Hacía más de cuatro años que no entraba en un supermercado. Creo que la última vez que entré en uno de estos establecimientos fue el verano de 2021. Entonces salí asqueado y me dije:
aquí no se puede estar, se me quitan las ganas de vivir.
Pues bien, está claro que soy uno de estos animales que tropiezan dos veces en la misma piedra, y hoy he tenido la mala experiencia de volver a meterme en uno de estos antros de colorines, ruido, luces fluorescentes, torpeza, mal gusto, mala educación, mezcla de olores y pestazos y a salir me repetí lo que decía aquel verano de 2021 "se me quitan las ganas de vivir".
Parece que ni el supermercado ni yo hayamos cambiado demasiado.
jajajajaja...Es que el hombre, lo verás mañana en la entrada de Tot, es el animal que tropieza cien veces en la misma piedra, tu solamente dos, pero vas en camino....jajajaja
ResponderEliminarPD: Los supermercados no cambian, como la comida, se trasforma, y de agradable, equilibrada y aromática, ya sabes que pasa a pestilente.
Un abrazo
Además, Miquel, si va con el telefonillo en las manos, mirando el mundo por la pantalla, todavía tropieza cien veces más.
EliminarSalud
Un supermercat, per a un immigrant acabat d'arribar, deu ser el més semblant al paradís.
ResponderEliminarHi ha supermercats i supermercats, Consum és un supermercat molt net, polit i endreçat. Dona gust comprar-hi.
Una altra cosa són els centres comercials mastodòntics, un horror autèntic on no aguanto més de 15 minuts.
Salut
Amic Puigcarbó, suposo que deu com tú dius, tanmateix tothom té una idea particular de com deu ser el seu paradís.
EliminarNo conec quasi bé res dels supermercats, hi he estat molt poques vegades i prou que m'empenedeixo.
Salut.
Me identifico y lo hago extensivo a varios ámbitos, los bancos y oficinas públicas, por ejemplo.
ResponderEliminarAbrazo!!
Amigo Carlos, hay muchos establecimientos que te invitan a quedarte en casa o a marcharte a una isla recóndita donde no te alcance la mala educación ambiental.
EliminarAbrazos.
jajaja imagínate q tuvieras que hacer la compra en tu casa jajaja menudo suplicio para ti ...En realidad te comprendo , a mí tampoco me gustan , bueno , en realidad no me gusta comprar en general y además soy más compradora ...voy pin, pan , cojo lo q necesito a toda velocidad y salgo pitando, como tú, tengo suerte y me suelen hacer la compra y como a ti, sin embargo , tb meencanta cocinar ...Sabes a quién le rechiflaba el súper? A mí madre en sus últimos años. Andaba con muchísima dificultad , sin embargo, agarrada al carrito de un súper !revivía! . Fíjate q yo odio los súpers, pues los últimos años con ella íbamos toodos los domingos ( En Portugal abren) como quien se va al gimnasio ...ni fisio , ni ningun ejercicio mejor, ejercitaba la mente, piernas y brazos ...yo era su pinche, le sujetaba las bolsitas en la frutería y ella iba escogiendo la fruta una a una con todo el.mimo...Creo q ahí volvía a sentirse útil , a ser ella, después nos íbamos a comer por ahí , otra cosa q la hacía disfrutar muchísimo ...buffff me está entrando la nostalgia d ella ...perdón, mejor lo dejo ya ..un beso y buenas noches FRANCESC!
ResponderEliminarQuerida María, en casa compramos prácticamente todo por internet: alimentación, productos de limpieza, higiene, parafarmacia, ropa, cosmética, productos y utensilios para la casa, tenemos la suerte de que nuestra interlocutora conoce nuestras tallas, nuestros gustos, la forma de cortar el pescado, etc. es un servicio estupendo y comodísimo que no entro en detalles por discreción.
EliminarLo que cuentas de tu madre me ha gustado mucho, entrañable. Aquello sí que era una señal de vitalidad. ¡Aplausos para las señoras animadas y para sus hijas animosas!
Un fuerte abrazo.
