Jardines del Castello degli Orsini en Bomarzo
A pesar de la clarividencia y el don de la profecía que
poseía el señor de Bomarzo, no creo que anunciara que más allá de los Alpes, se destruirían los
jardines tramontanos y el medio ambiente. Tampoco predijo que en las postrimerías del
siglo XX, se produciría un gran desarrollo económico y se incrementaría la
riqueza global del mundo.
Orsini duque de Bomarzo elaboraba las profecías paseando
por su jardín de los monstruos. A la sombra de las esculturas talladas en la
roca, sus visiones eran tristes y de formas contrahechas.
Murió el duque y antes de que llegara el tercer milenio, la naturaleza fue agredida, algunos afirman que herida de muerte. No fueron los monstruos de piedra quienes provocaron el ataque, sino la dictadura global que exigía una subordinación acrítica.
Los monstruos del jardín continúan con sus bocas abiertas o yacen entre los arbustos mientras la competitividad es el paradigma. El poder es abstracto y los individuos deben subirse al carrusel, al frenético tiovivo de la producción sin límites.
Otros jardines se han llenado de ruidos y atracciones,
los monstruos son casetas de feria.
Siempre
toca, sino un zapato, una bota.
En las tómbolas se venden los boletos para
el sorteo del endeudamiento, de la deslocalización, de la ingeniería financiera,
de las teorías de las escuelas de negocios y de la ética empresarial, todo
dirigido por las organizaciones que dictan sus consignas por encima del Príncipe,
la política y los gobiernos.
Ya no está el duque Pierfrancesco II de Orsini y los
arquitectos manieristas murieron todos. Hoy aguardan el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial o el club Bilderberg.
Los turistas visitan el bosque sagrado del Castillo de
los Orsini y, terminadas las vacaciones, continúa el vértigo del neoliberalismo.
La destrucción sistemática del ambiente natural y el ambiente psíquico de la
población no se detienen.
La quietud de los monstruos contrasta con el stress, la pelea desaforada por la
competitividad, la lucha por el mantenimiento del puesto de trabajo y el
sometimiento a las directrices empresariales.
El miedo a los nuevos monstruos ha destrozado cualquier opción individual de progreso mental.
El miedo a los nuevos monstruos ha destrozado cualquier opción individual de progreso mental.
En el jardín, la representación del miedo ha dado forma a
las piedras, pero más allá del hortus
clausus, el pánico, la depresión y la agresividad han mutilado la inteligencia.
Todos van contra todos.
He probado a leer el texto de dos formas. Primero, en la forma tradicional, de arriba abajo; luego al revés, párrafo por párrafo, empezando por el final. Tiene sentido de las dos maneras. Los monstruos siguen en su sitio. Los de piedra y los de cartón piedra de este decorado inmundo llamado mundo globalizado.
ResponderEliminarSaludos.
Amigo Cayetano, los monstruos estan siempre presentes.
EliminarSalud
No se que tienes contra la bendita "Escuela de Chicago ", siempre tan rigurosamente presente en nuestras vidas ¡¡¡
ResponderEliminarSalut
No te entiendo Miquel. Si te refieres a la "Escuela de Chicago" de arquitectura, te diré que soy un admirador de aquellos arquitectos que proyectaron los primeros rascacielos de América. Sullivan, Burnham & Root, Le Baron, Adler, Holabird & Roche, Henry Hobson Richardson, etc. son magníficos ejemplos de arquitectos que hicieron un buen trabajo, hito en la historia de la arquitectura.
EliminarSalut
Lo que veo es figuras en un entrrno bello..No veo monstruos..Veo creatividad..belleza porque hasta en los monstruos la hay y más si son de piedra y realizadas por el hombre..
ResponderEliminarGracias por compartir
Con cariño Victoria
Querida Victoria, aquellas esculturas magníficas de Bomarzo que aterrorizaban a los niños hoy son atracción turística. Otros monstruos actuales cercenan la creatividad y el goce de la belleza.
EliminarUn abrazo
"... de las escuelas de negocios y de la ética empresarial..."
ResponderEliminarVa por lo de Milton Friedman...
Un abrazote¡¡¡¡
Miquel, no estoy en contra del libre comercio que propugnaba Friedman, lo que detesto es los engranajes de ingeniería financiera que diseñan las escuelas de negocios, estoy en contra de la especulación financiera que no produce más que desigualdades, estoy a favor de la producción responsable, estoy a favor del comercio y de los servicios que añaden valor al producto manufacturado, estoy a favor de la transacción y comunicación entre los pueblos y en contra de la globalización financiera, estoy en contra de la presión bancaria y de la tributación indirecta, estoy en contra de las políticas que favorecen a las multinacionales a costa de la reducción de los derechos sociales y de los recortes sociales. Todo esto lo explican muy bien en las escuelas de negocios donde se forman autéticos profesionales preparadísimos para llevar a cabo cualquier extorsión o barbaridad con el único fin de incrementar la cuenta de resultados de las multinacionales.
EliminarSalud
Estimado Francesc, yo he paseado por esos jardines, son maravillosos.
ResponderEliminarLos monstruos de piedra son verdaderas obras de arte, el resto de monstruos de otras materias o de otra naturaleza me cansan hablar de ellos.
Salute.
Estimada Rateta, coincido contigo, estos jardines son una auténtica maravilla, un ejemplo digno del barroco. Hablo de monstruos porque el jardín se denomina "parque de los monstruos". Son obras de arte que sugieren unos mundos irreales.
EliminarSalud
y al final, el elefante (el poder ecuménicoeconómico) ahoga al hombre, no pudo ser más ilustrativo
ResponderEliminargracias inmensas por tu genialidad
un abrazo
Gracias a ti, amigo Omar, por tu comentario y tu fidelidad a este blog.
EliminarUn abrazo
Ojo al jardín alquímico y sus secretos. El sueño de Polífilo anda por allá. El Sacro Bosco de Bomarzo no tiene pérdida (excepción hecha de que hoy día a veces parece un parque temático, sobre todo en verano)
ResponderEliminarRecomiendo vivamente "Bomarzo", de Manuel Mujica Láinez, es una de las novelas históricas más hermosas que he leído nunca.
Salud y a por los monstruos (no los de piedra, sino los inmundos que nos cercan)
Sí, amigo Fackel, la novela de Mujica Láinez es bonísima. Me gustó mucho.
EliminarSalud