jueves, 9 de noviembre de 2023

Conservación del patrimonio arquitectónico

 

Sculptures pour aveugles, 1920, Constantin Brancusi


 

La voluntad de conservación del patrimonio arquitectónico es un fenómeno relativamente moderno. Hoy se considera un valor indispensable y positivo, culturalmente irrenunciable.


No es posible entender el avance cultural sin considerar la fortaleza y el valor de las obras arquitectónicas del pasado y de las obras pretéritas del arte en general. Sobre estas bases edificamos el desarrollo de la arquitectura y el arte actuales.


Las obras del pasado, además de proporcionarnos un conocimiento y una experiencia, nos ofrecen algunos motivos para provocar alguna transgresión y proponer nuevas soluciones.


El patrimonio arquitectónico, aunque sea solamente unas ruinas, siempre es una lección.


Sin embargo, la conservación del patrimonio arquitectónico no siempre se ha considerado como un valor cultural positivo. Antes de la segunda mitad del siglo XIX, las obras arquitectónicas del pasado tenían un valor puramente material. Más que conservar, se reaprovechaba. Se reutilizaban los sillares, las columnas, las tejas, los capiteles y todo lo que podía servir para construir alguna cosa nueva. Era, en definitiva, una concepción económica más que cultural.


Las ruinas romanas y las piedras mozárabes se han reutilizado para levantar todo tipo de construcciones: palacios, casas sencillas o pocilgas.


Es interesante conocer los motivos del cambio, saber el cómo y por qué se pasó de la reutilización a la conservación. Qué cambios culturales acontecieron para que se considerara la conservación del patrimonio como un valor culturalmente positivo.


En la primera mitad del siglo XIX algunos autores ya plantearon la cuestión. Más que hablar de “conservación del patrimonio”, hablaron y teorizaron sobre la “restauración de la arquitectura” He aquí algunas de las teorías planteadas:



- La restauración estilística.



Fue planteada por Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc (1814-1879)

Defendía que el restaurador debe identificarse con la obra original. Se trata de situarse en el lugar del arquitecto primitivo y suponer que haría él.


La restauración -decía Violet-le-Duc- debe permitir la recuperación de la propia forma.  


Supongo que cuando Violet habla de la “propia forma” se refiere a un refrito de lo que el restaurador encuentra entre las piedras y la idea que él tiene del estilo e imagina un modelo de cómo deberían ser las piedras amontonadas,  


Dice: “restaurar un edificio no es conservarlo, repararlo o rehacerlo, es restablecerlo a un estado completo que puede que no haya existido antes".


En su proyecto de restauración de la Catedral de Notre Dame, Violet, llevado por su teoría estilística, quiso actualizar la catedral y añadió una tercera torre, que constituye lo que actualmente se denominaría un falso histórico.



- La restauración romántica.

La teoría fue formulada por John Ruskin (1819-1900).


Ruskin era un romántico empedernido, admirador de Felix Mendelssohn y un defensor de la no intervención. Decía que la restauración estilística es la destrucción más grande que puede sufrir un edificio. El edificio debe conservarse y jamás modificarse con una restauración que altere su idea o concepto inicial. Las modificaciones estilísticas no deben quedar al albur o al capricho del restaurador.


Ruskin resalta el valor de antigüedad del monumento: Los monumentos arquitectónicos no valen por sí mismos, sino por el encanto que el tiempo y la historia han puesto sobre ellos.



- La restauración critica.


Ya bien entrado el siglo XX, después de que Elías Rogent hubiese restaurado el monasterio de Ripoll que cambió el aspecto original del edificio, añadiendo algunos elementos que no existían en el original, como por ejemplo, un cimborrio de nueva creación, una puerta con archivoltas o una serie de columnas que separan la nave central de las naves laterales. Y después de que se hubiese construido el barrio gótico de Barcelona (un conjunto gótico edificado en pleno siglo XIX) y otros parques temáticos más o menos delirantes o caprichosos, Cesare Brandi plateó en 1963 su Teoria del Restauro. 


