Imagen: Libreta negra. Francesc
Cornadó
Los mundos simbólicos están
poblados de actos inconfesables y de bestias corrupias que tienen los pelos
como escarpias.
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Sus dibujos de la Libreta Negra los encuentro tan bellos como enigmáticos.
ResponderEliminarProbablemente, Sr. Cornadó, en estos mundos simbólicos hayan más de 2'3 millones de pobladores que se tapan los ojos ante los actos inconfesables y aspiran a ver un panorama utópico, inalcanzable, donde los actos inconfesables serán sólo un recuerdo. No, yo no creo en estas utopías.
J. Aubert
Amigo Aubert, creo que Ferrater Mora decía que la utopía es una razón para luchar, aunque yo tampoco creo en estas utopías y luchar por un ideal inalcanzable me parece una pérdida de tiempo. Preferiría dedicar el tiempo y el esfuerzo en mejorar las condiciones de vida, las más inmediatas, las cotidianas... por ejemplo, los guisos, la simplificación de la burocracia, la higiene de los locales públicos, la mala educación, la calidad de los alimentos, la convivencia en las comunidades de vecinos,
EliminarSiempre agradezco sus comentarios.
Salud
La utopía, como todos esos anhelos que tú, amigo Francesc enumeras, es lo que aún no se ha alcanzado, pero se puede alcanzar: mejorar las condiciones de vida, la higiene de los locales públicos, la mala educación...
EliminarEduardo Galeano lo expresa así: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".
Salud!
Amigo Loam, se confirma la aseveración de Ferrater Mora: la utopía es una razón para luchar. Yo, con las utopías pequeñitas ya me conformaría.
EliminarSalud
Y mientras la gente sueña y está entretenida, otros aprovechan para escabullirse, tapar sus inmundicias y llevárselo calentito.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, amigo Cayetano, pan y circo y mientras tanto los sinvergüenzas llenándose los bolsillos.
EliminarSalud
Pan racinado (e industrial, puag!) y circo a granel.
EliminarSalud!
Yo, que aveces entro de puntillas en su recámara, como un cleptómano, me haré con ella...
ResponderEliminarY correré....mucho, denso y largo...un camino sin retorno...y la Libreta Negra irá conmigo...
Lo se.
Salut
Ja, ja, ja, Miquel, es como una sombra y se esconde permanentemente, a veces se separa del cuerpo que la proyecta o se pasea con el caminante.
EliminarSalud
Me gustO el comentario de Miguel y la risa del Sr. Francesc.
Eliminarsaludo.
andri alba
Un saludo Andri, alegría de verte otra vez por aquí.
EliminarEs una mantícora, la quimera que come carne humana pero antes, debilita a sus víctimas con el aguijón venenoso de su cola. Inquietante ilustración que nos advierte de la fatal influencia de las fantasías colectivas.
ResponderEliminarAbrazos
Quería Amaltea, ¿en qué estaría pensando yo cuando dibujé la mantícora? Esta libreta negra tiene muchos años.
EliminarUn abrazo
Un dibujo muy significativo para estos momentos y eso que no se le ve la cola que es donde de verdad tiene todo su poder.-Me estoy acordando de las gárgolas que ellas desalojan el exceso de agua, pero estos corruptos lo que desalojan es su mala vid y, todo lo contaminan con sus vulgaridades y encima esquilma.-Como comentaban el el informativo:que Estados Unidos y China no se soportan politícamente, pero se necesitan economícamente.Este mundo esta patas arriba y nosotros haciendo bufonadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amiga Bertha, tal como ha dicho nuestra amiga Amaltea, la mantícora tiene un aguijón venenoso en su cola, aquí no aparece su cola dibujada, probablemente un afán de concordia me vino a la mente cuando lo dibujé. Por esta aldea minúscula andamos, como tú dices, haciendo bufonadas corriendo el riesgo de ser aguijoneados y envenenados. ¿por qué no sentarán la cabeza?
EliminarSalud
este bestiario corrupio
ResponderEliminarha inundado a placer todos los espacios.
No resta, pordiosbendito, intersticio sano.
ay!
abrazo
Amiga PMPilar, levantas cualquier pedrusco y aparece el escorpión con el aguijón levantado.
EliminarUn abrazo