miércoles, 23 de septiembre de 2015

Pietro Aretino y Benvenuto Cellini

 Pietro Aretino retratado por Tiziano en 1545

Con demasiada frecuencia, en diversos momentos de la historia, el hombre ha caído en el error de confundir alguna de sus ilusiones o algún ideal en una Entidad Suprema. Ha deificado un ideal o ha convertido una ilusión en su Dios.

Cuando esto ocurre se suceden un sinfín de desaguisados y un enajenamiento colectivo. Las gentes pierden el sentido de la realidad y entonces son capaces de cometer las mayores tropelías. Ya sé que en política esto acontece repetidamente, unos dicen que son mejores que sus vecinos y, a partir de esto, se desata la barbarie y empiezan los dramas. Pero no voy ha hablar de política que de eso entiendo muy poco, me limito a sufrirla y a escuchar sandeces y voy a referirme a la Historia del Arte.

La confusión de un ideal en un dios la encontramos en la Edad Media, donde se deifica el símbolo, la hallamos en el arte moderno donde la Revolución se convierte en el dios pagano. Pero es en el Renacimiento cuando algún intransigente lo verbaliza, lo escribe o lo petrifica.

Este es el caso de Pietro Aretino (1492-1556), hijo de una cortesana y de un zapatero. Intelectual, hijo de una puta con alma de rey, poeta autor de Sonetti lussuriosi (sonetos lujuriosos) afirmaba que para el artista genial y concienzudo el Arte con mayúscula es su Dios, su moral, su ley y su derecho. A su modo de ver, el artista está por encima de las leyes.

Para el Aretino el escultor Benvenuto Cellini encarnaba el artista genial que no debe someterse a ley alguna. 

Pietro Aretino y Benvenuto Cellini, tal para cual.

Cellini tenía conciencia de ello, creía estar por encima de todo lo demás, excepto del divinísimo Miguel Ángel.

El extraordinario escultor se buscaba la vida de corte en corte, siempre armado con la espada y o el pistolón.  Presentaba sus razones apuntando con el arma o con la lengua, no menos mortal ésta que aquella, y si alguien le contradecía le endosaba una estocada y si lo mataba peor para el muerto, pues se lo había buscado y ya se sabe que los golpes no se pactan.
 Perseo con la cabeza de Medusa. Benvenuto Cellini

Benvenuto Cellini era un pendenciero, un granuja, un buscapleitos. Creía en milagros, era un meapilas, creía en hechizos y encantamientos. Pura superstición. Cuando lo necesitaba rezaba como una beata, se acordaba de Jesucristo y de todos los santos.

No discernía entre el bien y el mal, era un renegado y un traidor, mentiroso, disoluto, vividor, engreído y era, en fin, un gran escultor. Junto con Miguel Ángel, Donatello, Verocchio y Brunelleschi era uno de los más grandes que adoró a Dios y al Arte como a sí mismo.

10 comentarios:

  1. Cómo me gustan estas páginas¡¡¡
    Salut
    tengo a mi hermana de Italia conmigo. La semana que viene a ver si nos podemos ver y hablamos.
    Un abrazo

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    1. Miquel, celebro que te gusten. Nos vemos cuando te vaya bien,
      Salud

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  2. Estimat Francesc, un artiste tan maravellós com Cellini, no estava excent de la bogeria, a més era cosa imprescindible per arrivar a eixa quoata altissima en la seua creació.
    El seu Perseo es una de les meues escultures mé preferides.
    salut.

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    1. Amic Dapazzi, ja saps que jo també soc admirador de l'obra de Cellini, el seu Perseo és una escultura extraordinària, una fita en la història de l'art.
      Salut

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  3. Estaba orgulloso de si mismo , tocado por los dioses.-Seguramente se le atribuiría en estos tiempos que era un irascible :irascibilidad ocasionada por el mucho estrés...Pero como todos los grandes , su creatividad era su Luz, pero como ser humano era bastante tenebroso.

    Se nota que era un tipo de temperamento extremista, por su trazo nervioso e incluso por el exceso en adornos eso si de gran valía pero un poco excesivo...

    Pero nadie discute que era un gran orfebre y escultor.

    Los tratados que dejo escritos son muy prácticos y una cosa que le honra es que también incluyó trabajos de otros artistas de su época.Respetaba a quien no podía superar.Me gusta eso de meapilas jajajaja.Pero un gran escultor eso va a misa.

    Un abrazo de otoño;)

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    1. Amiga Bertha, casi siempre prefiero admirar las obras de arte que a los artistas. Creo que Cellini fue un extraordinario escultor y orfebre pero me parece que fue un escritor mediocre. Aretino un vehemente.
      Saludos

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  4. Mi criterio en estas cosas es muy claro: me quedo con la obra de arte pero no con el "envoltorio", no sea que el autor sea un pendenciero, un sinvergüenza o algo peor. Te puede gustar Dalí, pero no necesariamente el hombre que pinta sus cuadros.
    Un saludo.

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    1. Sí, amigo Cayetano, creo que no debemos hacer mucho caso de los temperamentos de los artistas. Admiremos sus obras.
      Salud

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  5. Todos los artistas en general son la prueba viva de que nunca los tenemos que confundir con su obra, son dos cosas distintas y mientras ella puede ser excelsa, ellos pueden ser unos miserables, malvados o unos simples estúpidos. O viceversa, grandes y extraordinarias personas que desgraciadamente nunca han poseído la capacidad ni el talento de producir una obra digna. Las incursiones de los artistas en política han sido también habitualmente nefastas y han producido más desastres que los que pretendían remediar.

    El mismo Platón desconfiaba de los artistas a los que consideraba casi unos criminales y gentes de mentes perturbadas, engañabobos y charlatanes y proponía, en cambio, otorgar el mando de la República a los filósofos, en un claro ejemplo más de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.

    Cualquier cosa o ser puede convertirse en Dios y no estar sometido a ley alguna, y la cuestión no empieza en la Edad Media ni muchísimo menos, es tan anterior como el mismo ser humano. Desde los faraones egipcios que eran como Jesús, hombre y dios al mismo tiempo, como los emperadores romanos a los que a su muerte se deificaba. En la Antigüedad se deificaba también a las fuerzas de la naturaleza, desde los truenos hasta el trigo que los alimentaba. El mismo fenómeno del ídolo que es la viva encarnación del dios no ya solamente en un símbolo como dices, o en una idea, sino directamente en un objeto, en una cosa con forma o informe, una simple piedra, la misma piedra en sí, era Dios.

    En fin, la historia es vieja y así continuará.

    Un abrazo.

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    1. Amigo el peletero, yo también creo que no debemos confundir la obra con el artista. En este blog he puestos muchos ejemplos donde manifestaba mi admiración por las obras de arte con independencia del personaje que las había creado. Ejemplos de ello fueron Gesualdo, Dalí y muchos otros.
      Salud

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