Mino Maccari, Cesare Brandi e Giorgio Morandi

, ca. 1950–1962 (Cesare Brandi es el del medio)


Brandi, argumentó que la ruina, desde el punto de vista histórico, es el vestigio de un monumento histórico o artístico que sólo pueda mantenerse como lo que es, y, por lo tanto, la restauración únicamente puede consistir en su conservación, con los procedimientos técnicos que exija.

 


Naturalmente cada una de las teorías expuestas pueden tener sus matices y formas de aplicación según el caso o edificio a restaurar. 

Conocidas, más o menos algunas teorías sobre la restauración, aún me pregunto cuáles son los motivos que llevaron a la consideración positiva que nos dice que la conservación del patrimonio arquitectónico es una cuestión cultural.


Françoise Choay nos da algunas explicaciones en “Alegoría del patrimonio”, libro publicado por GG. También en Le Patrimoine en questions. Anthologie pour un combat (2009) que pude leer gracias a unas notas traducidas por un amigo mío, buen arquitecto cuyo nombre no cito por expreso de él.


Françoise Choay investiga el significado y las transferencias semánticas que el patrimonio arquitectónico nos ha proporcionado a lo largo de los siglos y dice que estas transferencias condicionan un estado social o por lo menos la idea de un modelo inicial imaginado que nos condiciona. No lo sé, todo esto es cosa que algún sociólogo nos podría aclarar.


La historiadora francesa, que ha dedicado buena parte de su actividad a la teoría de la arquitectura, investiga el porqué del culto al patrimonio a partir de la relación de las ruinas con la memoria, sería algo así como la lección que podemos extraer de las piedras derribadas.

 

14 comentarios:

  1. Interesante entrada. Muy interesante.
    No negaré que en ocasiones me he planteado algo similar, la duda de lo que se está haciendo pensando en la Sagrada Familia.
    Construir una cosa sobre bases inexistentes, pensando en lo que al arquitecto le hubiera gustado hacer, y después de un siglo de su muerte, es, cuanto poco, especular.
    No sé de arquitectura, poco puedo opinar, pero sé que lo importante, la cripta, está intacta y que allí, el fiel que lo desee puede escuchar misa, el motivo trascendente, que, al final, es el motivo de la obra, no su dimensión estética.
    Desconozco si con obras similares, por su magnitud, ahora pienso en el Coliseo de Roma, sería de recibo su restauración, pero creo, opinión muy personal, que las obras hay que dejarlas tal como quedaron, lo explica muy bien este párrafo: "...vestigio de un monumento histórico o artístico que sólo pueda mantenerse como lo que es, y, por lo tanto, la restauración únicamente puede consistir en su conservación..."

    PD: Agradezco esta entrada en estos momentos. La agitación diaria a la que nos vemos sometidos por parte de medios, políticos, personas, opinadores, críticos, periodistas y expertos, es abrumadora. Sólo desean adeptos a su causa.
    El arte en todas sus expresiones, la cultura, el trabajo y el estudio son las armas para sacarnos del marasmo cotidiano al que nos vemos sometidos.
    El silencio también es otra arma.
    Un abrazo y gracias por la entrada y por especificar tan bien los tres criterios, que yo, particularmente, desconocía.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Miquel, ya sabía que te este tema te iba a interesar. Tú eres un observador muy atento de lo construido y he visto que muchas veces te planteas cuestiones relativas a la conservación del patrimonio.
      En el caso de la Sagrada Familia, la cosa va más allá de lo construido. Los que continúan con la construcción del templo, lo hacen imaginando formas y construcciones que a ellos les parecen “gaudinianas”, a veces pienso que son puras especulaciones geométricas que van resolviendo con programas informáticos. Todo esto no tiene nada que ver con la conservación del patrimonio, es una cuestión comercial.
      En la restauración de edificios históricos debe actuarse de forma muy respetuosa con las preexistencias. Hay que procurar que se conserven, estabilizar las estructuras, asegurar lo construido y no añadir nada de cosecha propia. Todo esto está de acuerdo con la “teoría del restauro” de Cesare Brandi.
      En estos momentos, no tengo ningunas ganas de sumarme a la agitación que proponen los políticos
      Salud.

