La
cultura catalana es proclive a la formación de grupos artísticos más o menos estables
y activos. Sólo basta que algunos artistas que comparten una forma de expresión
artística o algo similar, se reúnan alguna vez, cambien impresiones, se
muestren sus obras entre ellos y decidan alguna acción conjunta, para que
busquen un nombre y formen un grupo artístico.
Con
independencia de su estabilidad, generalmente estos grupos han supuesto un
avance artístico cualitativo. Han durado
más o menos tiempo, han llevado a cabo acciones muy notables y finalmente se
han disuelto, casi siempre como respuesta al cambio o evolución de las formas
de expresión.
Entre
los grupos más conocidos encontramos el surrealista Dau al Set, recordamos ADLAN,
Els Quatre Gats, y Grup R. Quizás más olvidados, Gallot, Música Oberta, Grup de Taüll
y el Club
Cobalto 49. Este último tan activo como olvidado.
El
Club
Cobalto fue fundado el 28 de abril de 1949 en Barcelona por Joaquim
Gomis, Sebastià Gasch, Joan Prats, Sixte Illescas y Eudald Serra que procedían
de ADLAN (Amics de l’Art Nou), junto a ellos Maria Teresa Bermejo y Ramon
Santos Torroella, ambos de la revista de arte Cobalto, de la que tomaron
el nombre.
Aquellos
intelectuales y artistas se proponían difundir el arte más avanzado del
momento. Organizaron la primera gran exposición de Joan Miró, lo que supuso la
reincorporación del pintor al panorama artístico de Barcelona después de su estancia en
París; en Terrassa organizaron la primera Exposición Antológica de Arte
Contemporáneo donde se reunieron obras
de Modest Cuixart, de Joan Ponç y de Antoni Tàpies.
No
solo artes plásticas, el Club Cobalto 49
organizó sesiones de jazz, colaborando con el Hot Club. Más adelante organizaron conciertos de música contemporánea con el grupo Música Oberta, movimiento musical de
vanguardia fundado en 1960 por el compositor y miembro del grupo Josep M.
Mestres i Quadreny.
Josep M. Mestres Quadreny y Francesc Cornadó (foto Jaume Maymó)
En
medio de aquella sociedad castigada por el franquismo, el Club Cobalto 49 fue un verdadero impulsor de la vanguardia
artística de Cataluña.
Gracias
al mecenazgo de Joaquim Gomis, uno de los miembros del Club Cobalto 49, trajeron a Barcelona a Merce Cunningham, John Cage
y todo un cuerpo de ballet con el fin de organizar una presentación de la vanguardia artística en Barcelona. Parece
que la excentricidad y atrevimiento de aquellos artistas no fue posible
representarla en ninguna sala de Barcelona y se recurrió a tal efecto a una
representación en la magnífica villa racionalista La Ricarda, en el Prat de Llobregat. La Ricarda se convirtió en el escenario de numerosas sesiones
musicales de vanguardia.
La Ricarda (1949-1963) Arquitecto Antonio Bonet
Los
movimientos artísticos más avanzados tenían en Barcelona un vigor
extraordinario. En plástica el conceptualismo y la abstracción lírica
seguían la huella de modernidad que había iniciado Dau al Set, en música, unos años después, la atonalidad de Lewin
Richter, Mestres Quadreny, Gabriel Brncic y Lluís Callejo se escuchaba en el
Instituto Francés y en cinematografía, la Escuela de Barcelona, con influencias de la Nouvelle Vage nos dejó unos films polémicos y muy bien dirigidos que plantaban cara al cine mesetario. Véase https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Barcelona_%28cine%29
La
gauche divine, en todo su esplendor,
fue un estrépito que despertaba a la alta burguesía de su adormecimiento
franquista. Sus hijos apostaron por el compromiso artístico y abanderaron la
movilización universitaria. Más adelante
los Setze Jutges, el rock progresivo
de Música Dispersa o de Màquina y las apuestas Pop fueron consolidando la modernidad
abierta que preconizaba Gomis.
Sin embargo, en
aquella efervescencia se estaba cociendo algo pernicioso: la decadencia
cultural del catalanismo moderno. Una concepción cerrada y provinciana,
instrumentada por una política de vuelo gallináceo, sustituía la reflexión
sobre las vanguardias por una autocomplacencia dulzona.
Sueño
dulzón que despertó un poquito con las Olimpiadas del 92 pero que luego volvió
a caer en la modorra en la que todavía estamos sumidos.
Interesantísima entrada. He de decir, en mí contra, que desconocía el Grupo Club Cobalto 49.
ResponderEliminarGracias por rescatarlo y ponerlo en el órden del día.
