El poema goliardo del Carmina Burana empieza con el O Fortuna Impetratix Mundi. Estremecedores versos que me inquietan.
Si la Fortuna es la emperatriz del mundo, me pongo a temblar pensando qué puede ocurrir cuando su rueda gira al revés.
La rueda de la Fortuna es un artefacto medieval y esotérico. Es también una carta del tarot, este engañabobos que sirve para quitarles los cuartos a los mentecatos que se dejan.
Me alejo de las supercherías medievales y de los embaucadores del tarot.
La fortuna, hoy en día, sería tropezarte con un buen cocinero que supiera como adobar las sardinas, dándoles su justo punto de salazón, textura y palatibilidad. O sea, nada de esferificados a la soufle de touret margminñon.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Miquel, parece que a los cocineros de campanillas no les interesasn demasido las sardinas. Ya me conformaría con que cada uno se perparara sus propias sardinas.
EliminarSalud
Del Tarot supe cuando ya era adulto. De la Fortuna también, aunque se manifestara alterna. Pero las cajas de arenques, ruedas perfectas, radios convergentes y plateados, estaban a la vista en algunos establecimientos cuando iba y venia de la escuela. Eran reales, tangibles, probables.
ResponderEliminarAmigo Fackel, en la actualidad se ven pocas cajas de salazones, antes abundaban, las había de arenques y de sardinas de la costa. Algunas veces las había comido con pan, aceite y unas uvas, parece raro pero combinaban bien.
EliminarAbrazos
Creer en la Fortuna es como creer en Dios. Ambos son inventos para calmar las limitaciones humanas.
EliminarHacía muchos años que no contemplaba el mítico cubo de sardinas saladas...
Un abrazo
Amigo Luis Antonio, la Fortuna es otra forma más de esoterismo, algo muy alejado de las sardinas y los arenques.
EliminarAbrazos