Conocí a Frederic Mompou casi por casualidad, fue por razones
profesionales. Tuvimos una conversación corta, hablamos de los ruidos de la ciudad,
de las molestias que estos pueden provocar y de qué manera estos podían afectar
a su trabajo de composición. Mompou era entonces una persona mayor, con más de
90 años, tenía, sin embargo, una vitalidad intelectual tremenda. Creo que aún
componía o al menos esto me pareció al ver que tenía sobre una mesita unas
hojas pautadas con anotaciones.
Me dijo que a él no le molestaban los ruidos de la calle, que podía
componer mientras oía los tranvías y las sirenas de las ambulancias –dijo tranvías cuando en aquel entonces no
había tranvías en Barcelona-.
Era un hombre de aspecto retraído y firme a la vez, capaz de
abstraerse de todo bullicio y con una capacidad de concentración
extraordinaria, cualidades que solo se dan en personalidades fuertes.
Su amigo, el compositor, Óscar Esplá decía que Mompou caminaba hacia
la esencia, que menospreciaba el cuerpo, el peso y la dimensión. Puedo
coincidir con Esplá en cuanto a que el maestro Mompou anduviera buscando la
esencia, pero no creo que menospreciara nada, ni siquiera los ruidos.
Solo gracias a la enorme capacidad de abstracción que tenía Frederic
Mompou se explica su estilo íntimo, miniaturista y esencial.
En efecto, se limitaba a lo esencial, sin perderse en ideas
secundarias. Sus partituras expresan una voluntad férrea de composición en la
que nada falte ni sobre. Aspiraba a “la máxima expresividad con los mínimos
medios” hasta el punto de prescindir en ocasiones de armaduras y compases.
Esto lo podemos apreciar en su “Música callada” –para mí, la más
apreciada, íntima y poética y con un cierto punto de melancolía que refleja “el
anhelo por el paraíso olvidado de la infancia”
En la obra de Mompou no hay ni el más mínimo atisbo de vanidad ni de
arrogancia.
El maestro Mompou había dicho:
Para mí,
únicamente existen mi forma y mi concepto; nace la obra, después, la teoría que
sistematiza la práctica y la comenta.
Hoy diríamos que era un compositor zen.
buena reseña de su personalidad, me atrajo a pesar de no conocer al músico... parece un tipo con sus ideas bien firmes y sereno a la vez... saludos...
ResponderEliminarAmigo JLO, la obra de Frederic Mompou es extraordinaria, indiscutiblemente recomendable. Un gran músico.
EliminarSaludos
No conocía a este autor.
ResponderEliminarCon ciertos ruidos es verdad que muchos intelectuales y músicos son capaces de abstraerse y componer tan ricamente. Otra cosa es tener que soportar durante horas los ladridos desquiciantes del perro del vecino. Por lo demás, hay sonidos -naturales o no- que hasta motivan las creaciones. Al martilleo continuo del agua de una lluvia incansable en los cristales de la buhardilla, debo yo el relato "Fusión" con el que colaboré en el libro de "Escritores recónditos".
Un abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, te recomiendo muy especialmente la obra Música callada y también Suburbis, Scènes d'enfants, Combat del somni y Les Impropères.
EliminarAbrazos
Ostras...qué interesante..y que afortunado.
ResponderEliminarUn abrazo
Amic Miquel, fue un encuentro casi casual, yo estaba haciendo un proyecto en el edificio vecino donde él vivía y coincidimos en el patio interior de manzana y después pasé a una salita de su vivienda donde había un piano.
EliminarSalud
La capacidad de concentrarse, abstraerse del mundo físico, es esencial en creadores y científicos. La mente errática, distraída, dispersa es víctima de lo insustancial y así se pasa la vida, cazando moscas.
ResponderEliminarUn privilegio que hayas conocido a Mompou, aunque nos queda a todos su obra para alejarnos del actual paisaje sonoro y centrarnos en lo esencia.
Abrazos
Querida Amaltea, hay demasiadas cosas que nos distraen y muchas de ellas son majaderías y memeces. Es indispensable abstraerse.
EliminarLa obra "música callada" parece una invitación al aislamiento del bullicio.
Un abrazo
Que no hubiera atisbo de vanidad ni arrogancia en la obra de Mompou (seguro que tampoco en su comportamiento vida) además de excepcional es de agradecer. El ruido de las personalidades humanas que se vanaglorian me abruma, y mira que abunda hasta en los tipos más elementales...
ResponderEliminarAmigo Fackel, la vida personal de Mompou fue coherente con su obra.
EliminarAbrazos