Salut
Amic Miquel, hacía tiempo que me había propuesto escribir algo sobre el Club Cobalto 49, este gran olvidado que supo aglutinar una vanguardia en tiempos difíciles.
EliminarSalut
La creatividad, la originalidad, la irrupción de movimientos de vanguardia en el tardofranquismo y en la primera década de nuestra democracia fue algo innegable. Muchos jóvenes de entonces sentíamos profunda admiración por diferentes manifestaciones culturales que de allí venían. Nos encantaba el arte que de allí procedía, grupos musicales como La Companyia Elèctrica Dharma, editores de buen cómic como Toutain y su apuesta por originales creaciones como 1984. No me quiero olvidar tampoco de la irreverente "El Víbora". Nos gustaba Sisa, El Joglars, también La Trinca. Barcelona era un referente cultural para todos los jóvenes de la península con inquietudes. Luego, la rancia política ya se encargó de canalizar todo esto, desvirtuarlo y utilizarlo, como pasó con Boadella, en este caso en la Comunidad de Madrid.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, aquello fue un movimiento de vanguardia que aglutinó distintas sensibilidades. Fanzines y revistas como Víbora o Ajoblanco vinieron después, también después de aquellas vanguardias tan creativas vinieron "Els setze jutges" con estos cantantes comerciales que supieron extender algunas propuestas de modernidad pero que en algunos casos ya fueron el germen de un cierto provincianismo que ha venido después.
EliminarSaludos
"Sus hijos apostaron por el compromiso artístico", que bien los defines y a medida que nos vamos haciendo más cómodos o nos lo dan todo masticado, es cuando comienza la decadencia y a perderse la creatividad .Ya se sabe que las vanguardias tienen sus días contados en la mayoría de veces.Pero es necesaria esa rebeldía : también saber separar el trigo de la paja, todo lo que se vende fácil no tiene calidad o talento y por eso nos hemos hecho tan prácticos, que no deja de ser una forma de ir tirando y ya mañana se verá.El Arte en el amplio sentido de la palabra es una apuesta siempre, simplemente se sabe el momento pero...nunca se sabe hasta donde se puede llegar, gracias a esos mecenas con sus aportaciones.El Covi y Barçelona mes que mai, parece que eso es solo lo que conocen en otros lugares...
ResponderEliminar-Muchas gracias por esta entrada: la verdad que siempre unidos nos ira mejor.
Un abrazo.
Querida Bertha, individualidades unidas por un lenguaje común: la modernidad. Artistas comprometidos, intelectuales conscientes de su responsabilidad, mecenas cultos...
EliminarUn abrazo
Cuánta energía e intrepidez la de quienes se atrevieron a traer artistas, a crear ellos mismos, con tanta resolución e inconformismo, sin doblegar espíritu ni letra.
ResponderEliminarMerecen agradecimiento y respeto. Tal como hoy has escrito en esta entrada.
Abrazos
Querida Amaltea, cuánto a agradecer y que olvidados algunos de estos artistas y mecenas tan entusiastas y que tanto hicieron por la vanguardia.
EliminarUn abrazo
En el inicio fue Cobalto 49.
ResponderEliminarLuego, por discrepancias, un grupo se desgajó y constituyó el Club 49, bajo el paraguas del Hot Club de Barcelona.
Ver el catálogo de la exposición "Club 49, reobrir el joc, 1949-1971", Centre d'Art Santa Mònica, junio 2000.
Joan Prats, el sombrerero, el amigo de Joan Miró y de tantísimos artistas, fue la persona clave del grupo - él, siempre en la sombra.
En cuanto a la actuación de Merce Cunningham and Dance Company, en el Teatro Prado de Sitges, en julio 1966, ver el arículo de Antoni Pizà (director de la Foundation for Iberian Music, Universidad de Nueva York) publicado en la revista l'Avenç, número de julio 2016.
Muchas gracias Marita, su información es valiosísima.
EliminarSaludos
Cobalto 49 pasó a llamarse Club 49 al poco tiempo de su fundación por discrepancias entre Santos Torroella y otros miembros del grupo.
ResponderEliminarEn cuanto a la actuación de la Merce Cunningham and Dance Company: el mecenazgo y empeño fue de Joan Miró, apoyado por y con la colaboración muy activa del Club 49 - especialmente de algunos socios. La actuación se llevó a cabo en el Teatro Prado de Sitges, 29 de julio 1966 y no en La Ricarda - aunque la compañía pasó una jornada de descanso en La Ricarda - Casa Gomis (propiedad de Inés Bertrand y Ricardo Gomis, también socios del Club 49) al día siguiente de su actuación
Joaquim Gomis era socio del Club 49, pero no fue el único mecenas de esta primera actuación de la compañía en nuestro país.