Jacint Verdaguer (1845-1902) está considerado
como uno de los padres de la literatura catalana moderna. Fue un poeta popular muy
apreciado, reputación que se puso de manifiesto el día de su entierro, que
constituyó una manifestación de duelo impresionante.
El pueblo lo consideró
como “el poeta nacional de Catalunya”. Ya se sabe, las gentes son propensas a
estas grandes consideraciones después de asistir a un entierro.
Debo
reconocer mi admiración por sus versos más populares y por algunos párrafos de
su prosa, pero también debo confesar que aplaudo todas las críticas que hacen contra su obra, de aquellos que lo califican de místico de medio pelo y de aquellos
que dicen que su poesía es la reminiscencia de una retórica abolida, afirmo que
ya era abolida en la época en que fue escrita.
Verdaguer
era de una familia de campesinos de la Plana de Vic y se ordenó sacerdote en
Vic en 1870. En los Jocs Florals de
Barcelona ganó diferentes premios con sus poemas sobre el Amor, sobre la Patria
y sobre la Fe.
En
1868, el poeta occitano Frederic Mistral pronosticó públicamente la fama de
Verdaguer, impuso su mano sobre la cabeza del joven poeta y solemnemente
pronunció aquella frase clásica: ¡Tu
Marcellus eris! El seminarista quedó entusiasmado, casi que cayó desmayado
a los pies del poeta occitano. Yo creo
que la imposición de manos de Mistral sobre Verdaguer, le hizo al curita más mal que bien.
Verdaguer
dio pábulo a la beatitud de una mística fundacional de la Cataluña eterna. Su poema Canigó es un canto a la Cataluña cristiana de la Edad Media. De
esta leyenda imaginada a lo esotérico hay un paso de enano.
En
efecto, mossèn Jacint Verdaguer fue un
cura que se dedicó a la videncia y practicó exorcismos, se excedió tanto que el
obispado le retiró la licencia de celebrar misas. Fue limosnero del Marqués de
Comillas quien lo nombró capellán en uno de los barcos que hacían la travesía a
América en tiempo de la trata de esclavos.
(Atención,
yo no he dicho que este barco del Marqués de Comillas trasladara esclavos, ni
he dicho que este marqués fuera esclavista, otros sí lo fueron)
Gracias
a la intervención de los agustinos de El Escorial, el obispo Morgades le
levantó su inhabilitación sacerdotal.
A
su favor debemos reconocer que Verdaguer recuperó para la lengua catalana la
dignidad literaria que había perdido.
Tuvo
que ser precisamente un cura exorcista quien recuperara la dignidad literaria perdida
de esta lengua nuestra tan querida.
Nota: un día diré qué copa es esta que aparece en la imagen.
Como en otros muchos: luces y sombras. Me pasa algo parecido con gente como Cela o Dalí. Habrá que quedarse con lo positivo y dejar los exorcismos y los naufragios -hacer aguas, que dicen- en el desván junto con otros trastos inservibles.
ResponderEliminarSaludos, Francesc.
Amigo Cayetano, eran tiempos de blanco y negro. Quiero dejar aparte su nacionalismo-romántico, pero es que resulta inseparable de sus versos, tan magníficos.
EliminarAbrazos
No sabía lo de cura exorcista. Es curioso cuánto se ignora de personalidades tan importantes.
ResponderEliminarSí, Pedro, estamos ante un gran poeta que era cura, vidente, exorcista, practicaba el espiritismo, viajó mucho, se enfrentó con el estamento eclesiástico, se le supone la paternidad de algunos hijos, era enamoradizo y enamoraba, caminaba descalzo sobre los trigales recien cortados bajo un sol abrasador de agosto, subió a las más altas montañas del Pirineo, creo que fue el primero en coronar el Aneto...
EliminarUn personaje
Saludos
Canigó :en su versión castellana de este sentido poeta.Junto a otro entrañable poeta de lengua catalana: Joan Alcover, fueron lecturas obligadas.Por suerte Cataluña, tiene un buen plantel, de poetas en lengua catalana.
ResponderEliminar-A ver,de donde procede esta suntuosa copa...?
Un abrazo
Querida Bertha, es un poeta que a mí me resulta demasiado romántico-nacionalista, a mí me gusta muchísimo más Alcover.
EliminarLo de la copa tiene mucha engundia, demasiada.
Abrazos
uffff.
ResponderEliminarMás sombras que luces y más intrigas que limpiezas.
Excmulgado por la santa sede.
amancebado con una viuda de posibles y tres hijos.
Excorcista.
Animista.
Superemenlo.
Amic Miquel, intento dejar a un lado la ideología y las andanzas de este cura-poeta y me detengo exclusivamente en sus versos: hay algunos que son verdaderas obras de arte, me gustan muchísimo, son más altos que el Canigó y más excelsos que "les muntanyes regalades". Su literatura llegó al pueblo, a todos los estamentos sociales, es un poeta muy popular y las gentes conocen y admiran su poesía, hay, sin embargo, algunas cosas que a mí se me hacen como una bola difícil de digerir. No puedo con ella ni bebiendo un sorbo de la maldita "copa"
EliminarSalud
No debiste poner la nota
ResponderEliminarCausa suspense
Abrazo
Querida Andri, escribir sobre esta copa requiere muchas páginas.
EliminarAbrazos
Siempre que paso a leerte, Francesc, aprendo algo importante para toda la vida.
ResponderEliminarUn saludo.
Manolo marcos
Amigo Manuel, ya sebes que tus visitas a este blog me hacen mucha ilusión. Este blog nos ha dado la oportunidad de conocernos personalmente y del blog nació una gran amistad, que estimo especialmente.
EliminarSaludos
Vaya con el Mosén, creo que encajaría todavía hoy entre ciertos neorrománticos de la política catalana. Una información interesante la que nos proporcionas, a més a més de tu fina ironía y bien decir.
ResponderEliminarAmigo Fackel este poeta hizo un gran trabajo de recuperación de la lengua, su sensibilidad era extraordinaria, un romántico empedernido, montañero y viajante que se dedicó, además de la poesía, a echar los demonios que se hallaban escondidos en el cuerpo de otros románticos. Después del exorcismo, el exorcista y el exorcitado, continuaban siendo románticos. Y nosotros tan contentos con la poesía del cura.
EliminarAbrazos
Creo que de un escritor hay que esperar que escriba bien. Todo lo demás es secundario. Si lo mezclamos todo sale lo que sale...La dignificación que hizo de la lengua catalana le honra. Sólo por eso se merece un generoso reconocimiento
ResponderEliminarUn abrazo
Amigo Luis Antonio, he querido echar un poco de ironía sobre aquellos tiempos de la Renaixença y sobre la figura de Verdaguer, sin menospreciar su obra. Está claro que Verdaguer que un poeta extraordinario y ya sabemos que no hay que juzgar la obra de un artista a partir de su comportamiento, ni aplicar una moral contemporánea a obras de otros tiempos.
EliminarValoro mucho el trabajo de Verdaguer de dignificación de la lengua catalana, esto ha sido reconocido desde el día de su entierro hasta hoy. Su poesía es muy popular, muy conocida y muy apreciada.
Un abrazo