El adolescente. Miguel Ángel
Las estatuas nunca me decepcionan. Los mármoles y los bronces se presentan ante mí mostrándome lo que son: una realidad fría y equilibrada que no reclama nada. En la estatuaria no cabe el desengaño.
La frustración aparece ante los cuerpos vivos despojados de vestiduras, exhalando calor y suspiros. Siempre, la realidad que aparece ante mis ojos dista mucho de lo imaginado.
La imaginación suele provocar naufragios.
Los placeres, amic Francesc, se pueden contemplar desde varios puntos de vista, no niego la visión espléndida de un Clará, pero no me despojes de un refocilamento entre cuerpos vivos.
ResponderEliminarUn abrazote muy grande
salut
Ja, ja, Miquel, creo que la abulense Teresa de Cepeda y Ahumada decía que la imaginación es la loca de la casa. Sí, suele trastocarnos el sentido y después, la realidad queda siempre por debajo de lo imaginado.
EliminarSalud
La realidad, querido amigo, siempre nos decepciona. Decía mi padre en uno de sus poemas:
ResponderEliminarTodo bien escondido
nos promete algún gozo.
Empujé con la mano
la puerta, tembloroso,
y la estancia vacía
apareció a mis ojos.
¡Un arcano vencido
pero un sueño roto!
Un abrazo, amigo.
Amigo Terly, ese poema de padre es revelador, magnífico.
EliminarLa imaginación suele componer las imágenes más bellas, luego viene el choque con la realidad y nos damos cuenta de la gran fuerza de la imaginación.
Un fuerte abrazo.
Me encanta tu reflexión. A veces abrazamos cuerpos y en realidad estamos abrazando nuestra imaginación.
ResponderEliminarAbrazar estatuas es curativo...
Inspiradísimo tu escrito y formidable el ejemplo visual...
Un abrazo :)
Amiga Maite-volarela. Imaginamos mucho y siempre lo que imaginamos es mejor que la realidad que está a nuestro alcance. El cuerpo que nos enamora está formado por lo tangible y sobre todo por lo imaginado. Esta sustancia es la que nos complace.
EliminarA mí todavía no me ha pasado por la cabeza eso de abrazar estatuas.
Celebro tu comentario y que te haya gustado esta ligera reflexión.
Un abrazo
jajajajaja eso del refocilamento de TOT estuvo muy bien dicho jajajajaja. Los cuerpos vivos tienen su aquel y las almas, también. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno Myriam, eso del refocilamento es algo que tiene que ver con el calorcillo, todo lo contrario a los mármoles aunque sean de Carrara. ja, ja, ja.
EliminarLos cuerpos vivos tienen una diversidad que se me escapa. Pierden tersura con el paso del tiempo y cuando son jóvenes muchos de ellos tienen acné. Esto son aspectos que nunca caben en la imaginación, en ella solo encontramos texturas finas e imperecederas.
Las almas son algo que se encuentra fuera de mi alcance, son cosas bastante complicadas, un amigo mío dice que una vez se le cayó el alma a los pies y la miró y vio que era de color verde-moco.
A mí esto no me ocurrirá porque yo no tengo alma.
Un fuerte abrazo
Un abrazo
Cuando el mármol se convierte en piel viva desaparece el frío de las estatuas.
ResponderEliminarSaludos, Francesc.
Amigo Cayetano, si delante de mí un mármol se convirtiera en una piel viva, me pegaría un susto tremendo, echaría a correr como un etíope y me escondería en una estación de metro.
EliminarSaludos
Hay estatuas y estatuas. Naturalmente, las representaciones sublimadas de Michelangelo están más allá de la estatuaria al uso. Nos pones un ejemplo de obra y autor que deja chica cualquier ficción escultórica posterior.
ResponderEliminarAmigo Fackel, puestos a escoger un ejemplo, vayamos a lo mejor.
EliminarEn la zarzuela "El bateo" hay un personaje que nos canta una seguidilla -creo que es una seguidilla- donde nos dice que deberíamos hacer de carne humana la estatua de Roberspierre. Ya ves, hay estatuas y estatuas.
Salud