Estamos viviendo un tiempo de cambios. Esto lo vengo oyendo desde que era un niño.
Ahora, sin
embargo, parece que los acontecimientos se precipitan y se
publicitan con un ritmo demasiado acelerado.
Cambios,
transformaciones o precipitación a lo hondo. Podemos analizarlo e incluso relativizarlo
tanto como queramos, mientras asistimos a una pérdida de la calidad democrática
y convencernos de que todo es cíclico.
Todas las
cosas de este mundo van montadas en una noria, ora suben, ora bajan y se
remojan en las aguas de un pozo o en un lodazal. Es cíclico, sí, nada avanza y
si algo parece hacerlo, viene uno de los más pintados y se encarga de mantener el
eje de la noria en su sitio.
Los ciclos
pueden ser largos y la permanencia en el fondo puede durar mucho tiempo –siglos.
La velocidad del giro no es constante.
Estamos en
tiempos de transformación, ahora bajamos y con la lógica del azud, emergeremos
algún día. Y cuando todo esto haya
cambiado, las gallinas de Calaf pondrán los mismos huevos que ahora, los niños
gritarán como siempre y las madres no tendrán más leche de la que tienen hoy en
día. Dependerá, sin embargo, de la clase de pienso que le den a cada uno. Yo no
espero demasiado, más bien no espero nada.
Cuando
salgamos de la sombra, pegados eso sí, a la rueda de la noria, veremos el sol tan
reluciente como el de hoy y más de uno continuará creyendo las mentiras de los
que mandan. Con la misma retórica de siempre, proclamarán que las banderas son
más que un trapo y que el honor es más importante que la comida. Engaños y
falsedades.
¿Podemos
creer los alegatos y las promesas de quienes aseguran que seremos más ricos,
más felices y más guapos que el vecino? No, la historia de la humanidad es el
relato de una lucha desesperada por la obtención del pan, esta lucha ha ido
acompañada de dolor y barbarie y las ilusiones nunca han sido un buen programa
de gobierno. Y el vecino es tan imbécil como nosotros si se cree aquel discurso
hiperbólico que asegura que todo irá mejor.
No, nada
irá ni mejor ni peor, tanto si estamos juntos como separados, porque la noria
gira sin cesar a merced de la voluntad de quien tiene la manivela en sus manos.
(Casi siempre quien mueve la noria es un burro que va con los ojos tapados).
Probablemente
alguna forma de arte dé una creación excepcional, esto no lo sabemos. Estoy
convencido que Las Variaciones Goldberg, algunos leader de Schubert, la estatuaria griega, los versos de Horacio y
el Tondo Dondi conservaran su belleza y si esto lo sabemos apreciar, tendremos un
pequeño respiro mientras los adolescentes se enamoren y rían con la risa tonta
que les caracteriza y que tanto envidiamos.
Convencido del
movimiento perpetuo, quiero para mí la mediocridad y me afirmo en el lema que
aparece en el lateral de este blog:
Materialismo, vulgaridad y técnica.
Reivindico
el materialismo más que el espiritualismo, no me interesa ni la meditación
trascendental ni el arrebato pasional, prefiero unas anchoas con un poco de
pan.
Reclamo la
vulgaridad más que la exclusividad y ser el mejor de los mediocres. La exclusividad
quedó en los escaparates de las boutiques de lujo, en las playas horteras del
Caribe, en los hoteles-resort o en
los yates hipotecados de Puerto Banús.
Quiero la
técnica en su más alto grado de consciencia, la técnica al servicio de todos, y
que todos, incluso la Universidad, se opongan a la superstición a la magia y a
las creencias no fundamentadas.
Nos falta ampliar el foco, desde luego los tiempos cambian, pero nuestras percepción es que hay aceleración y caos. El futuro dirá si es una percepción fruto de nuestra experiencia personal, tan poco objetiva, o es un hecho.
ResponderEliminarNos remontamos a otras época históricas no tan lejanas y, sí también el cambio parecería vertiginoso, aunque visto desde hoy duró siglos.
No podemos sustraernos a nuestros sentidos, ahora estamos viviendo un frenesí, pero a lo mejor es Lampedusiano y, en realidad nada esencial cambia. Sigue girando la rueda.
¿Qué más nos queda, sino el disfrute de lo que nos nutre...y quizás de algo más?
Abrazos y cuídate
Querida Amaltea, coincido completamente con Lampedusa, ocurre, sin embargo, que hay periodos de más dolor y otros en que todo es una ilusión.
EliminarCreo que nuestro empeño principal debe ser el poder mantener la posibilidad de disfrutar de lo que nos nutre y seguramente debe haber algo más, porque sino sería bastante poca cosa.
Abrazos
No sé qué decirte. Todo cambia desde siempre, la percepción que tenemos instante a instante .. desde dentro no nos lo permite apreciar pero nada es lo mismo, ni en nosotros, ni fuera de nosotros y sí, todo es cíclico...La historia está ahí para comprobarlo.
ResponderEliminarMe da pena verte tan desencantado... sé que tu desencanto lo palias con humor e ironía pero hasta el gesto derrumbado de tu foto indica que te pesa demasiado. aunque tu cara se ve sonrosada y descansada jaja lo cual es estupendo... No sé, mi querido FRANCESC ¿no te has planteado que tu desencanto quizá sea fruto de ese materialismo en el que vuelcas todas tus expectativas? ¿qué ocurre cuando lo que comemos, tocamos o poseemos no nos satisface? quizá la respuesta esté en alimentar a ese mundo interior desatendido que aulla a gritos su hambre ... yo no hago meditación ni nada de eso, pero si me encontrara decaída o baja, desde luego tiraría por ahí para poder encontrarme mejor.. todo está dentro de nosotros por más que nos empeñemos en buscarlo fuera.
