La tortilla de ajos tiernos estimula los sueños nocturnos. Esta magnífica y civilizada elaboración culinaria activa la creación surreal. Con la ingesta de una tortilla de ajos tiernos, el subconsciente se libera y después de la duermevela, las imágenes oníricas aparecen meneándose dentro de la atmósfera nocturna.
Son insomnios invertidos que fluyen con el crepitar de las estructuras de acero y el ronquido de las tuberías, con ellos, componemos un mundo surreal de elefantes de patas delgadas y moscas estratosféricas.
El estímulo creativo que produce la tortilla de ajos tiernos es especialmente intenso en las zonas próximas al mar y si además sopla un viento suave de tramontana, entonces es cuando adquiere su máxima eficacia. Por las montañas y campos de tierra adentro, las imágenes se desvanecen como nubes de azufre glas.
Cuando a la tortilla se le añaden langostinos, jamón, espinacas, habas o elementos acuosos como los espárragos trigueros, todo decae, ya de nada sirven los relojes blandos, ni los rostros con manzanas, ni los ojos heridos a navaja..., entonces, en la noche de los sueños, ninguna realidad subconsciente nos ampara.
El automatismo pierde ingravidez y la imaginación formal se hunde y se convierte en puro dato.
La tortilla de ajos tiernos es un conglomerado de alicina y jirafas elásticas, de niacinas portentosas y constelaciones mironaianas, de tiamina disuelta en la mirada de Max Ernst. Los ajos tiernos troceados son el embrión riboflaviano de los cadáveres exquisitos.
La tortilla de ajos tiernos es un manjar tan civilizado como los chismes y la repostería. Es tan real como el mundo surreal.

Caramba, no me desagrada, pero no a nivel tan sublime.
ResponderEliminarLos ajos tiernos habrán de ser de cercanía, pues si vienen de lontananza perderán su frescura, y con ellos el sabor; y los huevos, comestible sagrado en estos tiempos, a poder ser, de gallinas anarcas, o sea, en libertad y a su aire.
Supongo que no admitirás mucha sal, ya se sabe, la sal no ennoblece los artículos, mas bien los deseca y conserva.
No sé con qué licor regarás la culinaria tortilla, pero no le haría ascos a un brut nature reserva Juve & Camps, siempre que se mantenga muy fresco, casi helado y la copa sea acampanada, de buen cristal y sin labrar.
Bon profit ¡
Salut
Amic Miquel, los ajos tiernos deberían ser del Prat de Llobregat y los huevos que sean de gallinas que no hayan padecido bulling y que no tengan el carácter demasiado melancólico. Sal poca. Con estos ingredientes conseguirás una tortilla exquisita.
EliminarEl cava lo dejo a tu elección, a mí me gusta el Kripta gran reserva de Agustí Torelló, desde luego la copa acampanada de cristal liso y el mantel que no tenga estampados, si acaso una pequeña cenefa.
Chin, chin y salud.
¡ Kripta gran reserva de Agustí Torelló !..igualico que a Mayte ¡¡¡¡
EliminarYo, siempre le añado también, junto con los ajos, pimiento verde picado. Una delicia.
ResponderEliminarEso sí, no puedo asegurarte que los pimientos, añadan algún tipo de onirismo. A no ser que lo consiga como diría en catalán: ¡Per pabrots!
Amic Ricard, no la he probado con ese picadillo de pimientos verdes. "Per pebrots que haurà de quedar bé"
EliminarBon profit.
Creo , que no lo
ResponderEliminarsoportaría, un
saludo .
Amigo Orlando, es cuestión de probarlo, los ajos verdes son un manjar.
EliminarSalud.
Tortilla de ajos tiernos. Debe ser el título de una película de Buñuel.
ResponderEliminarEn todo caso, qué rica está.
Saludos
Amigo Cayetano, te puedo asegurar que la tortilla de ajos tiernos es buenísima, casi que estoy convencido de que Buñuel la había degustado más de una vez.
EliminarAbrazos.
Suelo seguir a rajatabla tus recomendaciones culinarias, por ejemplo el pan tostado con ajo, aceite ¡y chocolate!, ese que tanto gustaba a Isaac Albéniz. Con frecuencia esos consejos vienen adobados con el ambiente en que deben ingerirse si se quiere alcanzar el éxtasis. En este caso, aunque me gusta mucho la tortilla de ajos tiernos, reconozco que no la he tomado hace tiempo, pero eso es porque a veces me olvido de cocinar ciertos platos. Pues bien, me propongo hacerla en cuanto compre esa liliácea en su versión juvenil. Aunque no la tomaré sometido a la tramontana (no sabía que existiera en versión suave, pensé que siempre era furiosa), espero que me provoque sueños surreales en modo Magritte, que de los reales ando bien surtido, por desgracia. Ya solo el aromático olor que despiden esos ajos al freírlos puede ser un buen anticipo de lo que vendrá luego, según tú. Gracias por el consejo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Gran Uribe, es un plato sencillo y de gran eficacia culinaria. Me gusta mucho.
EliminarSalud y buen provecho.
Francesc:
ResponderEliminar¡qué rica la tortilla de ajos tiernos!
Cuando vuelva al súper, si no están muy caros, lo mismo compro una gavilla. Me ha entrado hambre!
Siempre me he preguntado de qué se esconde el hijo del hombre.
Salu2.
Amigo Dyhego, seguro que te lo pasarás muy bien con la tortilla de ajos tiernos. Buen provecho.
EliminarSupongo que el "hijo del hombre" de Magritte lo que pretende es ocultar su cara de enfadado.
Saludos
Maaadre mía, mi querido FRANCESC!! menos mal que esta deliciosa tortilla tuya, es de ajos tiernos y no de setas alucinógenas, porque entonces, se le caerá la manzana la hombre del bombín de Magritte y esos elefantes de patas de insecto delgadísimas y moscas dalilianas que consideraba musas, desplegarían inmensas alas de mariposa monarca y en lugar de migrar en enoorme bandadas desde Canadá a Méjico, saldrían de tu ordenador barcelonés irradiando fragancias deliciosas que atraería a todos, cual flautista de Hamelin jajaja así que si cuando salgas esta tarde a pasear encuentras una hilera de alelados hilarantes camino de tu casa, ya sabes el motivo ; ) Un placer, como siempre, mil gracias y un beso FRANCESC!
ResponderEliminarPD
Te dejo una cestita llena de Psilocybe gallaeciae que es un hongo alucinógeno que se da por aquí, para que lo machaques en el mortero y fumigues a la clientela que se dirige a tu casa para que duerman la sienta y no te molesten demasiado : )
Querida María, te aseguro que la tortilla de ajos tiernos es un manjar exquisito. No quiero imaginar los efectos una tortilla de setas alucinógenas, seguro que bajo estos efectos veríamos volar los elefantes tal como moscas dalinianas y asustarían al flautista de Hamelin, de hecho al flautista tampoco se inmutaría demasiado, continuaría leyendo la Fenomenología del Espíritu, que como que no lo entiende, lo va leyendo una y otra vez.
EliminarGracias por la cestita.
Abrazos mil.