La ambición, la vanidad, el amor y la lucha por la provisión del pan son motores más eficaces que mueven el mundo.
A modo de cita repito aquellas palabras de Dante cuando dejó a Beatrice en el Paraíso y decía: l'amor che move il sole e l'altre stelle.
De todos estos motores me referiré a la vanidad que mueve a poetastros, a artistas de la provocación, a lechuguinos que se miran al espejo y a influencers que se miran en la pantalla. Su engreimiento beneficia a editoriales, fabricantes de ropa, compañías de telefonía y laboratorios de galletitas para adelgazar.
Desde el aburrimiento del Paraíso, Beatrice contempla cómo se divierten todos ellos mientras se desconocen los unos a los otros.
Los engranajes del motor se van desgastando y la energía se consume poco a poco. Unos ven como su ambición va menguando y otros contemplan como su vanidad va encajando los golpes que le propina el principio de realidad.
Cuando la ambición y la vanidad se desgastan y van cediendo el paso al anonimato, los artistas de la palabra, del pincel o de la pantalla se hacen más desconocidos y sus corazones se llenan de melancolía. Ya no hay adulación ni likes.
Ahora delante del espejo sueltan una lagrimita y se repiten: « Ya no me conoce nadie»
El desconocimiento se convierte en olvido.
Vivimos tiempos convulsos en los que priva la imagen frente a los hechos.
ResponderEliminarEl hombre hoy es el idiota especializado: influencers, yotubers, experto comentarista...
La Ética estudia los actos del individuo, y ya sabes, Aristóteles señaló que hay dos tipos de hábito, aquellos que se decantan por el sacrificio, la voluntad, el buen hacer, al que denominó virtud, y el otro hábito, su antítesis, o sea, vicio.
No sólo lo físico, lo contable, lo que "se ve" puede ser vicio, también al hecho al acostumbrarse a ser "importante", a que te abran la puerta del coche, a que te reserven el palco, a que te pongan la alfombra roja, a que te otorguen una Visa Black, puede llevar a la vanidad y a no pisar tierra.
Es curioso lo fresco que uno mantiene en la memoria a las personas como Mandela, como Tierno Galván, como Mugica, a pesar del paso del tiempo, y a su vez, lo que cuesta recordar el nombre del último payaso/a que han trincado y está a la espera de jucio por malversación.
Un abrazo
Salut
Amic Miquel, supongo en en casi todas las épocas de la historia, los vanidosos se meneaban de aquí para allá con aspavientos, palabrería y vestimentas más o menos estrafalarias se movían los cortesanos, los hidalgos de vía estrecha y los charlatanes como hoy se mueven influencers, yotubers, expertos comentaristas...
EliminarSiempre la vanidad ha producido beneficios a los espabilados que han sabido aprovecharse de los vanidosos. No sé si Aristóteles calificaba la vanidad como un vicio, sí que sé que fue uno de los males que salieron de la caja de Pandora y se esparcieron por todos los confines del mundo.
Sí, sí, la vanidad no solo proviene del dinero, creo que hay muchas otras causas que la producen, evidentemente la fama, los privilegios, las prebendas concedidos sin motivo, los gestos de sumisión del prójimo, etc.
Hemos visto casos de personas honradas y humildes, personas íntegras de moral y buenas acciones que contrastaban con individuos vanidosos.
Salud.
Trop belle
ResponderEliminarmixage ,
avec le
melancolie,
et le
simplicite .
Sí, Orlando, la melancolía, para desgracia del vanidoso, viene y sustituye a la vanagloria.
EliminarSalud
De Blaise Pascal se han sacado casi tantas frases como de Churchill. La verdad es que ambos decían cosas con cierto sentido. Hay una que no sé si es de Pascal o atribuída a él o inventada que más o menos reza así: «Como no estamos satisfechos de la manera de vida que llevamos en nosotros y en nuestro propio ser, pretendemos vivir una vida imaginaria en la imaginación del prójimo. Y así nos esforzamos por parecer como creemos que los otros deben juzgarnos. Trabajamos sin descanso para conservar y embellecer este ser imaginario y olvidamos nuestro ser verdadero».
ResponderEliminarEsta sentencia del presunto Pascal siempre me recuerda lo siguiente: Tuve un amigo, que ya falleció, que tenía fama de divertidísimo, ligaba mucho por eso. El tipo en el cara a cara era un muermo y estaba muy acomplejado, pero tenía buena memoria. En una noche con una copa de más me confesó que tenía una libreta en la que anotaba todos los chistes que oía, y su lectura por la noche consistía en aprenderse todo ese "material" de memoria para recitarlo en las reuniones, en general poniendo acento andaluz, que queda más gracioso.
Un abrazo
Probablemente la frase sea de Pascal, es muy de su estilo.
EliminarAlgunos convierten lo que es una pura ilusión de su espíritu en una forma de vida. Acompañan su mundo ilusorio
-llamémosle fantasmagoría- con un comportamiento de gestos, palabras que muchas veces molestan aunque a ellos les complazca, quiero decir que se les ve el plumero.
Salud.