jueves, 25 de septiembre de 2025

Joaquín Crispín Martínez Oginaga e Inurrete o Inurreta

 


A Joaquín Crispín Martínez Oginaga e Inurrete -a veces Inurreta- (1719-1789) le afectaba mucho el gótico florido de la Catedral Primada de España. 

Pensar que en aquella catedral había abjurado Recaredo y ver aquellas piedras solemnes le producían una impresión que le distraía de su cometido de organista. La afectación iba en aumento los días calurosos de agosto. Se sentía mal bajo los ornamentos del gótico tardío.

Tocaba el órgano, no quiso aceptar el cargo de racionero y se marchó.

Fue a Burgos, allí también le afectaba la arquitectura. Los vitrales de la catedral le producían una muy buena impresión. Tocaba el órgano y sobre las teclas veía los reflejos de los vitrales. Procuraba no distraerse y recordaba el chirimiri de su ciudad natal -el chirimiri ayuda a relativizar, tal que un enorme chaparrón no es más que un chirimiri que ni moja ni deja de mojar.

Un acorde, un registro, una resonancia y la reverberación de las notas sobre las piedras góticas se mezclaban con el cromatismo de los cristales.

La arquitectura y los vitrales inspiraban a Joaquín Crispín Martínez Oginaga e Inurrete y, manos al pentagrama, compuso un número determinado de obras de las que sólo se conservan un Paso sobre el octavo tono, tres fugas, algunas sonatas, dos minués y poca cosa más.

13 comentarios:

  1. Algo más que sé, pues de esta persona no había escuchado hablar nunca.
    Menos mal que estás aquí para ilustrarme.
    Me ha gustado el enfoque que le has dado al organista, y comprendo porqué quiso marchar ante tanto arte flamígero.
    Yo tampoco aguanto mucho dentro de algunas iglesias.
    Un abrazo
    Salut

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    1. Amic Miquel, don Joaquín Crispín es un compositor bastante desconocido, me habló de él el mestre Ángel Colomer del Romero.
      Salud

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  2. Conclusión: nada como un buen ambiente -temperatura, iluminación, mobiliario...- en el lugar de trabajo para que tu rendimiento sea eficaz. Creo que las vacas lecheras que tienen música en el establo dan más leche. Espero que no sea esa infamia a la que llaman reguetón.

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    1. Amigo Cayetano, creo que las empresas embotelladoras de leche deberían decir en el envase qué música escuchaban las vacas que produjeron la leche allí envasada.
      Si fuera la infamia del reguetón, seguro que la leche sería tóxica.
      Saludos.

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  3. Por gótico
    tardío,hay
    que
    entender
    neogótico?,
    la iglesia de
    Arucas,es
    neogótica,
    porque se
    empezó a
    construir
    en 1909,

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  4. Respuestas
    1. No, Orlando, por gótico tardío entendemos aquel estilo isabelino o flamígero que se dio en España cuando el Renacimiento estaba en auge por ejemplo en Italia.
      El Neogótico es del siglo XIX, una especie de romanticismo nostálgico.
      Salud

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  5. Si es que estar en un lugar apacible y de nuestro gusto inspira la creación, o simplemente nos conduce a la vida sosegada y adornada por ínfimos placeres que nos hacen muy felices.
    Y sobre la música y su influencia, hay ganaderos, al menos uno en Suiza, que tiene durante el día música de Bach y Mozart en los establos. Las vacas dan un tercio más de leche que las otras. Crispín compuso poco, pero no importa, fue feliz seguramente en esos momentos de inspiración.

    Un abrazo

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    1. Sí, Marga, Joaquín Crispín Martínez Oginaga debía ser un músico feliz, las molduras y los vitrales le inspiraban y él tan contento con el órgano.
      Abrazos.

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  6. Reconozco que no había oído hablar en mi vida del organista Crispín Martínez Oginaga e Inurrete, y eso que tenía que ser bueno, no en vano era de Bilbao 😍). Eso muestra lo enciclopédico de mi incultura.

