jueves, 11 de diciembre de 2014

El trampantojo

Bodegón de Juan Sánchez Cotán (1600)


La utilización del enredo para hacer creer, el artificio para engañar, o la estrategia para perjudicar a otro en beneficio propio, son tácticas y habilidades que habitualmente practican agentes intermediarios de operaciones financieras y gobernantes, pero en muchas ocasiones el arte también se vale de estas mismas estratagemas.

El engaño lo encontramos en muchas obras de arte, que aun consideradas como sobresalientes por una parte de la crítica, no son más que formas adocenadas que pervierten el sentido de la belleza o enmascaran la expresión. Son fullerías que se producen dentro de la tramoya de un estilo.

Podemos admitir ciertas triquiñuelas geniales que destaquen la bondad de una obra de arte. Este es el caso del trampantojo, cuyo uso puede servir para poner énfasis en el discurso estilístico o destacar un detalle, para convertirlo en un elemento retórico que contribuya a la expresión más efectiva del artista o sirva para señalar un acceso emotivo hacia la belleza.

No hay que confundir el engaño chapucero y mal intencionado con la ilusión formal, sólo en este caso es justificable el trampantojo.
 
Intarsio (1500)
fray Giovanni da Verona 

12 comentarios:

  1. Ciertamente. La ilusión formal requiere además de sutilezas que el simple truco no tiene para el intelector experimentado. Sea dicho esto desde la más estricta humildad.

    Salud

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Manuel, admiramos el esfuerzo del artista que se las ingenia cómo sea, utilizando el trampantojo o lo que tenga a mano, para conseguir una mayor eficacia en su expresión o para indagar en la búsqueda de la belleza.
      Salud

      Eliminar
  2. El trampantojo atrae la mirada, primero porque la confunde y después, descubierto el engaño, porque nos cuesta aceptar la facilidad con la que nuestra mente es cautiva de lo aparente y de los prejuicios.
    Pretendemos ser muy perspicaces pero la realidad demuestra lo equivocados que estamos.
    Tener afinado el espíritu crítico cuesta un dolor y muchas veces preferimos navegar en ese mar de mentiras y sobreentendidos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Amaltea, el trampantojo es retórica, puede funcionar para poner evidencia la eficacia del engaño. Pero un universo de engaños y de mitologías construyó una de las culturas más completas que existen.
      Un abrazo

      Eliminar
  3. La literatura está plagada de "tramposos" geniales. El lector, al aproximarse a una obra, ya sabe de antemano que se le propone un juego donde a él le toca el papel de "señor que se lo cree todo".
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí Cayetano, el escritor maneja el engaño para demostrarnos que la realidad aún es peor que los engaños imaginados.
      Salud

      Eliminar
  4. La belleza que desprende una dama en el momento sublime del enamoramiento ¿sería similar al trampantojo ?...o sólo he de quedarme con una ilusión enajenalmente transitoria..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Miquel, amigo mío. Beatriz, después de pasar el puente, dejó un halo que inspiró uno de los mejores libros que se han escrito. ¿Fue enajenación o la retórica de un cuerpo que se enamoraba? o quizás fue un pretexto para el cambio de una época a otra. En todo caso, un trampantojo, un conjunto de engaños, un halo fugaz, una ilusión enajenadora, todo puede servir al artista.
      Salud

      Eliminar
  5. Gracias a esta técnica de ilusión: para engañar al ojo,es un poco como la supervivencia a base de mentiras que llega un momento que se confunde la ficción con la realidad.Que en el caso de Arte esta muy bien pero para la realidad del día a día eso es una chapuza.

    Una descripción perfecta.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Bertha, los engaños ópticos, las perspectivas imposibles, las representaciones oníricas, etc. han dado ejemplos de gran eficacia artística, han servido como herramientas de creación. En cuanto a la realidad sólo aspiro a que las responsabilidades se acompañen de ella.
      Salud

      Eliminar
  6. En efecto muchas piruetas y artificios están permitidos en las formas, incluso pueden considerarse virtuosismo siempre que eso no pervierta la verdadera naturaleza del fondo. El problema es que de durante décadas se ha confundido (para empezar los propios “críticos”) forma y fondo, o más bien se ha prescindido de éste último. Y se ha perdido de vista la verdadera naturaleza del arte, sus valores. Respecto a la verdadera naturaleza del discurso ya ni hablamos; basta poner un telediario. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Salomé, coincido, la crítica confunde a menudo la forma con el fondo o da preponderancia a la una sobre lo otro o viceversa. No, no y no, el arte es la expresión formal de un contenido, valen la forma y el contenido y la creatividad del artista puede dar a la forma un contenido en sí misma.
      Se recomienda a Dante, Bach, Miguel Ángel.
      Un abrazo

      Eliminar