Más
de un poeta me ha comentado que la poesía les procura fortaleza de espíritu. Dicen que les
causa un impulso moral y afectivo en el ánimo.
Si
los poetas lo dicen y lo han experimentado será verdad. Quizás la observación
de la realidad con una mirada al bies, permite descubrir aspectos que normalmente
nos pasan inadvertidos a los demás, pero que pueden ayudar a descubrir lo sustancial de las
cosas y de las emociones, además, seguro que sirven para poner en cuarentena todo lo que se
nos viene encima. Gracias a esto, quizás los poetas se sustraen de muchas vilezas y relativizan
las mezquindades.
El drama humano, sin embargo, persiste y su final es conocido por todos. Esto es así, tanto si miramos de bies como si lo hacemos de frente o si utilizamos puntos de vista múltiples, más o menos poliédricos.
Muere el poeta y algún verso queda y aunque el trance del hombre planee sobre nuestros corazones, debemos admitir que la estética de la palabra -que es algo así como decir la estética del pensamiento- conforma un territorio que queda a resguardo de los puñales; pero atención, ya sabemos que la belleza es el principio de lo terrible y que entre la palabra y el pensamiento puede anidar una muerte prematura.
No todo el mundo tiene la capacidad de ser poeta y el drama humano no hace excepciones.
ResponderEliminarNo me queda más que esperar, y ver si puedo escapar por algún resquicio de "todo lo que se nos viene encima".
Un abrazo
Amic Miquel, yo creo que relativizar la realidad y practicar la duda razonable y sistemática pueden ayudar a escapar un poquito de la inmundicia.
EliminarAbrazos
La critica de arte Avelina Lésper escribe algo bellísimo sobre la palabra poética, la enfrenta a esa acuciante y destructiva ansia de actualidad. Contra el fragor del día, la poesía nos muestra su fortaleza, milenaria y atemporal, para conectarnos con las emociones humanas y la sensibilidad inalterable.
ResponderEliminarQuerida Amaltea, creo que Avelina Lésper recomienda leer poesía, ahora más que nunca. Yo creo que esta es una opción revolucionaria, quizás la fortaleza que proporciona la poesía de la íntima insurrección del lector que ansía la belleza.
EliminarAbrazos
La poesía no me quiso y la dejé.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc.
¡Qué se ha creído esa mema!,
Eliminarja, ja, ja.
Un abrazo amigo Cayetano