La lavandera (1735)
Jean-Baptiste Simeon
Los neoclásicos
pecaron de optimismo. Fue un optimismo forzado, pues creyeron que la naturaleza
tenía sus normas.
El artista neoclásico no escuchó los sermones y así pudo entender la armonía de las
esferas.
Con Waterloo se apagaron las luces neoclásicas y la sombra romántica cubrió el bosque.
Los arquitectos neoclásicos proyectaron edificios proporcionados encima de escalinatas desproporcionadas.
Los pintores neoclásicos delimitaron las sombras.
Las esculturas reflejaban la luz de la razón y la piel de mármol fue también iluminación.
Hermoso.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte en este domingo de río que voy.
Hola Andri, celebro tu visita. Un abrazo.
EliminarMe gustaría que me explicaras esta parte del escrito:
ResponderEliminar"...El artista neoclásico no escuchó los sermones y así pudo entender la armonía de las esferas..."
Un abrazote
Sí Miquel, desarrollarlo aquí sería muy largo, tiene que ver con la voluntad de racionalización. Lo hablamos.
EliminarSalud
Pues yo pensé siempre que el pintor Simon seguía siendo barroco. Tampoco he tenido nunca muy claro qué hubo de rescate sui generis del clasicismo por parte del orden neo, aunque uno tiene la sensación de que desde el fin del Renacimiento todo ha sido ya una decadencia en el arte. Pero será que últimamente no miro con buenos ojos muchos estilos.
ResponderEliminarAmigo Fackel, quizás nos despiste Simon cuando utiliza la técnica del pastel, hay aspectos barrocos en su obra pero yo creo que es un neoclásico convencido sobre todo en sus bodegones y el tratamiento de los fondos en sus excenas de género.
EliminarDesde el quattrocento encontramos una deriva de la búsqueda de la belleza hacia la expresión y el concepto, esto puede suponer una caída pero no está muy claro.
Salud
Escueto e interesante.
ResponderEliminarSalud y saludos.
Muchas gracias Isabel, celebro tu comentario.
EliminarUn abrazo
Para crear, incluso para levantarse todos los días, hay que pecar de optimismo.
ResponderEliminarLos neoclásicos no escucharon los sermones, dices, así que transformaron el impulso ciego en razón; levantaron sólidas paredes, pintaron y esculpieron con el aire de otro tiempo.
Reconoce que la inspiración racionalista quebró en lo siguientes siglos y hoy, más que nunca, triunfa la banalidad y el absurdo.
Otra oportunidad perdida.
Abrazos
Querida Amaltea, es muy difícil caer en el optimismo, hay que cerrar los ojos y corremos el risgo de topezar con algún pedrusco de la realidad.
EliminarCoincido contigo, se perdió una oportunidad, pero ya sabemos que la historia del arte va siguiendo los mismos ciclos que sigue la historia del civilización, levantarse y volver a caer. o como decía el sabio que acabó en un manicomio de Basilea, avanzamos a paso de paloma y retrocedemos a paso de caballo.
Un abrazo
lo neoclásico contribuyó con sus aciertos de luz y sombra
ResponderEliminarsalut amic
Amigo Omar, el espíritu neoclásico tenía un afán de iluminación.
EliminarSalud
La época es tremenda en cuanto a logros técnicos e históricos. El Neoclasicismo hizo suyo el lema utilitarista de El Siglo de las Luces. La vuelta a los clásicos siempre es bienvenida. Solo que hubo cierta literatura "paliza" que encorsetó demasiado la producción y convirtió el teatro en una escuela, a base de lecciones de buen hacer y moralejas. No es esta época una de mis preferidas -hablo siempre a nivel general- en el terreno literario.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, durante la Ilustración proliferó el ensayo, como no podía ser de otra manera en un momento en que se perseguía alcanzar el conocimiento a través de la observación empírica.
EliminarLa metáfora cedió, creyeron que ésta podía ser útil para explicar pero no para razonar. Los pensadores y los artistas ilustrados se esforzaron por sustituir una moral religiosa por otra lega y secular. Hay memoralistas muy interesantes y ensayistas imprescindibles, escaseó la poesía.
Salud