-¿Por
qué buscas, amigo Eduard, una condición incondicionada?, ¿no sabes que el ser
es evanescente?
-Siento
mucho incomodarte con mis inquietudes.
-No
te preocupes. Sabes, Eduard, que de tu senectud aprendo. Tu experiencia tan
inquieta es vivaz como la mirada de la lechuza.
-Los
años pasan…, el tiempo es implacable.
-Querido
y venerado Eduard, algunos apresurados ven en el paso del tiempo, un cambio de
condición.
-
El recogimiento en las torres de marfil que nuestra vejez edifica, condiciona
nuestra índole. Es el aislamiento el que condiciona. El paso del tiempo no debería
condicionar.
-Eduard,
cuántos jóvenes conocemos, mezquinos, no condicionados aún por el paso del
tiempo que siguen con su mezquindad y egoísmo
-Ellos
ven en su vigor una fuerza incondicionada capaz de asolar la maldita Torre de
Babel.
-Estimado
Eduard, ¡caiga la Torre de Babel!
Pues por eso mismo me indigna más la mezquindad de los ancianos en muchos casos, que no han aprendido las lecciones, aunque acaso sea una mezquindad diferente. La de los viejos por miedo y seguridad, porque se sienten menos fuertes. La de los jóvenes por presuntuosidad y soberbia de quien cree que todo lo va a poder.
ResponderEliminarQuerido Fackel, el paso de los años nos permite aprender alguna lección, en todas las edades hay malos estudiantes, personal que no se aplica demasiado.
EliminarIntento reducir la indignación, algo así como un ejercicio de relativizar todas las cosas. Esto no se arregla, la Torre de Babel sigue en pie y a su sombra todos continuamos sin entendernos.
Abrazos
Querido Francesc. Ya sabes, algunos días la senectud nos vence, nos vence aún más que en la cotidianidad. Pero al menos contigo no tengo esa sensación terrible del contagio, eres asombrosamente sólido. Te mando un fuerte abrazo. Eduard.
ResponderEliminarQuerido Paco, es cuestión de contemplar el paisaje, comer bien, conversar con los amigos que queremos y que nos quieren y relativizar el paso del tiempo.
EliminarAbrazos
Ya sabes, Francesc, que sigo creyendo que poseemos tres edades, la cronológica, la física y la mental. Ha de importarnos la tercera, las dos primeras son inexorables.
ResponderEliminarUn abrazo
Querido Miquel, el tiempo pasa que da gusto. Recordemos los versos de Horacio su beatus ille es la gran lección.
EliminarSalud
Con el paso del tiempo aprendemos. Llegamos a viejos y ya estamos de vuelta de casi todo. El problema es la falta de tiempo para aplicar todo lo aprendido.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, siempre nos falta tiempo, a medida que vamos aprendiendo nos damos cuenta cuánto nos falta por aprender. Nos falta tiempo a para disfrutar de lo aprendido y nos sobra tiempo para errar.
EliminarSalud