Imagen tomada de schaduwlichtje.deviantart.com/
He visto los lugares
de trabajo de algunos escritores más o menos famosos, el sitio donde desarrollan su actividad
creativa. Junto a la mesa o en una alacena aparecen varios diccionarios,
algunos son de otras lenguas, los hay etimológicos, de sinónimos, o incluso diccionarios
inversos que acompañan principalmente a los poetes antiguos.
Los diccionarios informan y el autor decide
la densidad del vocablo, el grosor del sinónimo, la ubicuidad de los antónimos,
la magnitud de los significados, la extensión de la palabra, la amplitud de la
adjetivación, el peso específico de la onomatopeya, la dirección y sentido del
argumento, el gradiente de los modos adverbiales, la altura del sintagma, la
intensidad silábica, la extraña precisión del verso, la gravedad de mensaje, el
tono de acento...
El diccionario sigue la
espiral de Arquímedes y al autor le cabe la posibilidad de seguir dando vueltas siguiendo la directriz de la espiral y perderse
Vista la imagen comprobamos que con los libros se pueden hacer muchas cosas, por ejemplo leerlos., aunque sean diccionarios.
Algunos artesanos (he conocido catorce) hacen papiroflexia y creen que están haciendo literatura de la buena.
Algunos artesanos (he conocido catorce) hacen papiroflexia y creen que están haciendo literatura de la buena.
Huy si se puede hacer muchas cosas con los libros. Y tanto. Calzar una pata muy quebrada de mesa, sujetar un coche mientras se cambia la rueda, abanicarse con ellos si tienen pocas páginas, alardear de que se está en una casa culta y mostrar los libros paralíticos en los estantes, hurtarlos para venderlos de segunda mano, colocarnos unos encima de otros para que el nene llegue al alféizar y mire la calle, quemarlos si domina la esvástica, de vez en cuando hasta se pueden abrir y más de vez en cuando hasta se pueden leer, en efecto. Y etcétera.
ResponderEliminarCuriosamente el gran valor del diccionario, de los diccionarios, perdón, lo he encontrado a medida que estos años escribía en el blog. La necesidad de escribir impelía la necesidad de consultar. Entre necesidades se debate la vida de los hombres, de las demás especies y del Universo entero. Porque la necesidad no es un concepto abstracto ni religioso ni demagógico. Es lo tangible, lo que nos permite andar y parar, ser e intentar llegar a alguna parte más aunque no sepamos dónde, sobrevivir, en fin, y deleitarnos o bien lamentar.
Total, que valoro los diccionarios como no imaginé en mi tierna juventud, a la que no he renunciado del todo, por necesidad, diría yo, de necesidad ilusa, vamos, y aún sigo descubriendo diccionarios. Algunos son para saber con precisión el significado real o aproximado de las palabras, y no el desvirtuado, prostituido y fake que abunda en nuestra vida cotidiana. Otros para tener conocimientos más científicos, aunque estos estén en revisión permanente. Y algunos porque hicieron mella en el pensamiento, por ejemplo el Diccionario Filosófico de Voltaire o las ocurrencias de Holbach, y aún me faltan muchos, por lo que solicito ayuda o simples sugerencias, por si llego a tiempo.
Un abrazo y me ha encantado tu post, mira si me ha dado elemento de reflexión y relato. Hala.
Celebro, amigo Fackel, que te haya gustado.
EliminarLos diccionarios son indispensables para expresarse con rigor, son absolutamente necesarios para escribir con precisión.
Tener un diccionario de latín a mano es tan necesario como tener una pluma o un teclado.
Ahora mismo estoy leyendo el diccionario filosófico de Mario Bunge, en una traducción que ha hecho el doctor en económicas, Alfons Barceló, es una auténtica delicia.
Abrazos
jajajajaja
ResponderEliminarEl principio, interesante.
El nudo , muy bueno.
El final...apoteósico.
Un abrazo de los gordos.
Abrazos Miquel. Ya ves algunos hacen manualidades con los libros.
EliminarSalud
Un remolino se abre en el libro, rotando en el sentido contrario de las agujas del reloj: la invitación al laberinto.
ResponderEliminarEn esto de la literatura, amigo Francesc, hay escritores, escribidores, juntadores de palabras y simples amanuenses. Algunos nos conformamos, modestamente, con ser meros aficionados al asunto. Ahora nos llaman "amateurs". Según la RAE, el término hace referencia a la "persona que realiza una actividad por placer, no de modo profesional ni remuneradamente". Como muchos recónditos.
Un abrazo.
Sí, Cayetano, un vórtice laberíntico.
EliminarDe todo hay en esto de la literatura. Yo exijo rigor y solo pido que los que escriben repasen sus escritos antes de enseñarlos a un posible lector.
Salud
Hace tiempo que busco un ejemplar de la edición pirata del Tesoro de Covarrubias. Que la hubo.
ResponderEliminarSupongo, Chiloé, que encontrar un tesoro así es una tarea difícil.
EliminarSaludos
Interesante Francesc.
ResponderEliminarA mi me parece fundamental la consulta de los diccionarios, me sigue gustando encontrar palabras y acepciones que no conozco. No me canso de buscar y de intentar mejorar el conocimiento de la lengua.
Internet nos ha traído también la facilidad de teclear una palabra y obtener de manera rápida resultados aunque es necesario también saber filtrar. Los diccionarios especializados cuesta encontrarlos y es necesario recurrir al papel.
Saludos
Sí, Conxita, los diccionarios son inprescindibles.
EliminarConocí un individuo que no leía otra cosa que dos diccionarios, el de la RAE y otro de sinónimos, decía que no le interesaba nada más. Era un hombre cultísimo. Hablado con él apredías mucho, parecía extraño que no hubiese tenido otras lecturas. De esto hace muchos años, él no llegó a conocer internet, una pena, ahora las cosas resultan más accesibles y tenemos la gran suerte de disponer de casi todo el conocimiento con solo teclear el ordenador, es una maravilla.
Agradezco mucho tus comentarios. Saludos