Arseny
Meshchersky (1834-1902), Débâcle
Para poder
sobrevivir en los tiempos en que canta el cisne, los últimos
filósofos insisten y nos proponen un ejercicio de crítica ilustrada. Postrimerías y hundimiento.
Entre las ruinas, el ejercicio de la crítica solo podrá ser verdadero si no traspasa la profundidad de la piel. Bancarrota entre los ángeles.
El pensamiento en
la superficie es una filogénesis rediviva. No hay otra posibilidad entre los
escombros. Racionalismo en el ocaso.
Como pasar el pincel o el cepillo fino entre los restos arqueológicos. No conviene barrer demasiado no sea que nos llevemos algo importante oculto entre el polvo.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano hay que tener mucho cuidado con las ruinas. Corremos el peligro de barrer demasiado y arruinar el recuerdo.
EliminarSalud
En ocasiones logro captar entre líneas tu mensaje.
ResponderEliminarHoy me quedo con la frase : "Bancarrota entre los ángeles", quizá porque todo lo metafísico me apasiona.
Un abrazo
Amic Miquel, algunas veces conviene el distanciamiento del lenguaje.
EliminarSalud
A veces me pregunto si los últimos filósofos no serán meros sociólogos que juegan a profetas del apocalipsis. Pero los datos que aportan sobre la quiebra no son falsos. La cuestión es que no se rompe el fatum al que hemos llegado. Supongo que una vez más, al final, el capitalismo seguirá reconvirtiéndose, algo previsto por el tipo de barbas del que este año se cumplen 200 años de su nacimiento. Y el ejercicio crítico si solo es de epidermis es que iremos dados, pues en la superficie de la piel hay mucha realidad aparente y ahora virtual. Algo más tiene que haber, Francesc, algo más. ¿O una repetición de lo de siempre a mayor escala, en sufrimiento, crisis global y etcétera?
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Fackel, Nietzshe ya jugaba a esto.
EliminarHay mucha profundidad en la piel, trapasada su superficie me interesa muy poca cosa.
Salud
Dejemos una brecha para que en el pesimismo de la debacle, haya una pizca de optimismo, al fin y al cabo, nada es definitivo, ni siquiera la filosofía.
ResponderEliminarAbrazo
En efecto, Marga, nada es definitivo incluso las morfologías de basalto acaban disgregándose.
ResponderEliminarAbrazos