibujó o del fotógrafo que las reprodujo.
ResponderEliminarIba a plantearme si la cara es la máscara del alma, pero no soy capaz de tal planteamiento, me cuesta mucho hacerlo porque carezco de alma.
EliminarJa,ja,ja.
Saludos
Lo sé. Me trajo hasta aquí tu mente científica. No tu alma. Ni tu corazón.
EliminarYa ves, Chiloé, los mundos simbólicos me sobrepasan. Por deformación profesional, aspiro al equilibrio. Me conformo con la exclusiva dependencia de la materia y aspiro a alcanzar la espiritualidad de un zapato.
EliminarMe gustan los arcos de medio punto y el capitel dórico, algunos versos y de Comedia y la estatuaria griega.
Salud
Tú lo sabes mejor que yo: La finalidad de conmemorar la grandeza de Dios o la de la comunidad hacen ostentosa y arrogante a la gran arquitectura. Eso, con veinte años, me despistó. Superado el prejuicio quedé impactada por el clasicismo de las fincas campestres e iglesias venecianas de Palladio. Me parece una explosión de gran arquitectura. Creada ad hoc para la recreación.
EliminarAh, ah, Chiloé, vienes a mi admirado Palladio. Fantástico. Ya sabes que soy un rendido admirador del Renacimiento. Brunelleschi, Michelozzo, Palladio...,
Eliminarsoy un clásico empedernido con algunas (pocas) contradicciones románticas (Schubert, Puccini...)
Saludos
¿Será por eso que hay tanto juego de máscaras -también llamado mascarada- en nuestra vida cotidiana? Claro que la siguiente pregunta sería: ¿pero hay el mismo grado de transgresión día a día que en unos Carnavales? Me refiero a los Carnavales de antes porque los de ahora poca transgresión tienen, si bien, visto lo políticamente correcto y los pensamiento únicos que cunden, los de Carnestolendas contundentes, y no precisamente turísticos, volverán (como las oscuras golondrinas, o mejor dicho, los buitres carroñeros, ya instalados, por cierto) Asociación concatenada de ideas, oiga.
ResponderEliminarAmigo Fackel, la máscara se presenta según diversas formas: es máscara el lenguaje políticamente correcto, es máscara la beneficencia, es máscara el "bonismo" de los maestros, etc. debajo de estas máscaras hallamos carroña, derribos, fuego de estopa, etc.
EliminarPor otra parte el cartón piedra y las lucecitas de neón, que son máscaras colectivas, esconden una miseria cultural inconmensurable.
Abrazos
Algunos comentarios que se hacen en esta entrada me han hecho pensar que más que en la cara las máscaras se hallan situadas en las palabras, y así unas máscaras de palabras ocultan a otras, y estas a otras, etcétera.
ResponderEliminarSí, Fackel, en el discurso hay un enmascaramiento encadenado y que encadena el libre discurso del pensamiento.
EliminarAbrazos
Pues la cara es la gran máscara, poco sabemos de lo que se oculta tras el bello, la fea o el de facciones "raras".¿La cara es el espejo del alma? esa popular sentencia es prejuicio lambrosiano. Criminales de rasgos agradables y bondadosos más feos que picio, desacreditan que somos lo que nuestra cara inspira.
ResponderEliminarEn todo caso, máscaras por doquier.
Abrazos
Yo creo, Marga, que la máscara oculta más de lo que suponemos.
EliminarYa no podemos asegurar que la cara sea el espejo del alma: la silicona no tiene sentimientos, nos ofrece una expresión de catálogo.
Abrazos