jueves, 8 de junio de 2017

Ver las cosas desde abajo. Puntos de vista


Monumento al general Espartero (detalle)
Escultura de Pablo Gibert Roig

En la asignatura de dibujo, cuando estudiábamos la perspectiva, el profesor nos insistía en la importancia que tiene la elección del punto de vista. Conviene –decía–  elegir perfectamente el ángulo de visión; la altura y la distancia deben ser adecuados, de tal manera que se pueda representar el objeto dibujado con toda precisión.

La perspectiva es la forma más rigurosa de representación de la realidad. La que se asemeja más a la percepción del ojo humano. Las reglas geométricas de la perspectiva son de precisión matemática.

La elección del punto de vista se debe hacer con un criterio minucioso tal que nos permita obtener la mejor representación posible de los objetos o figuras.

Quienes colocan el punto de vista muy cerca del objeto pierden la visión general de la realidad, su mirada es provinciana y localista. Por otra parte, aquellos que ponen el punto de vista muy lejos no se enteran de la riqueza del detalle y esto hace que su valoración de las cosas sea difusa.

Situar el punto de vista demasiado alto es propio de aquellos que observan la realidad planeando por encima de ella, ahí están los vanidosos, los engreídos y todos aquellos que se creen que están por encima de los demás.

Quienes colocan el punto de vista muy abajo se pierden la panorámica y la visión general, se pierden en el detalle, en este caso, el detalle adquiere una importancia desproporcionada a veces grotesca y casi siempre indecorosa, no hay que ver más que el toro de Osborne o el caballo de Espatero contemplados desde abajo.

La elección del punto de vista, es también indispensable en política. Hay políticos que ven las cosas de forma provinciana, se creen que su país es un corralillo con unos conejos y unos cerdos mansos. Otros, aquellos que contemplan la realidad desde lejos, no se enteran de nada. Hay políticos que se sitúan por encima de los demás y están convencidos que a ellos, y solo a ellos, les está permitido volar sobre los votantes a quienes consideran unos ineptos desgraciados. Y por fin, nos encontramos con el irresponsable político que solo se preocupa de las partes bajas y de sacar provecho de cualquier colgajo que pende de forma indecorosa de la realidad objetiva.


9 comentarios:

  1. "No perdamos la perspectiva", repetía una y otra vez doña Rosa, la del café de La Colmena. No le faltaba razón.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Coincidimos con doña Rosa, no hay que perder la perspectiva y sobre todo procurar que ningún elemento raro entorpezca la visión.
      Un saludo amigo.

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  2. Me gusta la comparación, ahora bien, tengo una duda, los de los cuernos del toro, junto a lo de los políticos, ¿no tendrá nada que ver...? ¿nooo?

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    1. Amic Miquel, no lo sé, no sé que pintan los cuernos, yo creo que no tiene nada que ver. Creo que todos los atributos sirven para explicar la realidad.
      Saludos

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  3. Pero ¿acaso hay perspectiva en política, hoy día? Probablemente algunos sí, los que están siempre agazapados en la sombra.

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    1. Amigo Fackel, yo creo que no hay perspectiva, hay muchas sombras, mucha marmota agazapasa y poquísimas visiones claras.
      Abrazos

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    2. Quería decir que claro que hay minorías en la poderosa oscuridad que trabajan con "su" perspectiva para llevarnos al huerto a los demás. El Club siniestro ese de los ricos, el FMI, los gobiernos bis que tiene cada gobierno, las mafias, santas o laicas, etc.

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  4. Buena lección sobre la importancia de buscar el lugar idóneo, la perspectiva para ver , desde todos los puntos de vista, el objeto de estudio. Y si nos referimos a la política, la visión la tienen muy perjudicada, confunden las sombras o las imaginan. Una alucinación de esa clase causa estropicios muy difíciles de reparar.

    Abrazos

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    1. Querida Amaltea, punto de vista depende naturalmente de la situación en la que uno se coloca. Si un responsable político está situado en un mundo ilusorio no conseguirá ver la realidad tal como es. Y desde allí, no hará más que barbaridades y desastres.
      Abrazos

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