Polly Apfelbaum
La semana que viene se celebra el Día del Libro (la fiesta de Sant Jordi -la rosa y el libro-). Este día se venden muchos libros, pero parece que el resto del año, por lo que dicen los libreros, cada vez se venden menos libros.
Expongo
una decena de razones que pueden explicar la caída de las ventas de
libros. Se quejan editores y libreros y reclaman un mayor
fomento de la lectura.
1)
Pérdida de capacidad de comprensión lectora.
La capacidad de comprensión lectora ha caído por los suelos, lo
confirman los informes PISA y muchos maestros se ríen de ellos y los
políticos dicen que la culpa es de la inmigración.
2)
Los libros son caros, cuestan más que un vermut de
garrafa.
3)
Se publica mucha literatura de pésima calidad. Se
publican demasiados títulos. Cada hora se publican en España diez libros nuevos, muchos de ellos son
puras insignificancias literarias que llenan las estanterías, ¡Ojalá! se
publicaran menos libros y de mejor calidad.
4)
No interesan los libros, no se pueden comer ni esnifar.
No me imagino a un diputado esnifando un libro. Es indispensable saber que lo que dicen los libros entra por la vista y no por la boca o la nariz.
5)
El fomento de la lectura está contaminado por las
ideologías. Se han creado muchos organismos oficiales para el
fomento de la lectura y tal ha sido el resultado que he llegado a
creer que estos organismos ha sido solamente unos chiringuitos.
6)
Las redes sociales suplantan a los libros.
Los mensajes que leemos en las redes sociales recorren el éter,
suben de la tierra a un satélite de comunicaciones, luego vuelven a
bajar a la tierra y llegan al artilugio que llevamos en las manos y
ahí podemos leer consignas sobre los beneficios de la
sostenibilidad.
7)
Ha bajado el tiempo de atención necesario para la
lectura de un escrito. Según estudios recientes se ha demostrado que
el 78% de los lectores son incapaces de prestar más de 12 minutos de
atención a un texto.
8)
Carencia de referentes culturales, si un lector
pretende leer un texto que versa sobre algo que ocurre en Francia,
debe saber que la torre de Pisa no está en Francia y saber que
Napoleón no conocía al sacristán de Calatayud. Tampoco iría mal
que el lector supiera que Calatayud no es un guiso de un cocinero
famoso, sino que es una ciudad española y que España no está en
Francia. Para entender un texto es necesario saber algunas cosas.
9)
Está mal visto leer un libro en una fiesta rave. Los
jóvenes que leen ligan poco.
10)
Las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA), suelen
cuestionar las lecturas recomendadas por los maestros. Sé de buena
tinta que muchos de estos padres y madres no han leído los libros
que se recomiendan y aún así emiten su juicio censor.
He
hablado de libros y, naturalmente, debo decir que admito las lecturas
por ordenador, los libros electrónicos, las tablets y otros
artilugios, faltaría más.
Aunque
se diga que se venden pocos libros, cabe añadir, que aun así,
actualmente se venden más libros que nunca y se lee más que nunca.
También se come más que nunca aunque sean argamasas de comida
basura.
Parece
ser que en épocas pasadas se leía bastante poco, debido
principalmente al índice de analfabetos que era superior al de
ahora.
Con
el paso del tiempo también ha cambiado el concepto de analfabetismo,
antes se consideraba analfabeto al que no sabía leer ni escribir,
actualmente se admiten como personas "alfabetizadas" a los
que no entienden nada de nada y se toleran 17 errores ortográficos
por línea de texto.