Diguem no (1975). Josep Niebla
Hace más de diez años Stéphane Hessel decía que estaba indignado. En su librito ¡Indignaos! (¡Indignez-vous!) incitaba a los jóvenes a que se indignaran y que salieran a la calle a expresar su indignación.
Algunos se sintieron llamados por las palabras de aquel nonagenario que había padecido torturas en los campos de concentración y que había sido uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La indignación de Hessel era como la de siempre y como la que podemos sentir ahora que han pasado los años. La indignación por el abuso del poder siempre ha estado presente.
Unos saldrán a las plazas a gritar, como siempre, y volverán a sus casas con la indignación a cuestas y con la preocupación de poder llegar a fin de mes. La razón les asiste y la inutilidad de su protesta creará más indignación en sus corazones.
Ha pasado el tiempo y muchos de aquellos que gritaban en el 15M se han acomodado.
Algunos de los protestones que leyeron el libro de Stéphane Hassel y que salieron a la calle pidiendo una democracia real, ahora con cara de satisfacción “irritada”, contemplan como otros repiten las consignas de siempre.
Hace ya diez años que los indignados proponían una “nueva política”, exigían cambios. Entendí su protesta -digna protesta por su indignación-, pero nunca me creí lo de la “nueva política”, pensé:
menudo humorismo; qué pasó con Cicerón, Maquiavelo, Guicciardini, Castiglione, Platón, Aristóteles, Proudhon, Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, John Locke, John Stuart Mill, Rousseau, Max Weber, Harrington, Bayle, Burke, Mably, Sieyès, Tocqueville, Schmitt…
Las lecturas son escasas, la memoria es flaca, la indignación es mucha y la opresión persiste.
¡Uf, qué cuánta pancarta!, ¡uf, cuánta indignación contra un poder abstracto!
y Bertrand Russell, no olvide a Bertrand.
ResponderEliminarNo, Selva, yo no olvido a Bertrand Russell.
EliminarSaludos
Els que estàven contra 'la casta' ara també són 'casta'. És el que tenen les revoltes, que fagociten i domestiquen als revolucionaris.
ResponderEliminarAmic Puigcarbó, els privilegis del poder son molt llaminers. Els que criden amb força darrera d'una pancarta, els costa poc instal·lar-se a la comoditat de les poltrones.
EliminarSalut
"...Las lecturas son escasas..." Quizá aquí se encuentre la llave. Ya a mis pasados sesenta y cinco, de eso hace cuatro años, mi buen profesor de posgrado, dominador de seís lenguas, escritor, Teólogo, Dr en Filosofía, profesor universitario y secretario personal de Salvador Pániker durante diez años, decía en el aula al reducido grupo que asistía a sus clases: " No lo olviden, ustedes son una célula de resistencia".
ResponderEliminarMi futuro está en Montjuïc, y no a mucho tardar, pero mientras tanto seguiré denunciando aquello que creo es una tropelía, no ya por mi, sino por mis nietos. Ellos nada saben y me apena la herencia que les dejo.
Salut
Miquel, repetir consignas resulta muy fácil y asimilar lecturas ya cuesta un poco más y eso del esfuerzo ya es otra cosa.
EliminarSalud
Es que ir contra el poder concreto y muy concreto tal vez no se va nunca. Al poder más profundo no se le desbanca jamás desde fuera.
ResponderEliminarAmigo Fackel, yo creo que para ir contra el poder, primero hay que identificarlo y no confundir las cosas.
EliminarSalud
Completamente de acuerdo, hay que identificar primero donde reside el auténtico poder.
ResponderEliminarPorque ya hace tiempo en que he notado que los que están en la cúpula de la política, no son más que marionetas cuyos hilos de vez en cuando entrevemos.
Los indignados pasaron de las plazas a las moquetas oficiales, y de allí a una humilde casita en la sierra.
Podría yo indignarme con los falsos indignados, pero es una perdida de tiempo y energías.
No hay redención a la vista, lamentablemente, ni esperanza.
Saludos.
Amigo Rodericus, quizá ahora debamos hablar del poder como de "una máquina abstracta". No conocemos su cara pero su acción es concreta y más fuerte y extensa que nunca.
EliminarHay muchos aprendices de brujo que creen que mandan un poco y sólo son unos ridículos monigotes que bailan sin saber demasiado quién mueve su vanidad.
Los falsos indignados nos enseñaron de qué manera puede uno arrimar el ascua a su sardina.
Salud
Fascinante la gente que te comenta son casi genios:)
ResponderEliminarAmiga Mucha, los amigos que aparecéis por este blog aportáis calidad a estas humildes páginas.
EliminarSaludos
No hay nada nuevo bajo el sol en lo que respecta a la Naturaleza Humana. Nuestra especie tiene sus luces y sus sombras, para mi las luces son más abundantes, más sustanciales y han triunfado contra las sombras. Solo hay que ver como y cuanto se vive ahora y como se hacia hace tan solo doscientos años. A las sombras se las mejora dando luz no creando nuevas oscuridades. Me leí el libro de Stéphane Hassel y otro que se llama "Hay alternativas" que también me pareció interesante. Ocurre "a rebufo" de gente lúcida que ha sabido sobrepasar las adversidades y atrocidades que le han sido proferidas hay mucho paniaguado que lucha por derechos que ya se tienen. en nombre de opresiones que no existen con el dinero de aquellos de los que dicen que les oprimen.
ResponderEliminarEn mi vida intento ser un escéptico pragmático, si es que eso existe. Lo que no existe es la nueva positiva, y ninguna revolución la va a imponer. Los avances siempre han sido fruto de la Evolución no de la Revolución, creo yo. Las revoluciones quitan a unos tiranos para poner a otros.
Un saludo y disculpa la extensión.
Amigo Daniel, en efecto, “no hay nada nuevo bajo el sol”, lo dijeron los clásicos, quienes también dijeron “el poder corrompe”.
ResponderEliminarHassel nos habla de buenas intenciones y luego, vienen quienes recogen estas intenciones para acceder al poder, y ya se sabe, aquí está lo que decían los clásicos sobre el poder y sus consecuencias.
Yo también creo que estamos mejor que hace doscientos años, hay más confort y mucha mala educación.
Saludos.