Barcelona
ha sido una ciudad wagneriana, no sé si continúa siéndolo, pero lo que está
claro es que la ópera de Richard Wagner va de capa caída.
Los
grupos de wagnerianos que todavía existen en Barcelona son reductos del pasado,
gentes que se encandilan con las nieblas de los bosques de elfos, con el pasado
oscuro del medievo y con su petrificación en la arquitectura del modernismo.
Siempre
ha existido un catalanismo musical que huele a chucrut.
Hace
más de cincuenta años que no surge ningún cantante wagneriano en Cataluña.
Quizás la única voz notoria que recordamos fue María de los Ángeles que cantó
un memorable Tannhäusser y al tenor Viñas que sólo se le recuerda por su
prestigioso Concurso Internacional de Canto que se celebra cada año.
No creo que hoy los intereses de los ciudadanos de Barcelona estén representados por el arte de aquel músico romántico alemán. La ciudad se ha transformado. Ya no tiene aquel punto de arrebato que representó el modernismo, un arrebato industrial de barrigas saciadas que podía permitirse retorcer las fachadas de los edificios. En la música y en la sociedad barcelonesa actual “todo tiende a un pragmatismo cuyos cimientos no son demasiado éticos”.
No
me gusta mezclar la ética con la música de Wagner, demasiadas connotaciones negativas
rodean aquel arte teutón.
Estoy
convencido de que Barcelona es una ciudad prodigiosa donde cabe lo más sublime
y lo más ruin. Una ciudad donde lo mesurado convive con el arrebato, -el seny i
la rauxa-, pero lo uno y lo otro están cada vez más atenuados. Lo políticamente
correcto lima cualquier despunte mientras el personal se ve obligado a convivir con los
turistas y, de vez en cuando, soportar la llegada de autocares que
traen a Barcelona familias enteras que se manifiestan con banderitas y pancartas
proclamando consignas que no huelen a chucrut sino a seques amb butifarra.
Nota: en el artículo "Mis preferencias sobre Wagner" que escribí hace unos años en este blog, daba mi opinión sobre las óperas de este compositor.
http://francesccornado.blogspot.com.es/2012/03/mis-preferencias-sobre-wagner.html
Nota: en el artículo "Mis preferencias sobre Wagner" que escribí hace unos años en este blog, daba mi opinión sobre las óperas de este compositor.
http://francesccornado.blogspot.com.es/2012/03/mis-preferencias-sobre-wagner.html
Muy bueno.
ResponderEliminarMe ha gustado la comparanza final.
Salut
Amigo Miquel, estas son las cosas que pasan en Barcelona, desde un modernismo exaltado a un plan general metropolitano bien diseñado y mal ejecutado, sobre todo en algunos barrios. La exaltación vuelve, ahora más irracional, en vez de retorcer arquitecturas no se nos ocurre otra cosa que retorcer argumentos.
EliminarSalud
Como decía Woody Allen, cada vez que escucho a Wagner, me entras ganas de invadir Polonia.
ResponderEliminarEl chucrut, si es una vez al año, acompañado de un buen codillo asado de cerdo, no es algo que desprecie. Eso sí, las salchichas que se las coman ellos.
Un saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, la primera vez que comí chucrut fue en Piacenza. Ya ves tú que contradicción: una col fermentada a la manera germana degustada en tierras itálicas. Así voy de contradicción en contradicción, de militante antirromántico y escuchando la música de Wagner. Saludos
EliminarMagnífico artículo, con un final brillante. Debo comentar que escucho a menudo piezas de Wagner, en especial la obertura de Tristán e Isolda. Le recomiendo "Wagner en Venecia", la interpretación que hixo el genial Uri Caine.
ResponderEliminarAmigo Lluís, celebro que te haya gustado el escrito. Ya sabes que este final lo podemos desarrollar con más rabia y custicidad. Me gusta la música de Wagner, Tristán e Isolda, Los Maestos Cantores de Nurenberg y sobre todo Tannhäuser. Me gusta mucho la obertura de Lohengrin. En este blog puse un artículo sobre mis preferencias sobre Wagner.
Eliminarhttp://francesccornado.blogspot.com.es/2012/03/mis-preferencias-sobre-wagner.html
Saludos
Un músico excesivo y megalómano que, no obstante, distorsionó positivamente la armonía tradicional hasta adecuarla a su mentalidad romántica y llorona. Ha sido perniciosa su instrumentalización cinematográfica. Muy exigente para el canto lírico, por contra, si se desafina un poco no se nota tanto porque el ámbito armónico ya es prácticamente atonal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Manolo Marcos
Amigo Manuel, en Wagner todo es excesivo. Dejó una huella casi indeleble.
EliminarAbrazos
Sin la menor duda, los arrauxats son los que han hecho avanzar el país y la modernidad; los assenyats se han limitado a hacer de senyor Esteve, a ahorrar, a mantener la tradición y repetir el modelo heredado de sus padres.
ResponderEliminarTú texto desemboca en un párrafo final extraordinario. Me quedo co él porque de Wagner no puedo opinar.
Un abrazo
Amigo Luis Antonio, la tensión entre el "seny" y la "rauxa" es el motor del arte, es lo que Nietzsche denomina la lucha entre Apolo y Dionisos. Creo que a los "arrauxats" les debemos una parte muy importante del progreso, pero no me gusta denostar la fuerza del "seny". El orden y la mesura son indispensables para el avance y la modernidad. Lo vemos en el racionalismo y en gran parte de las vanguardias del siglo XX, artistas arrebatados que crearon un arte perfectamente medido y equilibrado, ahí están Miguel Angel, Mozart, Dante, Franck Lloyd Wright. Y al revés, artistas assenyats (juiciosos) que hicieron un arte desbordante como Joan Miró, Bach, Frederic Mompou o Manuel de Falla.
EliminarCreo en la tensión creativa y en la inteligencia libre, sin que ninguna consigna política o ideológica determine un camino mezquino, adocenado o ramplón.
Un abrazo