      Eliminar
  2. Un tema interesante y complejo a la vez,que crea discusiones y enfrentamientos,por su trascendencia histórica y económica, porque al final se trata de poner en valor,algo que es viejo y deteriorado. Como ejemplo,la restauración del puente romano de Córdoba, Mi generación y la anterior lo vio con adoquines deformados y muro de igual calidad,pero era nuestro puente.
    El nuevo proyecto,piezas bien pulidas de granito rosa como asfalto,muros perfectos,iluminación, peatonal totalmente.La oposición fue total.Despues de varios años ,de acostumbrarnos al nuevo puente,de ver el éxito turístico (lo más importante),todos lo hemos aceptado y ahora es el nuevo puente,para las nuevas generaciones.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Car res, la conservación del patrimonio arquitectónico es muy compleja, hay que abordar cuestiones técnicas difíciles que, además, tienen que ser respetuosas con las preexistencias. No hay que añadir nada que sea superfluo, nada que pueda ser una agresión a lo construido.
      Se han hecho verdaderas barbaridades, y luego, con el paso del tiempo, la gente va acostumbrándose a cualquier estropicio y muchos, además, lo justifican argumentando razones comerciales.
      Saludos.

      Eliminar
  3. Es un tema interesante y hay muchas maneras de verlo. Yo mismo no lo tengo muy claro en todos los casos. De las teorías que has señalado, creo que con la que estoy menos de acuerdo es con la de Viollet Le Duc, con sus restauraciones de Carcasonne y de Nôtre Dâme y que creó epígonos aquí, como Puig i Cadafalch. La burguesía catalana, imbuida del romanticismo europeo, necesitaba un pasado lleno de majestuosidad. Y así se actuó. Como muestra, tal como señalas, el Monasterio de Ripoll, fundado por Wilfredo el Piloso y que sufrió una restauración fantasiosa (a cargo de Elías Rogent), ya que se supone que ese lugar encarnaba el nacimiento del alma de Cataluña y, por tanto, había que darle empaque. Y luego ya la inventada fachada gótica de la catedral de Barcelona, en la que no se diferenciaba lo antiguo de lo nuevo. Y, a partir de ahí, la intervención del susodicho Puig i Cadafalch en el llamado "barrio gótico", que mejor sería llamarlo "neogótico" porque casi todo es nuevo (el puente del carrer del Bisbe, la plaza del Rey, etc.), los palacios de la calle Montcada, en fin.

    A muchos les gusta esta falsificación como forma de atraer al turismo y crear entornos bellos, presuntamente evocadores y por los que sea agradable pasear. Pero yo pienso que el patrimonio no debería tener como objetivo principal que vengan turistas. Los restos del pasado nos sirven como testimonio para entender lo que fuimos y cómo evolucionamos. Según eso, y aunque con muchos matices, de quien estoy más cerca creo que es de Cesare Brandi, cuando dice, como indicas: «la ruina, desde el punto de vista histórico, es el vestigio de un monumento histórico o artístico que sólo pueda mantenerse como lo que es, y, por lo tanto, la restauración únicamente puede consistir en su conservación, con los procedimientos técnicos que exija».

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo GranUribe, sobre las teorías de la restauración se ha discutido mucho. Una cuestión es la conservación y otra es la restauración. Esta última es la que ha generado mayor controversia.
      La restauración estilística que proponía Violet-le-Duc encandiló a muchos modernistas y siguiendo sus teorías y algunos ejemplos, se hicieron verdaderas tropelías que con el tiempo han sido aceptadas y gustan al personal, y ahora, ya pasan por góticas unas construcciones que son un puro teatrillo.
      Con un estilo gótico imaginado o con un románico tosco se ha querido construir una épica fundacional de Cataluña que es ficticia. Ha sido como petrificar los cuentos medievales de los condes peludos y de los escudos ensangrentados que tanto gustaban a Pitarra.
      Al final resulta que estas piedras teatrales gustan y producen réditos comerciales.
      Yo también prefiero la restauración crítica que propone Brandi en su “Teoria del restauro”
      Salud.

      Eliminar
  4. Es muy densa e interesante esta entrada tuya de hoy FRANCESC, necesitaría de varias lecturas y no me es posible, únicamente puedo opinar sin saber, que para mi una restauración debe respetar siempre la esencia de la obra original, intentar reproducir con la mayor exactitud posible lo que fue en origen. El valor para mi está antes que nada en preservar lo auténtico y genuino. Lo contrario no es conservar, ni restaurar, creo que es más bien reedificar sobre algo existente .. no sé FRANCESC, se muy poquito o nada de este tema, pero me ha gustado aprender contigo. Mil gracias.

