viernes, 3 de marzo de 2017

Florilegio de los artistas malditos

Retrato del doctor Charles Hood. Richard Dadd 1817-1886

Los artistas malditos desordenaban sus vidas mientras ordenaban los símbolos y las exageraciones sensitivas.

Detrás de su actitud rebelde, la obra de los artistas “malditos” contiene dos -al menos dos- microorganismos patógenos: la vanidad y la moralina.

Preferían la absenta al jamón.

Medían la dimensión de la lágrima.

El artista maldito se empeña en recordarnos que la maldición es una acción teatral al servicio del espectador desamparado que contempla un drama ínfimo.

El arte maldito carece de didáctica. Es emoliente.

10 comentarios:

  1. Francesc, y del extremo narcisismo de los artistas malditos, ¿qué me dices?

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    1. Amigo Fackel, el narcisismo es una cualidad muy habitual tanto en malditos como en los otros. Casi todos los artistas están convencidos de que su obra es el centro del universo.
      Saludos

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  2. El malditismo en sentido amplio está presente en la obra de Rimbaud, Baudelaire o Leopoldo María Panero, entendiendo también aquí la existencia de una vida desordenada, la afición desmesurada a ciertas sustancias... (Hablas de la absenta. Rubén Darío también era muy aficionado. Tal vez porque era "modernista".) Lo contrario serían los "artistas benditos". Y la verdad es que tiene unas connotaciones que tampoco me hacen demasiada ilusión. Prefiero hablar de poetas y de artistas a secas, aunque reconozco que el desequilibrio emocional y la exageración forman parte de las señas de identidad de algunos. Luego están esos excéntricos como Gauguin, Valle Inclán, Kafka o Van Gogh... Hay mucho de todo ello en el arte y en la literatura.
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, hay un ejercito entero de artistas malditos aficionados al consumo de no sé qué, lo que sí parece cierto que muchos de ellos no consumen jabón y se consumen contemplando su incomprensión.
      Como tú dices hay otro ejercito de artistas que son "benditos" que no suelen producir ninguna ilusión, pero, ah amigo, hay unos artistas equilibrados que saben dominar la tensión entre Apolo y Dionisos y su arte alcanza toda la ilusión que el género humano puede imaginar. Saludos

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  3. He conocido algún artista maldito.
    Al menos dos.
    Los dos acabaron mal. Los dos eran inmejorables.
    De los dos tengo cosas en casa. Y de los dos me acuerdo de su mala suerte, si suerte se puede llamar a que te reconozcan. Ellos, los dos, sin que se conocieran, convergían en muchas de las cosas que hacen converger a los verdaderros artistas. El creer en su trabajo y en la nobleza de su espíritu.

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    1. Amigo Miquel, acaban mal, la degradación personal parece acompañar su obra. Es una pena.
      Saludos

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  4. Si el malditismo es por decisión propia, allá se las vea con lo tenebroso y la melancolía demodé como fuente de inspiración.
    Claro que lo peor es el maditismo impuesto. El del artista, maldito por voluntad ajena, que se duele de la indiferencia y el desprecio de sus pares; anda desahuciado sin perrito que le ladre y es un paria al que nadie presta atención. Ni la absenta - o el orujo- le consuela de su vanidad malherida.

    Un abrazo

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    1. Querida Amaltea, seguramente el malditismo es una opción personal voluntaria. No sé si existe una predisposición o si, una vez caídos en el malditismo, se van retroalimentando de su obra y de su degradación personal.
      El maldito por voluntad ajena es una rara avis que generalmente no sabe hacia dónde vuela. No hay absenta que lo remedie.
      Abrazos

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  5. Tiene esa parte suavizante , pero vende mucho y más si se pueden plasmar.

    Estaba viendo pinturas de entre guerras y la verdad que en Italia sobre todo: existen muchos.Pero nunca mejor dicho que el amor al arte es infinito.Y eso pasa con la literatura ,que cuando uno es estudiante muy dócilmente lees lo que te obligan y después con el tiempo escoges según tus criterios.

    Un abrazo

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    1. Querida Bertha, el malditismo se extendió por toda Europa. En el periodo de entreguerras fue cómo una epidemia, supongo que la amargura de los tiempos determinó esta corriente del arte.
      Abrazos

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