jueves, 4 de junio de 2015
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Nosotros somos el enigma.
ResponderEliminarEl ser humano.
Y persistimos.
Esto que me dices, Miquel, también es un enigma.
EliminarSalud
Y si no llega a ser porque una mujer taimada, embaucadora e interesada le echó un cable -nunca mejor dicho- lo hubiera llevado crudo el mozalbete. Ni enigma ni criadillas. Un saludo.
ResponderEliminarAmigo Cayetano, siempre hemos tenido que recurrir a la ayuda de la mujer taimada. Como dice nuestro poeta amigo "Teseo no saldrá del laberinto"
EliminarUn abrazo
El enigma es, yo diría que afortunadamente, irresoluble.
ResponderEliminarSalud
Amigo Fackel, parece que estemos hechos de contradicciones y de enigmas. Irresoluble.
EliminarSalud
Posiblemente el enigma esté en todo, en cada personaje, situación, acontecimiento. Ese empeño en constituir la vida laberínticamente. Pero ¿hay otra forma? Para compensar los desasosiegos está la Belleza, esa presencia a veces fugaz, a veces recurrente, siempre absoluta e inalcanzable, pero que nos dota de ilusión.
ResponderEliminarAmigo Fackel, en efecto el enigma está en todo. El arte nos facilita la mejor de las estratagemas.
EliminarSalud
El enigma si o no.-Estos" clásicos" y sus quimeras, gracias a ese hilo conductor para poder salir de ese infierno de incertidumbres...Me gusta eso de mujer taimada y se lo aplicaría a la belleza escudada en el arte o a la inversa.Pero en este pozo profundo que es la vida, porque a más años; más incertidumbre La belleza...en la expresión que sea ,es lo único que nos puede ayudar al sosiego.
ResponderEliminar-Todo es quimera todo es dolor y el mundo sigue girando a nuestro alrededor.
Me gusta esta tres preguntas...?
Un abrazo feliz fin de semana.
Querida Bertha, te gustan las tres preguntas, ¿te imaginas qué placer poder contestarlas?
EliminarUn abrazo
El laberinto es la representación exacta de nuestra mente, el deambular por las sendas conocidas con la pretensión, casi siempre fallida, de encontrar una salida distinta a la habitual. De lejos viene en el ser humano esa atracción por los laberintos, lugares imaginarios donde tropezamos con el miedo y también con el deseo.
ResponderEliminarAbrazo
Querida Amaltea, qué pasaría si después del deambular por vericuetos y callejones llegáramos al centro del laberinto y nos diéramos cuenta que allí no hay nada.
EliminarUn abrazo