Templo de Jano
Si no es para dar cobijo, la
colocación de una piedra sobre otra es un principio de vanidad.
Un sillar gótico sobre otro,
juntos y bien aparejados, se convierten en una vanidad teológica petrificada.
Un pedrusco civil colocado sobre
otro, formando una muralla, son una vanidosa voluntad de separación.
Una piedra románica sobre
otra piedra expresan con toda vanidad el dominio sobre los feligreses.
Un sillar de mampostería puesto
sobre otro, formando los muros de un castillo medieval, son una voluntad
vanidosa de tiranía.
Una piedra tallada en forma
de moldura colocada encima de otra moldura para formar la puerta de un banco es
la expresión de la vanidad del dominio económico.
La vanidad de las piedras es la petrificación
de la vanidad de los hombres.
¿Qué dura más, una piedra sobre otra o la vanidad de los hombres?
ResponderEliminarQuerida Viky, las construcciones de piedra acaban cayéndose y se convierten en ruinas que pueden ser el recuerdo de las antiguas parerdes, pueden incluso recordarnos la vanidad.
EliminarLa vanidad de los hombres permanece, se regenera, nunca alcanza el estado de ruina.
Saludos
Francesc, me dejas de piedra:)
ResponderEliminarQuerida Lou, los que tratamos con las piedras tenemos que andar con precaucuón.
EliminarUn abrazo
Yo me he quedado de piedra con la pregunta de VICKY.
ResponderEliminarLa respuesta también me ha hecho pensar.
Salut
Amic Miquel. Preguntas y respuestas de piedra que nos hacen pensar de una manera muy dura.
EliminarSalud
Una vanidad petrea para ser recordado después de...?
ResponderEliminarPero la vanidad humana es una máscara que obliga a ocultar las carencias y necesidades y no deja de ser una pura farsa.coreografiada de cara a la galería.
La vanidad es traicionera por eso hay que aceptarse y conocerse y cuestionarnos para poder evolucionar como personas integras.
Vanidad de vanidades esa eterna frase...
-Hay un libro que la define muy bien"El retrato de Dorian Grey".
Una buena reflexión y muy acorde para estos tiempos de tantas( vanitas).
Un abrazo.
Hoy en día, la vanidad se eleva hasta los satélites y se refleja clonada en las pantallas.
ResponderEliminarsalud
Amigo Loam, parece que la vanidad sea el motor o la energía que impulsa las naves espaciales y nos lleva más allá de la estratosfera.
EliminarSalud
Lo de la vanidad teológica petrificada me llegó al alma! Es siempre un delicioso privilegio leerte y compartir.
ResponderEliminarTe deseo un Bon Nadal y força!
Amiga Kova, la vanidad teológica, la escolástica, la vemos petrificada en las fachadas de las catedrales góticas. Anticipadamente también te deseo una feliz navidad.
EliminarUn abrazo
Qué preciso eres cuando enumeras y categorizas la vanidad, ese camino de perdición donde caen los que mal se conocen a sí mismos.
ResponderEliminarExcelente entrada, querido Francesc.
Un abrazo
Un abrazo
Querida Amaltea, hay que trabajar de forma precisa para que las piedras encajen, conseguir que un sillar se adhiera perfectamente al contiguo para que transmita de forma precisa las tensiones. El arte de las piedras ha dado muchas muestras de vanidad, siempre encajando la solidez de los materiales con la rigidez y tenacidad de la vanidad.
EliminarUn abrazo
Está claro que nos pierde la estética más que la ética.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano. "nulla aesthetica sine ethica", yo opino que también vale la viceversa. Creo que la ética debe acompañarse con la mejor de las estéticas. Lo que nos pierde, sin embargo, es la vanidad y cuando ésta es institucional o colectiva se produce el mal negocio de la historia. Con estos malos negocios, con la vanidad encendida, se pisotea toda ética y toda estética.
EliminarUn abrazo