Bodegón de Juan Sánchez Cotán (1600)
La utilización del enredo
para hacer creer, el artificio para
engañar, o la estrategia para perjudicar a otro en beneficio propio, son
tácticas y habilidades que habitualmente practican agentes intermediarios de
operaciones financieras y gobernantes, pero en muchas ocasiones el arte
también se vale de estas mismas estratagemas.
El engaño lo encontramos en
muchas obras de arte, que aun consideradas como sobresalientes por una parte de
la crítica, no son más que formas adocenadas que pervierten el sentido de la
belleza o enmascaran la expresión. Son fullerías que se producen dentro de la
tramoya de un estilo.
Podemos admitir ciertas
triquiñuelas geniales que destaquen la bondad de una obra de arte. Este es el
caso del trampantojo, cuyo uso puede servir para poner énfasis en el discurso
estilístico o destacar un detalle, para convertirlo en un elemento retórico que
contribuya a la expresión más efectiva del artista o sirva para señalar un
acceso emotivo hacia la belleza.
Intarsio (1500)
fray Giovanni da Verona
Ciertamente. La ilusión formal requiere además de sutilezas que el simple truco no tiene para el intelector experimentado. Sea dicho esto desde la más estricta humildad.
ResponderEliminarSalud
Amigo Manuel, admiramos el esfuerzo del artista que se las ingenia cómo sea, utilizando el trampantojo o lo que tenga a mano, para conseguir una mayor eficacia en su expresión o para indagar en la búsqueda de la belleza.
EliminarSalud
El trampantojo atrae la mirada, primero porque la confunde y después, descubierto el engaño, porque nos cuesta aceptar la facilidad con la que nuestra mente es cautiva de lo aparente y de los prejuicios.
ResponderEliminarPretendemos ser muy perspicaces pero la realidad demuestra lo equivocados que estamos.
Tener afinado el espíritu crítico cuesta un dolor y muchas veces preferimos navegar en ese mar de mentiras y sobreentendidos.
Un abrazo
Querida Amaltea, el trampantojo es retórica, puede funcionar para poner evidencia la eficacia del engaño. Pero un universo de engaños y de mitologías construyó una de las culturas más completas que existen.
EliminarUn abrazo
La literatura está plagada de "tramposos" geniales. El lector, al aproximarse a una obra, ya sabe de antemano que se le propone un juego donde a él le toca el papel de "señor que se lo cree todo".
ResponderEliminarUn saludo.
Sí Cayetano, el escritor maneja el engaño para demostrarnos que la realidad aún es peor que los engaños imaginados.
EliminarSalud
La belleza que desprende una dama en el momento sublime del enamoramiento ¿sería similar al trampantojo ?...o sólo he de quedarme con una ilusión enajenalmente transitoria..
ResponderEliminarMiquel, amigo mío. Beatriz, después de pasar el puente, dejó un halo que inspiró uno de los mejores libros que se han escrito. ¿Fue enajenación o la retórica de un cuerpo que se enamoraba? o quizás fue un pretexto para el cambio de una época a otra. En todo caso, un trampantojo, un conjunto de engaños, un halo fugaz, una ilusión enajenadora, todo puede servir al artista.
EliminarSalud
Gracias a esta técnica de ilusión: para engañar al ojo,es un poco como la supervivencia a base de mentiras que llega un momento que se confunde la ficción con la realidad.Que en el caso de Arte esta muy bien pero para la realidad del día a día eso es una chapuza.
ResponderEliminarUna descripción perfecta.
Un abrazo.
Querida Bertha, los engaños ópticos, las perspectivas imposibles, las representaciones oníricas, etc. han dado ejemplos de gran eficacia artística, han servido como herramientas de creación. En cuanto a la realidad sólo aspiro a que las responsabilidades se acompañen de ella.
EliminarSalud
En efecto muchas piruetas y artificios están permitidos en las formas, incluso pueden considerarse virtuosismo siempre que eso no pervierta la verdadera naturaleza del fondo. El problema es que de durante décadas se ha confundido (para empezar los propios “críticos”) forma y fondo, o más bien se ha prescindido de éste último. Y se ha perdido de vista la verdadera naturaleza del arte, sus valores. Respecto a la verdadera naturaleza del discurso ya ni hablamos; basta poner un telediario. Abrazos.
ResponderEliminarQuerida Salomé, coincido, la crítica confunde a menudo la forma con el fondo o da preponderancia a la una sobre lo otro o viceversa. No, no y no, el arte es la expresión formal de un contenido, valen la forma y el contenido y la creatividad del artista puede dar a la forma un contenido en sí misma.
EliminarSe recomienda a Dante, Bach, Miguel Ángel.
Un abrazo