Este
verano muchos de los amigos de Recanati no pueden acudir a la cita que cada año
nos reúne. Por esta razón hemos decidido posponer el encuentro para el año que viene. En
la ciudad natal de Leopardi hemos tenido grandes tertulias sobre ópera y sobre
el arte en general. Recuerdo que hace unos años con Chantal y con Donato comentábamos:
El
arte nace del diálogo entre Apolo y Dionisos. En toda creación artística, por
más ordenada que sea, siempre encontraremos, como mínimo, el toque de arrebato
que proviene del genio creativo. Sin embargo, en las obras de arte más
arrebatadas se contempla un orden intrínseco que les da consistencia de forma y
de contenido.
Aquellas
piezas del Renacimiento o de los primeros barrocos que fueron compuestas según
las leyes rígidas de la armonía y siguiendo un orden apolíneo toman una
dimensión estética de alta categoría cuando contienen, en su interior, el genio
dionisíaco que lucha en medio de los mármoles estructurales del orden. Ahí están
Scarlatti, Palestrina o Pergolessi.
A
veces la revolución dionisíaca es sutil. Es sólo una brizna diminuta que da la
tensión exacta de la genialidad, entonces, en esta tenue pincelada, Dionisos se
hace evidente. Pero ocurre que, cuando la subversión dionisíaca se sobrepone a
las estructuras compositivas, el arte desaparece y cuando las creaciones
humanas no están inflamadas por el caos dionisíaco la obra del artista se
convierte en un dato numérico. La amiga Chantal dice que cuando esto ocurre, se
podría transcribir la obra en una hoja de Excel.
El
valor del arte lo captamos en la medida en que entendemos su orden compositivo
y se hace patente la comunicación de su discurso. Esto, amigos míos, es un acto
racional, dice Donato. Con la razón es con lo que disfrutamos del goce estético
y de la comunicación de la obra de arte.
Esta
aprehensión racional nos resulta conocida, yo diría que familiar, no en vano
tenemos impreso en nuestro pensamiento la Victoria de Samotracia o el Auriga de
Delfos.
Esto
nos viene de lejos, aunque a los meridionales nos hayan colgado el sambenito de
alocados y vehementes. Nada más clásico que el arte meridional, o si no que se
lo pregunten a Dante Leonardo, a Rafael, o a Miguel Ángel.
Sobre
el cimiento clásico nuestros artistas han creado las obras más contenidas y de
más fuerza racional que en ninguna otra cultura.
Este
caldo artístico tiene ingredientes de altísima calidad: las korai, el
Partenón, el capitel dórico, el Doríforo, los yambos y elegías. Y encima de
este poso han creado la Comedia, la Capilla Pazzi, La Pietà y el David, La
Gioconda y los versos de nuestro querido Leopardi que nació en esta ciudad
donde ahora nos encontramos.
Que maravilla y que afortunados los que tienen la oportunidad de tener el diálogo como premisa y no la opinión partidista y sesgada.
ResponderEliminarEsperemos que se restablezca la normalidad, y que el año venidero sea el propicio para vuestro nuevo encuentro.
Sí, Miquel, tengo ganas de volver a Recanati. Allí, con unos buenos amigos, pasamos unas veladas muy agradables.
EliminarSalud
Estos encuentros suelen ser fructíferos y gratificantes. Así que no te queda otra que esperar al año próximo.
ResponderEliminarSaludos.
Qué remedio, esperaremos al verano próximo.
EliminarAbrazos