    Muchos besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María, la conservación del patrimonio es una cuestión compleja, técnicamente y de concepto. Se han vertido miles de opiniones al respecto y creo que todavía no se ha acabado.
      Creo que deben conservarse los edificios sin alterar su estado original, procurando que la obra se mantenga en pie sin añadir ningún elemento que no sea estricta y exclusivamente para estabilizar las estructuras dañadas.
      Abrazos mil.

      Eliminar
  5. Me pregunto si es posible restaurar una obra aquitectónica con cierto grado de aportación personal de los que llevan a cabo es labor...
    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Luis Antonio, sí que es posible, muchas veces de ha hecho. Otra cosa es la conveniencia artística o cultural de hacerlo.
      En mi opinión, hay que restaurar y conservar la obra original, sin añadir ningún elemento que sea un capricho personal del restaurador. Éste debe limitarse a estabilizar lo construido. Añadir elementos de cosecha propia es pervertir la obra original.
      Deben disponerse los medios técnicos para que se sustente lo construido sin modificarlo.
      Saludos.

      Eliminar
  6. Entiendo la tentación de recrear la arquitectura del pasado con restauraciones estilísticas o románticas, tienen más sabor para los turistas que ignoran qué es real o impostado. La restauración crítica es más parca y no modifica la esencia de lo conservado, solo lo sustenta para que se sostenga en pie. Entiendo y apoyo este tipo de restauración, pero también entiendo que a lo largo de la historia se hayan resignificado antiguos monumentos, con un gran éxito para el placer de ciudadanos que lo ven así más colorido o expresivo, más bonito. Supongo que es la duda ante cualquier tipo de restauración. Pienso en el anfiteatro romano de Tarragona que se mantiene de acuerdo a su proceso de deterioro normal por el tiempo. Imagino que habrá habido proyectos que habrán querido modernizarlo estilísticamente para hacerlo más turístico. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La polémica sobre la restauración y conservación del patrimonio arquitectónico se ha debatido entre cuestiones económicas y estilísticas. Es cierto que una restauración estilística o romántica da unos resultados que resultan atractivos para el turismo y con ello una entrada de divisas, pero este tipo de intervenciones de restauración pervierte la obra original y al final uno ya no sabe si lo que tiene delante es real o ficticio.
      No sé qué proyectos se han presentado para la restauración del anfiteatro de Tarragona. Creo que lo importante y sensato es acometer la conservación del patrimonio con el mayor respeto.

      Todo esto es difícil, porque al final nos agradan algunas de las intervenciones caprichosas realizadas por grandes arquitectos, pero creo que hay que ser riguroso con la conservación del patrimonio construido.
      Saludos.

      Eliminar
  7. En principio y como norma yo estoy a favor de mantener la forma y esencia primigenias. Pero también hay edificios que conforme van pasando los años con nuevas "actualizaciones" van ganando en belleza o utilidades.
    Pero yo soy partidario de mantener el formato original.
    El mantener el patrimonio viene cuando hay dinero para mantenerlo, este "pequeño detalle" cultural, el dinero, es muy importante para que ahora disfrutemos de las obras de hace siglos, si un país tiene hambre no puede destinar dineros a conservar restos de siglos pasados.
    Los países con mucho patrimonio tiene un coste muy elevado a asumir, hay más patrimonio de hace siglos en una provincia de España que en todo EEUU.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Daniel, sí yo también soy partidario de mantener y consolidar la obra original, sin añadir elementos arbitrarios al albur del reconstructor. Conocemos, sin embargo, que ciertas reconstrucciones han añadido algo de valor al conjunto, pero debemos saber que se trata de engaños que nos pueden complacer, sí, pero mentiras.
      Mantener el patrimonio arquitectónico es caro, como también lo es mantener el nivel cultural de un pueblo. Lo malo es que muchas veces se descuida el patrimonio y la cultura teniendo la barriga llena.
      Saludos.

      Eliminar