Fresco
de la Sala dei Giganti en el Palazzo Tè de Mantua,
Giulio Romano y Rinaldo
Mantovano (1528-1533)
Después de un periodo simbolista, cuando
se produce un acercamiento a la razón, aflora la vanagloria. Naturalmente esto ocurre sin
que medie una reflexión sobre la razón misma y sobre su objeto.
Lo vemos en el arte: un desplazamiento del
centro de atención, generalmente de un símbolo a un objeto o cuerpo vivo (puede
ocurrir que este cuerpo solo sea un “cuerpo enamorado”).
La pedantería va acompañada de un cierto
temblor que apenas se aprecia en el rictus del pedante, pero que el arte lo pone
de manifiesto, ya sea con una abundancia de brillos o con la exageración del
contraste luminoso, ahí están las arquetas de metales repujados o los vitrales
de los rosetones.
El temblor se hace más intenso cuando la
razón se detiene ante el argumentum ad
verecundiam, una forma de falacia mórbida incapaz de soportar solicitaciones
naturales.
¿Qué sentido puede tener una especulación
racional que mantenga como principio una entidad no mesurable?
El símbolo es ingrávido, flota como
sustancia espiritual, no se puede medir ni razonar sobre él. La razón requiere
mesura.
El arte simbólico atrae, presenta un
misterio que muchas veces es algo exótico y otras veces provoca una atracción
que a algunos los llega a zarandear. Con todo esto vamos pasando, también la realidad zarandea al más
pintado que sobrevive entre temblores y gravidez.
El temblor de Basilea
de 1356. Karl Jauslin (1842-1904)
Me gusta cierto simbolismo que no hace aspavientos ni basa su discurso en la exageración. El simbolismo de Baudelaire me suena a exceso y a colores estridentes. Sin embargo, el de Antonio Machado lo veo más reflexivo y tranquilo, con esos caminos, esas norias y esos atardeceres que transmiten paz. Simbolismo sí, pero con bajo nivel de ruido.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, hay días que se me escapan los mundos simbólicos.
Eliminar¿Qué digo?
Casi siempre se me escapan.
Tan bajo debe ser el nivel del ruido que haga desaparecer el símbolo
Abrazos
El valor inmenso de los símbolos -lo saben los expertos en manipular masas- es que llega a la profundidad de nuestra mente. Atraviesa todas las prevenciones racionales para adentrarse en la emoción.
ResponderEliminarAbrazos
Querdida Amaltea, los mundos simbólicos están poblados de actos inconfesables y de bestias corrupias que tienen los pelos como escarpias.
EliminarAbrazos
Me quedo sorprendido cuando leo a JE Cirlot.
ResponderEliminarÉl explica cosas que yo jamás habría soñado .
Su diccionario es de lo mejor.
Amic Miquel, el diccionario de símbolos de Cirlot es impresionante, contiene mucha información y afirmaciones que sorprenden.
EliminarUn abrazo
Stanley Kubrick lo reflejó de manera magistral en su "2001".
ResponderEliminarAbrazos (irremediablemente simbólicos)
Amigo Loam, "2001" es un monumento.
EliminarLos símbolos me aturden.
Abrazos (irremediablemente reales)
Francesc, me gustan mucho los temas de tu blog. Aprendo y me incita a conocer más. De Cirlot, conozco parte de sus poemas y escritos, pero no el diccionario de símbolos y siento curiosidad.
ResponderEliminarA mí me gustan los símbolos sencillos.El exceso de imágenes simbólicas en el arte me resulta pesado.
Gracias por lo que me aportas con tus textos.
Un abrazo.
Querida Fanny celebro que te gusten mis escritos, son reflexiones que pretendo hacer desde la más absoluta humildad y sin ánimo de sentar cátedra.
EliminarEl "Diccionario de símbolos" de J.E. Cirlot es un libro imprescindible. A mi los símbolos me calientan demasiado la cabeza y me enredan el magín.
Un abrazo