¿Sabes que a ciertos individuos produce malestar, dificultades de visión, retorcijones intestinales y mal humor estar un rato en el seno y coseno de unos grandes almacenes? Doy fe de ello. Sin embargo hay gente que se siente alguien, cuando precisamente un espacio como ese te despersonaliza del todo, te pone al mismo plano que los objetos de mercadería.
ResponderEliminarNo sabía de estas molestias que a ciertos conciudadanos les pueden producir los grandes almacenes, me refiero a los retortijones y las dificultades de visión, pero no me extraña. A mí me ocurre que cuando he entrado en un supermercado se me quitaban las ganas de vivir, el mundo a mí alrededor pierde sentido, todo se me hace inútil, me parece entrar en el mundo de las desgracias, el espacio desaparece entre los envoltorios de los productos, la mala educación se solidifica, el ruido es urticante, tremendo amigo mío, tremendo.
EliminarSalud
No tengo quien me vaya a comprar. Lo hago todo por Internet, sobre todo desde 2020, aunque lo del pescado lo llevo peor, no como tú. Pero no solo eso. No me gustan las tiendas y voy lo menos posible. Me da especialmente angustia ir a comprarme unos pantalones, porque nunca salgo con ellos puestos como sería mi deseo. Detesto que me tomen medidas y me den un tiquet para volver la semana siguiente, momento en el que tampoco me van bien (he engordado algo desde los últimos que compré, que fue antes del confinamiento). Por otra parte, las librerías (que tantos cánticos alabanciosos reciben), me abruman enormemente con sus colorines y portadas de libros efímeros que nunca leeré. Los libros que me puedan interesar nunca están y hay que pedirlos. Por tanto, me abastezco también por Internet. Sé que todo esto es una putada para el comercio tradicional si todos actúan como yo, pero yo no he venido a este mundo para salvarlo de nada. Sorry.
ResponderEliminarHe conocido y he visto «en vivo y en directo» a personajes como a la madre de María, y me encanta la vitalidad que toman cuando se ponen al mando de un carrito de la compra. Sé que la madre de María (que EPD) era todo un personaje. Alguna vez nos habló de ella. Estoy seguro —teniendo la hija que tiene— de que era una mujer con una elegancia natural innata, no en vano de tal palo tal astilla. Dudo que fuera como la Supermarket Lady de Duane Hanson, de 1970...
[img]https://arte4312uprm.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/03/criticademichelle3.png[/img]
Un abrazo
Sobra [img] y [/img]. El enlace está entre esos dos paréntesis que utilizo para incrustar imágenes en mi blog.
Eliminarhttps://arte4312uprm.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/03/criticademichelle3.png
Amigo GranUribe, desde bastante antes de la pandemia que lo compramos todo por internet, lo hacemos a través de una persona que conoce nuestros gustos (alimentación, parafarmacia, cosmética, higiene, productos de limpieza, utensilios, ropa para la casa, algunas prendas de vestir, zapatos...) Para la ropa de vestimenta voy a algunas tiendas que ya me conocen, saben de mis gustos, de mis tallas y ellos mismos me hacen los arreglos.
EliminarLo que cuenta María es un buen ejemplo de vitalidad y de buen y voluntarioso acompañamiento de nuestra amiga María.
Uff, qué foto más tremenda la del enlace. Esta es una de las cosas que pasan en un supermercado, cuando ves un panorama lleno de señoras llenas que empujan carritos llenos de envases llenos, pues a mí se me quitan las ganas de vivir.
Salud.
Los supermercados son el templo del mal gusto y la perdición, no hay caso.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Amigo José A. apenas he pisado un supermercado y, las pocas veces que lo he hecho, me he puesto de mal humor y he salido con la convicción de no volver nunca más.
EliminarSalud.
Francesc:
ResponderEliminarno me queda otra que ir a los supermercados, pero los centros comerciales sí que los evito.
Visitar mercadillos sí era más o menos una visita agradable, pero desde hace unos años hacia acá, todos los puestos tienen exactamente lo mismo. En verduras y frutas sí se puede encontrar algo interesante de precio y de calidad.
Salu2.
Amigo Dyhego, he conseguido evitar los supermercados, los centros comerciales y los mercadillos, me valgo de la compra "on line", por ahora ningún problema ni en la calidad ni en el servicio.
EliminarSalud