Muchos besos FRANCESC que tu finde soleado te inyecte energía ... aquí llevamos dos semanas entrando y saliendo de borrascas, ya se me olvidó como es el sol ; )
Querida María, todo cambia constantemente y continuamos igual que siempre. La historia está ahí para comprobarlo, tal como tú dices, y para darnos cuenta de que la barbarie se va perfeccionando.
EliminarNo tengas pena, estoy desencantado y me da igual y no hay derrumbe en mi estado, ni mucho menos. He comprobado que mi desencanto no me afecta en la calidad del buen humor y quisiera ser más materialista de lo que soy, en realidad me gustaría tener la espiritualidad de un zapato, ojalá fuera el mejor de los mediocres. Cuando como y disfruto de mi percepción, no me interesa buscar nada en mi interior, de hecho lo más profundo que tengo es la piel y no busco otros estratos subcutáneos, no me encuentro decaído y no busco ninguna técnica psicológica para alcanzar ningún estado diferente del que me adjudican mis sentidos, creo que dentro de nosotros hay muchas vísceras que funcionan, glándulas que son auténticas factorías químicas y redes nerviosas magníficas y para ver mi interior me conformo con observar alguna radiografía, no necesito nada más, y como que no necesito nada, no me preocupa casi nada.
Tus palabras siempre me complacen, pero no te preocupes María, mi energía es como la de un gorrión nervioso.
Abrazos.
Disfruto con poca cosa, pero tengo presente las palabras del zelote :"hay más felicidad en dar que en recibir".
ResponderEliminarPero en ese poco entran varias personas, que son un mucho.
Por ejemplo: he disfrutado con tu escrito, que no comparto del todo, ya sabes que soy más especulativo, pero que me gusta por lo honesto.
Un abrazote y un achuchón, buen amigo.
te me cuidas
Amic Miquel, ya sabes que yo disfruto solo, a veces contando y a veces observando. Con los sentidos ya tengo suficiente.
EliminarYo también soy especulativo en el cálculo y en la medición y me gustan por el rigor que encierran.
Abrazos
Es difícil no compartir lo que dices, al menos en un porcentaje generoso. Añadiría eso sí unas gotas de emoción y desequilibrio, unos sorbitos de pasión y desenfreno, solo para compensar un poco el exceso de armonía y de estabilidad.
ResponderEliminarEn todo caso, reclamo también la vulgaridad como meta, entendida en relación con "vulgo" y con "divulgar". No confundir con lo chabacano y hortera, que de eso ya tenemos bastante con los programas casposos y cutres y los políticos chulos y engominados.
Todo cambia en efecto. O tal vez, si hablamos de ciclos, todo regresa, como el juego del yoyó. Porque regresa el desprecio a la cultura, si alguna vez se fue del todo, la barbarie, la incultura... Lo cual quiere decir que alguna otra vez asistiremos a otro Renacimiento, aunque igual nosotros no lo veamos.
Un abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, podemos añadir algo de emoción, pero poca cosa más, he comprobado que cuanto mayor es el porcentaje de desenfreno o de pasión mayor es el dolor. El arte es el resutado de la tensión apolínea y dionisíaca, triunfa la belleza.
EliminarCreo que un día puede ser que lleguemos a un nuevo Renacimiento, pero yo creo que no será antes de 700 años.
Una abrazo
Te mantienes Francesc, aunque se te acabó la tinta negra y tuviste que usar la roja al final de uno de tus posts.
ResponderEliminarPero bueno, al menos hay un límite de tiempo para ver el renacimiento, aunque sean 700 años.
Abrazo y besos.
Querida Andri, con la tinta roja quería destacar que
ResponderEliminar"Todo encandilamiento utópico es un portento de sensiblería".
Como puedes suponer no me fío ni un pelo de los encandilamientos y mucho menos de las utopías, son lugares inexistentes que pueden servir de acicate para que algunos remen esperanzados.
Abrazos
Desde el tiempo de los dioses los cuerpos se van
ResponderEliminary en su lugar vienen los jóvenes.
El Sol se muestra en la mañana,
en la tarde desaparece en el Poniente.
Los hombres procrean, las mujeres conciben.
Todos los nacidos respiran el aire,
pero todo lo que producen
al día siguiente ha desaparecido.
¡Festeja el alegre día!
¡Pon canto y música por delante!
Aléjate de la tristeza
y piensa en la alegría
hasta que llegue el día en que se muere.
Canción de una tumba de Tebas
(2500 años antes de Cristo)
http://abrantextos.blogspot.com.es/2011/02/carpe-diem-egipto.html
Amigo Abraham, coincido, los dioses se van y los jóvenes quieren suplantarlos. El ciclo natural sigue y nosotros permanecemos en la noria que mueven las Horas (Eunomia, Dice e Irene.
ResponderEliminarPongo música por delante, nada hay mejor que la música, es cálculo y belleza, y con ella y con la percepción que me dan los sentidos alejo toda tristeza. El humor, la mirada atenta y la dependencia exclusiva de la materia son la alegría de los días que pasan.
Un abrazo.