lunes, 17 de septiembre de 2018

Comida de resistencia




En tiempos de posguerra, cuando deben realizarse trabajos duros, cuando la intolerancia muestra su cara más siniestra, cuando la pobreza es una realidad palpable, cuando la dentición de las gentes tiene más oscuros que claros, cuando se invoca demasiado a Platón, cuando los mocos dibujan pinceladas debajo de las narices infantiles, cuando el fanatismo proclama utopías inexistentes y exige sacrificios inútiles, cuando la Patria se escribe con letra capital, cuando la superstición se aprovecha de quienes pasan hambre, cuando los que mandan  exhiben un arsenal de símbolos, cuando el hambre es consecuencia del expolio, la corrupción y  la barbarie, cuando todo esto ocurre se necesita una alimentación adecuada para soportar tanto dolor. Comida de resistencia y alimentos viejos.
  
Altramuces
Nabos
Boniatos
Repollos
Caldo de gallina vieja
Castañas
Granadas
Leguminosas con tocino
Pan de hogaza.

Pasan los malos tiempos y la cocina se suaviza, incluso algunos se sienten responsables de lo mal que comen los demás y se tornan austeros y se alimentan poco.

Pero cuando se hace alarde de gastronomía y la comida pasa a ser un espectáculo ¿no será que se pretende esconder una miseria latente?

6 comentarios:

  1. En un mundo tan vacío y superficial como el que estamos viviendo todo se convierte en espectáculo: la comida, la mala literatura, el teatro basura... Señales de nuestra decadencia.
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, han convertido la cocina en espectáculo. Y con el afán de espectacularidad mezclan ingredientes raros e incompatibles. Como tu dices, esto es señal de decadencia.
      Abrazos

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  2. Hay áreas de miseria en nuestra Catalunya.

    Hacen ojos cerrados los políticos vuelo bajo, que son la mayoría.

    Y hacen oidos sordos los que les interesa mirar para otro lado, porque sino dimitirían de vergüenza, por cobrar y no saber como se remedia.

    En Teresas, los nabos y garbanzos hacen matrimonio casi a diario bailando en ollas de ciento vente litros.

    La gallina vieja deja su aroma entre repollos de Mercabarna con aroma de caducado, pero receptivo a la ingesta.

    Y las lentejas cromatizan su verde con el albero de la calabaza gigante, que, fiel a su estilo se presenta oronda y en abundancia.

    Cada noche, y en las cámaras, se acicalan para dar compañía a más de cuatrocientos estómagos agradecidos de poder contar con la comida de resistencia a las 10´30, a las 11´30 y a las 12´30.

    Todo el mundo es bienvenido.

    Doy fe.

    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, tú conoces muy bien la cuestión. Hay mucha gente que pasa hambre y muchos como tú que generosamente ofrecéis vuestro tiempo para preparar comida que no es ningún espectáculo. Mi admiración, Miquel.
      La cocina sólo cobra sentido cuando se elabora para satisfacer la necesidad humana de alimentación. Otra cosa son las especulaciones gastronómicas, respetabilisimas, pero que persiguen otros objetivos más estéticos que alimenticios.
      Salud

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  3. Probablemente más de una clase de miseria. Gran parte de los alardes gastronómicos de hoy, basados en experimentos cuasi plásticos más que nutritivos, es parte del mundo de vanidades que nos toca vivir. En cambio, comer lo tradicional, bien sea un cocido maragato en tierras leonesas o unas verduras variadas en la ribera navarra o un cochinillo segoviano, siempre será recuperación del pasado y sin estrecheces. En mi niñez, en aquella España sumamente lenta en despegar de sus miserias, los portales, escaleras y descansillos apestaban a repollo, a coliflor, a col un día sí y otro también, por no decir la mezcla de olores que habitaban los hogares, donde no era precisamente la abundancia y la diversidad lo que dominaba (esto estaba en la virtud de una cocinera que supiera dar con el punto imaginativo) Pero la legumbre venía también a salvar la necesidad alimenticia, y recuerdo lo inteligente que era aquello de separar las lentejas en familia para que no fueran al puchero las piedrecitas. Sigo pensando que los alimentos de infancia son aún la base de nuestra dieta y que es un placer hincarlos el diente. No envidio las gollerías y las invenciones y sus elaboraciones que tratan de engañar el gusto.

    El primer párrafo de tu texto no tiene pérdida. Los mocos no solo daban pinceladas, sino que también debía nutrir o al menos engañar a algunos niños. Como aquello otro de chupar la cal de las paredes. ¿Nadie se acuerda de aquello?

    Un abrazo.

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    1. Amigo Fackel, recordamos aquellos olores y aquellos años de alimentación "apañada" por no decir escasa. En las cocinas había que echar mucha imaginación para que con aquella escasez se lograra un mínimo de agradecimiento estomacal.
      Pasado aquello y con los años de la ostentación se ha hecho de la cocina un espectáculo vanidoso e insultante para aquellos que no pueden comer. Junto a estas formas de espectáculo han aparecido perversiones, arrepentimientos y algunas muestras de sentimientos de culpabilidad, algunos individuos hen dejado de comer, nunca como ahora la anorexia, la caquexia y la bulimia se habían manifestado tanta intensidad y extensión.
      Salud y buenos alimentos.

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