A Goethe le gustaba contemplar el paisaje desde lo
alto del campanario de la catedral de Estrasburgo. Las cubiertas de los
edificios a sus pies, es lo que le gustaba. Sin embargo, y a juzgar por los
personajes que salieron de su imaginación, no parecía que le interesaran demasiado las
personas que vivían debajo de aquellos tejados que a él observaba.
Idealizaba las calles que veía a sus pies y los
individuos que transitaban por ellas. Eran, para el sabio alemán, prototipos.
Sus personajes son tipos extrafísicos, son condensaciones de un sentimiento, son personajes
que no existen en la realidad.
Podríamos creer que la tendencia a transformar los seres
humanos en prototipos obedece a la mentalidad científica de aquel sabio tudesco.
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) fue un genio
sensacional, ilustrado, juicioso, un hombre doctísimo que se ocupó de todo,
pensó y escribió muy bien, pero los personajes que creó eran unos auténticos plastas.
Sombra
y oscuridad. La noche del diluvio.
William Turner, 1843.
William Turner, 1843.
De ningún modo voy a decir que personificar un sentimiento
humano sea algo literariamente negativo. Expresar emociones o cualidades
humanas por medio de un personaje de ficción es común en toda la historia de la
literatura y del arte en general, y de estas personificaciones han surgido
algunas de las más grandes obras de arte. Fueron personificaciones Hamlet y Don
Quijote y fueron personificaciones todas las esculturas alegóricas del
neoclasicismo.
Werther, es un espíritu arrebatado. No le sucede nada que no sea vulgar y frecuente, solo se trata
de problemas de desamor, como ha acontecido siempre, pero este joven
desquiciado eleva su desventura a unas alturas celestiales o las precipita a un
Averno personal que solo existe en su imaginación. Werther es un pesado que desencadenó
una epidemia de suicidios entre adolescentes.
Charlotte, su adorada, es una casquivana que quería
vivir una existencia cómoda. Poco convencida, no acertaba
a distinguir lo que le convenía. Creía que el bienestar conocido o el plácido acomodo, podían sustituirse por una pasión desconocida, pero nunca lo vio claro y
anduvo unas veces pánfila como una marmota aletargada y otras veces atolondrada
como un jilguero nervioso.
Fausto quería conocerlo todo, lo humano y lo divino,
y se dio a la magia para alcanzar el conocimiento de los dioses. Es un ser que
ha perdido la vitalidad y solo le queda una alternativa: despegarse la realidad
y vivir en la nube de un engaño. Pacta con el diablo para recuperar la juventud
a cambio de su alma, un aliento inexistente, algo que podríamos calificar de
estelionato vital.
Margarete, la amada del doctor Fausto, no parece
conocer de la misa la mitad, envenena a su madre y comete un infanticidio, y
todo esto lo hace por amor.
Mefistófeles, en la primera parte de la tragedia, pacta
con Dios, pero, ¿qué dios es este que tiene que pactar con el diablo?
Mefistófeles se transforma en caniche, algo que sería ignominioso para
cualquier divinidad maléfica, ¿qué dirían los dioses griegos al ver aquella
ridiculez de perrito?
Fausto es una de las mejores obras que he leído nunca.
ResponderEliminarLo que representa es a la medida de lo que quiere escuchar cada ser humano, si, pero yo me quedo con una frase que desde que la leí hizo mella en mi cerebro:
Mefistófeles a Fausto: - Si lo soy todo, debo de ser también necesariamente estúpido.
Creo que es simplemente genial.
Un abrazo
Amic Miquel, a mí Goethe me parece un genio y su obra Fausto es un monumento literario de primer orden, en cambio en la versión operística, el Fausto de Gounod, el libreto, que creo que es de Jules Barbier y Michel Carré, los personajes decaen, aunque musicalmente es una maravilla.
EliminarSalud
Miquel, a mí Goethe me parece genial, Fausto es un monumento literario de primer orden. En cambio en la versión operística, el el Fausto de Gounod, el libreto decae, es una pena aunque musicalmente es magnífico.
Eliminarfue respetado por sus contemporáneos famosos, que eso no es decir poco... nunca lo leí así que no puedo comentar mucho mas pero si que es reconocido.... saludos...
ResponderEliminarAmigo JLO, en efecto, Goethe fue muy respetado por sus contemporáneos. Su obra es extraordinaria, totalmente recomendable.
EliminarSalud
(no estoy en tu lista de blogs!! vamos!! ja)
ResponderEliminarAlgo ocurre amigo JLO, tampoco te veo en la lista de seguidores. Miraré cómo arreglarlo.
EliminarSaludos
La digestión romántica suele ser pesada. Debe ser administrada siempre en pequeñas dosis y solo a personas equilibradas no propensas a cometer excesos.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano. Hay que cuidar las digestiones, comer poco y bueno y tomar de cada menú lo más exquisito. Creo que Goethe cumple, es adecuado para degustarlo sin excesos.
EliminarSalud
Y otra frase del mismo Mefistófeles dirijiendose a Fausto: "Cuando no tengas ideas procura inventar palabras".
ResponderEliminarEs tan, tan buena, que no pierde actualidad entre nuestros políticos.
Miquel, perfecto, esto es de una vigencia absoluta. En el panorama actual vemos que hay muchos inventores de palabras.
EliminarSalud
Gracias por la lección magistral.
ResponderEliminarSaludos
Gracias a ti, amigo Luis Antonio. Los personajes de Goethe tienen su replica correspondiente en el momento actual. Hoy encontramos analogías funestas.
EliminarAbrazos
Es que más desgracias no pudo cometer el excelso Goethe con sus tramas románticas. Él también padeció un enamoramiento loco por una adolescente; una amor imposible que lo trastornó, no apareció la razón para poner orden en su ancianidad, paradojas de la vida de un genio.
ResponderEliminarQuerida Amaltea, no sabía nada del enamoramiento del joven Goethe ni nada de su vida.
EliminarLos amores imposibles trastornan, y los posibles no sé lo que hacen, el caso es que debemos estar siempre alerta con las cosas del amor, esa cosa tan terrible "che move il sole e l'altre stelle"
Abrazos