Pintura sobre lienzo. Hans Hartung (1904-1989)
Aetas parentum, peior
avis, tulit nos nequiores, mox daturos progeniem vitiosiorem. Horacio Odas, 3,6,46
(La edad de los padres, peor que la de los abuelos, nos engendró a nosotros, aún más malvados, destinados a tener una descendencia más degenerada.)
Horacio
escribe muy bien, su precisión formal es la expresión de un contenido veraz. Su
pesimismo es un cúmulo de verdades servidas en mesa sencilla. Sus odas son un
prodigio de verdad y belleza.
Contemporáneo
de Horacio, Virgilio escribía:
Sic omnia fatis in peius ruere, ac retro sublapsa referri.
Virgilio, Georgicas 1,199
Virgilio, Georgicas 1,199
(Así, por obra de los hados, las cosas decaen hacia un estado peor, se hunden y retroceden.)
Siempre
me ha parecido que Virgilio es más creativo. En sus Geórgicas nos cuenta cómo
son las labores del campo y cómo es la vida del hombre. Muchos de sus
hexámetros son tan pesimistas como verdaderos.
Leo
los clásicos y ante tanto portento de realidad y belleza no hago más que
reafirmarme en mi pesimismo. No alcanzo a comprender las actitudes esperanzadas
de algunos que, con la venda en los ojos, están convencidos que aún cabe un
renacimiento.
Más
de un ilusionado sustenta su esperanza en la capacidad que tiene el ser humano
de repetir los errores. Salir de uno y volver a caer en otro y así, de caída en
caída, continuar escribiendo la historia.
Es
cuestión de ir trampeando, y con el pesimismo a cuestas, reírnos un poquito y,
que no hay para tanto, que los agoreros son unos atrabiliarios que hay que
despachar y echarlos de la ciudad como quería hacer Platón con los poetas.
Unas gotas de pesimismo son necesarias para no confiarnos demasiado en nada ni en nadie, al igual que unas gotas de optimismo son también precisas para no amargarnos la existencia. De nuevo, como los clásicos, se hace necesaria la búsqueda del equilibrio.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, está claro que no vamos a andar por ahí confiados. Mientras buscamos el equilibrio nos tomaremos unas anchoas sentados a la sombra de un mirabolano.
EliminarUn abrazo
Sabes que después de la Tragedia viene la Comedia. Creo que debemos albergar esperanzas de un nuevo resurgir. Hemos tocado fondo.
ResponderEliminarSalut
Amigo Miquel no está mal albergar cualquier cosa aunque sea un poco de humor. Probablemente hayamos tocado fondo pero podemos continuar escarbando.
EliminarSalud
El bien, el mal... ¡viejos pasatiempos!
ResponderEliminarPara los romanos era fácil: el bien es Roma (a este lado del límite), todo lo demás es malo (incluidos muchos romanos). Claro, Roma va cambiando con los romanos, y con ese cambio cambia lo que Roma debe ser.
¿Aún amamos Roma?
Fuera de Roma, el bien y el mal son como inviernos y primaveras. En el invierno se puede ser alegre y pensar en la primavera; en la primavera, ¿quién quiere recordar el invierno?
Los niños crecen.
Los jóvenes gozan.
Los adultos recuerdan
y los ancianos se despiden.
¿Qué tiene que ver el bien y el mal con todo esto? Nietos y abuelos escogen negras o blancas en un ajedrez aún no inventado.
Habrás visto amigo Abraham que he dejado para los dos poetas el bien y el mal, yo me he limitado a la precisión formal de uno y a la creatividad del otro, y entre la realidad y la belleza desconfío de las moralinas.
EliminarSalud
no hay forma de ser como aquellos, el mundo aunque parece girar al mismo ritmo, tiene muchas vicisitudes que nos distraen del placer de la observación
ResponderEliminar(la observación como el arte de entender el para qué y por qué de las cosas)
un abrazo
Amigo Omar, el mundo gira sobre el mismo eje, cambian los puntos de vista y además demasiadas cosas enterpecen la visión, pero el dolor siempre es igual.
EliminarEn efecto, el arte, la búsqueda de la belleza y el amor pueden aligerar los males.
Salud
Traes buenos propósitos y extraordinarias palabras de aquellos que tanto sabían de la naturaleza humana.
ResponderEliminarPrecisión en la elección del término exacto y creatividad para darle la vuelta a lo común y previsible, no necesitamos más para vivir con una pizca de consuelo y alegría.
Querida Amaltea, la precisión es indispensable, sino se cometen errores de bulto que traen consecuencias indeseables.
EliminarAlegría y buen humor estos son los mejores ingredientes.
Un abrazo
Sospecho que piensas que Horacio y Virgilio, de vivir ahora, mantendrían sus mismas impresiones, análogas expresiones. ¿Sabes que los pesimistas no gustamos?
ResponderEliminarAmigo Fackel, yo creo que de vivir ahora, tanto el uno como el otro, les entrarían unas ganas terribles de echar a correr. Supongo que mantendrían las mismas impresiones porqué nada ha cambiado, de ahí su vigencia.
EliminarUn abrazo
La visión agria de la vida es un rasgo que repercute en el ánimo de quien así piensa. No digo que sea fácil cantar desde el desengaño y la desesperanza, pero volviendo a tiempos más recientes, Baroja dijo que la vida es una melodía vulgar, monótona y ramplona y a Jorge Guillén, el ansia de goce le pudo más que el dolor, así que visto esto, podemos plantearnos que lo malo es un paréntesis accidental.
ResponderEliminarBuena tarde, Francesc. Por aquí celebramos la fiesta de la "cincomarzada"
Querida Loli, probablemente el pesimismo puede llegar a tener un efecto negativo sobre el ánimo de la persona pesimista, sin embargo yo creo que tenemos unos antídotos eficacísimos para que la visión agria no nos afecte demasiado, estos "curalotodo" son la ironía y el buen humor, añadamos las buenas compañías, la contemplación de la belleza, la comida buena y sencilla, la charla con los amigos, las risas, y sobretodo la relativización de todo, absolutamente, todo. Relativizar incluso el humor y la ironía. Ya sabes aquello que dicen: "al mal tiempo, buena cara"
EliminarQue tengas una buena "cincomarzada" espero que no sea lluviosa ni ventosa, en marzo, el cierzo sopla a veces demasiado molesto.
Un abrazo