    Hizo mal en huir del sirimiri de allí para echar el ancla en el secarral de Toledo. Pero una vez en esa ciudad, creo que cometió un error en marcharse de la Catedral Primada de España. Su "Transparente" «bien vale una misa» y mil conciertos de órgano. Esta es una página del Esquema de la Arquitectura Europea, de Pevsner, a quien gustaba especialmente esa zona de la catedral, de ahí que le dibujara esta sección:
    https://pbs.twimg.com/media/E-__ofCWQAEYisH?format=jpg&name=medium

    Según cuentas, Crispín se fue a Burgos. No era una mala opción —otra catedral que bien vale una misa— para tocar, por ejemplo, la música de Antonio de Cabezón y, de paso, visitar el pueblo natal del susodicho, Castrillo de Matajudíos (creo que ya no se llama así). En Covarrubias tienen el órgano más antiguo de toda Castilla y suena yo creo que demasiado bien. Lo sé de buena tinta, porque de un concierto de Cabezón salí de la Colegiata con la cabeza como un bombo. Suerte que me recuperé rápido con unas morcillas de Briviesca.
    Un abrazo.

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    1. Don Joaquín Crispín, rechazó el cargo de racionero y se marchó de Toledo.
      El dibujo de Narciso Tomé es muy bueno.
      Creo que a ese compositor no le gustaban las ideas del siglo XVIII y prefería guarecerse bajo el gótico de las catedrales.
      Salud.

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  7. El texto propone una evocación literaria de la figura de Joaquín Crispín Martínez Oginaga e Inurrete, organista y compositor del siglo XVIII, fijándose menos en datos musicológicos que en la sensibilidad estética y vital del personaje. No estamos ante una semblanza estrictamente biográfica, sino ante un retrato poético que entrelaza su experiencia musical con la impronta espiritual y sensorial de la arquitectura gótica.

    Francesc sitúa a Joaquín Crispín frente a las catedrales de Toledo y de Burgos, subrayando cómo el esplendor gótico no le era indiferente. Más bien lo afectaba profundamente: en Toledo, el "gótico florido" y las resonancias históricas —como la conversión de Recaredo— acaban por distraerle de su función de organista. En Burgos, en cambio, los vitrales proyectan sobre su ánimo una impresión positiva, luminosa, hasta el punto de que los reflejos de los cristales dialogan con las teclas del órgano. Se establece así un contraste entre la opresión del "gótico tardío" toledano y la inspiración cromática que le llega en Burgos.

    El texto sugiere que la música de órgano no suena en abstracto, sino que se funde con el espacio arquitectónico que la recibe: acordes, resonancias y reverberaciones se alían con la verticalidad pétrea y la luz coloreada de los ventanales. La descripción otorga un aire sinestésico: sonido y color, resonancia y vitral configuran una misma experiencia estética que impulsa al músico a componer.

    Aparece también la nota costumbrista y lírica del "chirimiri", evocación personal que funciona como contrapunto al exceso monumental del gótico. La lluvia leve relativiza lo solemne y lo convierte en natural, en cercano, recordándole un ritmo vital más doméstico frente a la grandiosidad catedralicia.

    Saludos.

    La enumeración final de su obra —un Paso sobre el octavo tono, unas fugas, sonatas, minués y poco más— confronta la riqueza espiritual de sus vivencias con la modestia de lo conservado. Es un cierre melancólico que apunta a la desproporción entre la intensidad de la experiencia vivida y la permanencia histórica de su música.

    En suma, se trata de un texto que más que reconstruir hechos, poetiza la relación entre un organista poco recordado y la atmósfera de las catedrales góticas, mostrando cómo la arquitectura, la luz y la memoria personal modelan la inspiración artística.

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  8. Estimado Joselu, tu comentario me parece extraordinario y muy afinado, te lo agradezco mucho.
    El análisis que haces me parece acertadísimo. Hablas con buen criterio de "un retrato poético que entrelaza su experiencia musical con la impronta espiritual y sensorial de la arquitectura gótica."
    Don Joaquín Crispín Martínez Oginaga e Inurrete vivió en tiempos en que se cocinaba el pensamiento ilustrado, en pleno Siglo de las Luces y él, que sin duda conocía aquellas luces de la razón, se inclinó por otras luces, parece que sus composiciones estaban más afectadas por la luz de los vitrales.
    Saludos.

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