domingo, 20 de mayo de 2018

Equilibrios y desequilibrios formales


Blau de Cadaqués. María Asunción Raventós

La creación artística requiere un trabajo constante. Conozco el trabajo intelectual de dar forma al espacio, esto es el trabajo de arquitecto, y conozco la tarea de dar forma estética a la expresión hablada, esto es la poesía. En ambos casos hay que evitar distracciones caprichosas.

Las ideas deben sustentarse. Hay que evitar la pérdida de equilibrio de la expresión, para ello deberemos tener mucho cuidado que la armonía, el ritmo y la precisión no se derrumben sobre un suelo de presunción, de vanidades o de egoísmo ilusorio.

No puedo evitar establecer una analogía entre arquitectura y poesía. Los problemas que plantea el espacio arquitectónico son problemas reales, los debemos resolver sin fantasías ni elucubraciones artificiosas. La solución debe ser mesurada, definida geométricamente y sobre todo bien calculada. Cuando el cálculo falla, el edificio se viene abajo.

Lo mismo ocurre con la literatura. No olvidemos que la literatura es contenido, pero también es forma, y en poesía todavía más, así pues, deben solucionarse los problemas formales.

Un escritor que no comprenda esto, no es más que un escribiente, quizás apto para redactar informes administrativos. Si en literatura se desatiende la forma, todo queda reducido a puro dato.

El derrumbe de una construcción arquitectónica es algo escandaloso, produce ruido y polvo, y muchas veces, alguna víctima. En cambio, la ruina literaria, cuando se produce, es menos espectacular y parece que el daño producido sea de menor entidad. Pero el daño existe y persiste.

En literatura ocurre con frecuencia que la expresión se cae. Que lo escrito, en su aspecto formal, no se corresponde con el sentido de su contenido y, como que esto acontece sin que se produzca un colapso ruidoso y polvoriento, resulta que pasan desapercibidas auténticas ruinas. Muchas de ellas son escombros cuyos autores fueron, y son, escritores de campanillas.

Reivindiquemos el equilibrio. La arquitectura es forma al servicio del hábitat humano y lo es en la misma medida que la literatura es forma al servicio de la expresión humana.

14 comentarios:

  1. Y las musas solo acuden cuando hay disciplina y trabajo diario. Todo requiere esfuerzo. Nada es gratis.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, el esfuerzo continuado es indispensable para conseguir una obra equilibrada. Las cosas no salen haciéndolas deprisa y corriendo, nada es fácil, hay que darle vueltas y más vueltas y si las musas están a tu lado, pues mira qué bien, son una buena compañía.
      Abrazos

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  2. Bona tarda, Francesc.
    No puc estar més d'acord amb el que dius. Cai totes les históries estan ja escrites i casi tot està ja dit. Per això, el que defineix la Literatura, amb majúscules, és la forma nova de dir-lo i la capacitat de controlar-la, donant a l'obra la seva essència literària, que és forma, forma, forma. Gràcies per aquest text clarificador. "Forma al servicio de la expresión humana", dices. No hay forma mejor de acabar un texto como este tuyo.

    Silvano Andrés de la Morena

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    1. Amic Silvano, ¡ho hem parlat tantes vegades!
      Jo tampoc dono gaire importància a la originalitat, "nihil novum sub sole" tot està dit i després del capitell dòric tot han estat plagis. El que importa és la expressió, el "com" dir-ho i tanmateix l'argument queda darrere la forma.
      Salud

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  3. La penúltima frase, " En literatura ocurre con frecuencia..." es ciertamente válida. Hay auténticas ruinas en los anaqueles de muchas bibliotecas, precedidos, eso si, por la cultura del ruido mediático y el no menos sonoro campaneo de escucharse a si mismos.
    Salut

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    1. Amic Miquel, sí, sí, sí, hay demasiados escombros en las bibliotecas. Conviene hacer limpieza a menudo, seguramente las estanterías quedarían más equilibradas.
      Salud

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  4. Te he leido dos veces y me cuesta entenderte El equilibrio entre lo que somos y escribimos... lo que escribimos y somos
    Un saludo desde Miami

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    1. Recomenzar, aquí intento plantear el equilibrio entre lo que se dice y cómo se dice. Es una reflexión sobre la armonía del texto, sobre la proporción entre el todo y sus partes, en definitiva sobre la claridad de la expresión escrita. Particularmente a mí me interesa muy poco cómo es el autor, me interesa mucho más su obra que su persona.
      Un abrazo

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  5. Estupenda reflexión que conviene tener en cuenta, no sólo poetas y arquitectos, también quien tenga la pretensión de crear ya sea un objeto de uso doméstico, pongamos una sartén, como una cantata o un tratado de semiótica.

    Abrazo

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    1. Querida Amaltea, el equilibrio es indispensable en cualquier creación o manufactura humana. Con una sartén desequilibrada corremos el peligro de que se derrame el aceite y llegue a producirse un incendio. He hablado de arquitectura y literatura que son los temas que más conozco, pero lo que digo es extensivo hasta para hacer un zurcido sobre un tejido de pana o una zanja en la Patagonia.
      Salud

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  6. Todos tenemos ideas, sin embargo no todos sabemos expresarlas con la forma y la coherencia que les corresponde. A veces no sabemos valorar la relevancia que alcanza el aspecto formal. En arquitectura, muchos apreciamos más lo que se ve que la estructura. En literatura, la forma tiene más importancia que el contenido.

    Saludos cordiales, Francesc

    Saludos

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    1. Amigo Luis Antonio, en arquitectura, en literatura y en general en toda realización humana, el equilibrio es una condición indispensable, sin él nada se sustenta. Lo que apreciamos es la forma, esta, en si misma ya forma parte del contenido y el equilibrio debe producirse entre la una y el otro.
      Abrazos

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  7. Mucho hay que reinvindcar hoy día en tal sentido -digo en poesía- cuando atender a los aspectos formales te convierten en algo así como un apestado ante las moderans corrientes poéticas que hacen bandera de la "espontanéidad" -yo lo llamo pereza- y del dejar sin tocar aquello que sale del "corazón". La rima III de Bécquer en permanente entredicho. Un saludo.

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    1. El Éxodo, coincido contigo. Me interesa muy poco la expresión espontánea, esta que es producto de un arrebato o una pulsión personal. Creo que la creación estética debe pasar por el cedazo del rigor formal y de la precisión suficiente que le otorgue el equilibrio necesario para que se convierta en una obra de arte.
      Saludos

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