Todo cambia constantemente y todo continúa igual que siempre.
¡Cuánta razón tenía Lampedusa! Sólo hay que contemplar la historia. Está ahí para comprobar avances y retrocesos y para que nos demos cuenta de que la barbarie se va perfeccionando.
Oímos a majaderos con responsabilidades políticas que afirman su irresponsabilidad diciendo pestes de su propio país: gobiernan y dicen que su país no es una democracia plena, que la carne que se produce es de mala calidad, que los hombres son violadores potenciales… Otros que quieren decir no y dicen sí apretando un botón equivocado, unos políticos que espían a otros de su misma cuerda. En fin, una suma de despropósitos difícil de comprender.
Ante
este cúmulo de disparates que nadie piense que voy a desanimarme. Más que desencanto y pesimismo, lo mío es un escepticismo descomunal.
Relativizo, siempre relativizo, y me reafirmo en la convicción de que todo sigue igual. Pienso que, tarde o temprano, me robarán todo lo que tengo, lo que he ganado gracias al trabajo, asumiendo muchísimas responsabilidades y echándole algunas dosis de ingenio; todo me lo robarán.
fins i tot et robaran la paraula.
ResponderEliminarSegurament, Francesc, ens robaran la paraula o conseguiran que només diguem bajanades.
EliminarSalut
Y lo harán lentamente. A mi, por lo menos, no me cabe duda.
ResponderEliminarLlaman a esto pesimismo, pero yo le llamo "observación". Sólo se ha de observar a nuestros adalides patrios, sin excepción. De unos tardamos más en enterarnos, vente y tres años; los hay que en una campaña de cuatro otoños ya les da para cambiar de un piso de 150m2 a una villa de de 2.600.
Como tu, intento relativilizarlo todo, pero me cuesta.
En la vida, me decía mi buena profesora de Ética Aplicada Begoña R., todo tiene precio, menos las personas, que tienen dignidad.
Y en ocasiones creo que pocas son las que poseen esto último.
Un abrazo
Salut
Amic Miquel, lo comentamos a menudo, hemos de procurar poner en cuarentena cualquier información. El escepticismo es un buen consejero. Tú eres buen observador, sabes dirigir la mirada y ver de dónde nos pueden llegar los tiros.
EliminarAbrazos
Estamos viviendo "La Conjura de los Necios" de una manera casi literal.
ResponderEliminar¿ Alguien imagina a un director general o a un gerente hablando mal y echando pestes de su propia empresa ?.
Miquel Cartisano y un servidor llevamos años proclamando aquí que nos gobiernan los últimos de la clase, los lerdos.
Un saludo.
Amigo Rodericus, sí, sí, es inconcebible que uno practique la majadería de echar piedras sobre el techo de su propia casa. Si ese uno, tiene además responsabilidades políticas, su insensatez produce mucho daño.
EliminarCuando tú i Cartisano decís que nos gobiernan los últimos de la clase, yo suelo añadir, que además hacían novillos, se reían de los compañeros aplicados, incordiaban en clase y hacían trampas en los exámenes.
Saludos
Lo que tampoco imagino es a un direcvtor general diciendo la verdad de su propia empresa.
EliminarPor lo demás, un político en funciones no tiene al Estado como una propiedad y debe trabajar, con el programa por el que ha sido votado, para llevar a cabo sus objetivos con una honesta voluntad de acierto.
Saludos.
Amigo Pitt, sabemos que muchos mienten. Lo que me resulta incomprensible es que suelten sus opiniones diciendo pestes de lo que tienen entre manos.
EliminarSalud
“Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.” (Ayn Rand)
ResponderEliminarEsta cita que viene en la Rebelión de Atlas, resume en gran parte mi pensamiento. No es el espíritu creador el que impulsa al Estado, ni las mentes más agiles y lucidas las que son homenajeadas. ¿Qué tipo de sociedad queremos si cuando hay muchos suspensos quitamos los necesarios controles de calidad?, ¿mejoraría la construcción quitando los controles de calidad a los materiales?, pues las personas somos los materiales de construcción de las sociedades y los estados. Pues a esta incongruencia hemos llegado y no sigo, que me caliento.
Un saludo.
Amigo Daniel, comparto las palabras de Ayn Rand. Está claro que se fomenta la juerga y la diversión, todo esto pasa por delante del esfuerzo y la creatividad.
EliminarSalud.
De los verdaderos cambios uno ni se da cuenta.
ResponderEliminarAmigo Pedro, los cambios deben estimularnos. Una de las formas más inteligentes que tenemos es nuestra capacidad de adaptación. Es, ni más ni menos, que una cuestión de supervivencia.
EliminarSaludos
Es lamentable. Esperemos que no.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y ánimo.
Amiga Myriam, estoy convencido que nos robarán hasta el café. Ah, te aseguro que no pierdo el ánimo, dispongo de un antídoto eficacísimo.
EliminarAbrazos
Adaptarse para sobrevivir. Pero esto también tiene un precio.
ResponderEliminarY si me lo permites Francesc Cornadó te pregunto, sin ánimo de forzar respuesta alguna, ¿cúal ese antídoto tan eficaz?.
Que nos quede al menos la paloabra y no para decir sandeces.
Salud.
Anna Babra
Amiga Anna, en efecto la adaptación tiene un precio, es un coste que indefectiblemente lo tenemos que pagar y esto deja huellas en el cuerpo y en la mente. Estas huellas son determinantes en la evolución.
EliminarEl antídoto es, a mi entender, la capacidad de relativizar, la ironía y el buen humor -humor como una de las formas más excelsas de la inteligencia-
Nos queda la palabra, que no es otra cosa que la capacidad de pensar. Nos acompañan el arte y la amistad.
Saludos